Llegó hace más de cincuenta años a Málaga, donde comenzó su trayectoria profesional como médico. En ese momento, no se imaginaba que la ciudad que lo recibió también reconocería toda su trayectoria profesional, siempre ligada a su esfuerzo y trabajo volcados en la donación de sangre. Isidro Prat, médico especialista y exdirector del Centro Regional de Transfusión Sanguínea, recibió ayer el título de Hijo Adoptivo y la Medalla Ciudad de Málaga en reconocimiento a su fértil carrera médica e investigadora como hematólogo. La vida del CRTS comenzó de la mano de Isidro en 1983 y desde entonces, este médico catalán no ha parado de fomentar la donación de sangre y la investigación .

Ahora, ya jubilado desde el pasado octubre, sigue teniendo las cosas claras: «Seguiré ligado a este movimiento y ayudando en lo que pueda en labores de investigación y docente, estaré a su disposición».

Desde el primer momento, formó parte de la creación del que hoy es conocido como el Centro Regional de Transfusión Sanguínea, ¿supuso un antes y un después en la red sanitaria andaluza?

Fue un gran cambio. A partir de su creación, todos los recursos se reunieron en un solo centro y ello posibilitaba tener unos controles de calidad mucho más exhaustivos que los que había antes, garantizaba poder llegar a toda la población que lo necesitase, abarcar nuevos retos como el tener medicamentos específicos, etc. Y todo ello fue posible gracias al esfuerzo de todos los profesionales que decidieron crear un centro independiente que atendiera todas las necesidades de toda la red sanitaria de la provincia, ya fuera un centro público o privado. Se convirtió en el CRTS de todos los malagueños.

¿Cómo fueron los avances tras la apertura del CRTS?

Antes el donante de sangre no tenía una referencia, ni tampoco el receptor. Ahora, sí lo es para todos los ciudadanos, estén donde estén, y lo más importante, sangre de calidad. Gracias a esta apertura, se posibilitó el crecimiento de vertientes como el banco de tejidos y el abastecimiento de este producto tan necesario.

El CRTS no sólo es pionero en donación de sangre, sino que también lo es en algo que ha sido una gran revelación dentro de la sanidad, el cordón umbilical.

Exacto. Nuestro centro no sólo es referente en transfusión sanguínea, no hay que olvidar que también lo es en tejidos y células. Nosotros fuimos pioneros en incorporar el banco de cordón umbilical y en utilizar estas células, aportando valor a ese tejido que antes después del parto se desechaba. Hemos logrado dar el salto y convertirnos en referentes en donación de este tejido, no sólo en España, sino a nivel europeo y mundial.

Se han hecho numerosos llamamientos respecto a la donación. Uno de los más recientes fue el caso de Pablo Ráez. ¿Qué le pareció el movimiento que generó?

Me siento muy orgulloso de cómo España entera reaccionó ante el caso, pero sobre todo por Pablo y lo que consiguió. Este chico, una gran persona joven y mediática que tenía muy claro que lo que él quería era informar a la población de que hay algo muy importante que se puede hacer por los demás y ser donante de médula ósea. Y lo decía muy claramente, «esto no lo pido para mi sino para quien le haga falta». Llegó a todo el país y se convirtió en un referente que consiguió dar luz a un tema tan importante como es el de la donación de médula ósea.

Tras toda esta larga carrera profesional que lleva a las espaldas, ¿hay algún reto o aspecto que siempre le recuerde el porqué decidió ser médico?

Los médicos tenemos un reto diario, el paciente con el que tenemos que tratar y para el cual tenemos que dar con fórmulas, a veces no convencionales y que tienen que adecuarse. Y de esto, la mayor satisfacción y lo que nunca se olvida es el tener pacientes que te ven por la calle y te agradecen todo el trabajo que has hecho por ellos. En algunos casos, no sólo somos médicos, sino confidentes e incluso amigos. Estos son los retos y las alegrías que nos llevamos los médicos que, como yo, somos vocacionales.

¿Cómo se siente tras recibir la Medalla Ciudad de Málaga?

Abrumado, pero agradecido por ese reconocimiento. Pero desde mi más sincera opinión, esta medalla no es sólo mía, sino de todo el equipo y colaboradores que componen este Centro Provincial de Transfusión Sanguínea, Tejidos y Células de Málaga. Pero, sin lugar a dudas, esta gran medalla va dedicada a ellos, a todos los donantes de médula, tejidos, sangre, córnea, etc. que han hecho posible que el centro sea referencia nacional, pero que los malagueños también lo sean.