El abandono y el maltrato animal continúan siendo noticia aunque cada vez hay más campañas e iniciativas que intentan concienciar de la importancia del respeto y cuidado de los animales. Una labor que tiene mucho que ver con la educación y que es más efectiva cuando se realiza desde las edades más tempranas. En este contexto, muchos colegios han introducido este tema como parte de la formación humanística de los alumnos y ya se ven los avances.

«Antes buscábamos oyentes y ahora vienen a escucharnos», explica Carmen Manzano, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, que detalla que la Protectora comenzó contactando con los colegios para dar charlas y difundir su mensaje, pero ahora son ellos quienes no paran de recibir visitas de escolares, con casi una cada semana. Visitas como la que realizaron al final del primer trimestre 70 alumnos de 2º de Primaria del colegio El Pinar que acaban de realizar un proyecto de aprendizaje cooperativo que les ha permitido sensibilizarse ante el abandono animal.

Se trata del tercer curso en el que se lleva a cabo este proyecto, que como explica la profesora y tutora Lourdes Molina, permite a los niños aprender «teniendo un gran contacto con una realidad social», en este caso el grave problema del abandono y maltrato de animales.

Sin embargo, la peculiaridad de esta iniciativa educativa centrada en las mascotas es que no se realiza de forma aislada, sino que se utiliza como vehículo conductor para cubrir los objetivos curriculares. «Se trabajan las troncales: lengua, matemáticas, ciencias naturales y sociales, pero también el inglés, un poco de robótica, alemán y francés e incluso la educación física. Cada vez más materias van entrando en el proyecto», explica Lourdes Molina, que detalla por ejemplo que al contar el dinero recaudado en una campaña para la Protectora los pequeños aprendieron conceptos matemáticos o ampliaron su vocabulario en diferentes idiomas con términos relacionados con las mascotas.

En cuanto a la materia de robótica, las sesiones de programación básica a través de piezas de Lego se dedicaron a construir una especie de recinto para el cuidado de los animales.

Por su parte, el profesor de Educación Física, Jorge Laplana, trabajó con los alumnos ejercicios y dinámicas de clase inspiradas en un circuito canino y movimientos de los animales para conectar la práctica física con el hilo central de este proyecto, en el que también participan las profesoras Lidia Cotillas y Alicia Otero, además de los titulares del resto de las materias citadas.

Aprendizaje constructivista

Una cooperación docente que es básica en este tipo de aprendizaje constructivista en el que el alumno construye de forma activa su conocimiento a partir de su propia forma de ser, pensar e interpretar la información. Un método que forma parte de la filosofía del colegio El Pinar.

«Tú planteas a los niños qué saben del tema y les preguntas qué les gustaría aprender. Ellos te dicen sus inquietudes», cuenta la profesora Molina y añade que es un método que hace que los niños se motiven y que repercute directamente en los resultados del aprendizaje.

En el marco de este proyecto, los alumnos de este centro educativo de Alhaurín de la Torre han contribuido también a la divulgación con charlas a sus familiares y en el propio colegio para concienciar a los compañeros de Secundaria de la necesidad de ser responsables con los animales y evitar el abandono. Una práctica que les permitió aprender a hacer una presentación en público. «Superaron la vergüenza con la motivación que les daba saber que estaban ayudando a los animales».

Además, también han llevado a cabo una campaña para recaudar dinero con el que la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga podrá comprar vacunas. En total, en los tres años que lleva en marcha este proyecto, El Pinar ha donado 500 euros para esta causa.

Una aportación más para ayudar a la importante labor que realiza la Protectora, que como apunta Carmen Manzano, está «permanentemente desbordada» «Tenemos unos 900 animales, cuando nuestra capacidad es de unos 250. Esta época es la peor porque acaba de terminar la temporada de caza», detalla. La concienciación avanza pero aún queda camino por recorrer.