Celia Villalobos. Su nombre tiene entidad propia. En Málaga, pero también a nivel nacional. Por primera vez en más de treinta años, dejará de ostentar un cargo público. A punto de cumplir los 70 años, una de las figuras más longevas que ha dado de sí la democracia española, se retira de la política. Era un secreto a voces dentro del PP. Pero el partido le brindó la oportunidad de anunciar su retirada por boca propia, antes de que llegaran las preguntas incómodas relacionadas con su inclusión o no en las listas del PP para las elecciones generales del próximo 28 de abril. Villalobos eligió este miércoles para anunciar su marcha. Lo hizo fiel a su estilo, sin grandes concesiones a la especulación y siendo franca. Su marcha, así lo dejó claro, está directamente relacionada con el ascenso al poder en el PP de su actual presidente, Pablo Casado. «Alguien tenía que ser la figura de los que han perdido y soy yo», resumió sin mostrarse excesivamente preocupada por ello.

En realidad, Villalobos supo que su momento había llegado el mismo día en el que quedó derrotada en el Congreso Nacional del PP Soraya Sáenz de Santamaría. En su apuesta descarada para que fuera ella quien sucediera a Mariano Rajoy, no se molestó por mantener las pulsaciones bajas. En ningún momento recortó en sus críticas a Casado, del que dio a entender que estaba llevando al partido al flanco de la extrema derecha, sacando al PP de su hábitat natural dentro del espectro ideológico. Villalobos siempre se ha sentido cómoda en el centro y en el momento más álgido de la batalla interna situó a Casado fuera de sus márgenes políticos: «Yo creía que él no era de extrema derecha, pero sí lo son muchos de quienes le rodean y le han dado su apoyo». La victoria de Casado sobre Sáenz de Santamaría supuso la sentencia definitiva de Villalobos. Más que su edad, que nunca ha sido contemplada por ella como un motivo de retirada. El despido fulminante de su marido, Pedro Arriola, fue un anticipo. En Génova daban por amortizada a Villalobos. Una de las primeras decisiones que tomó Casado fue sacarla de la Diputación Permanente del Congreso, donde la había colocado Rajoy. Un primer ajuste de cuentas para dejar claro que se le estaba abriendo la puerta de salida. El último y definitivo llegó esta misma semana, con la designación de Carlos Rubio como nuevo presidente del puerto de Málaga. El nombre de Villalobos se había barajado entre la terna de posibles sustitutos del socialista Paulino Plata. Casado no lo iba a permitir y premió a Rubio, que sí se había decantado desde el minuto uno por él. Incluso, por encima del criterio de la dirección provincial del PP de Málaga, que se había mostrado leal a Sáenz de Santamaría

Que Villalobos anunciara su retirada en un plató de televisión y no en la sede del partido muestra lo alejada que estaba ya de la vida del partido. Más fuera que dentro. Sin acogerse ya a la disciplina de partido, ha convertido en los últimos meses el programa Espejo Público en su principal altavoz. Al igual que hizo ayer. Sin la salida del puerto de Málaga, vetada en las listas al Congreso y al Senado, anunció su adiós de la política activa. A pesar de los acontecimientos de estos meses, Villalobos aseguró que no le da ya trascendencia a su marcha. «No me importa», sentenció. No sin reivindicar antes lo que ha sido su trayectoria tanto política como ideológica. En el último apartado, no siempre en concordancia con la marcada por el partido. Villalobos es defensora abierta del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sus posturas chocan abiertamente con las que se defienden ahora por parte de la dirección nacional. «He tenido muchas diferencias con mi partido en el aborto, matrimonio gay y cuestiones sociales, pero me he mantenido», reiteró ayer. En votaciones sobre estos asuntos, Villalobos se llegó a saltar incluso la disciplina de partido. «A los presidentes sucesivos, quizás, muchas cosas de las que hacía no les gustaban», añadió. Entre las muchas páginas que dejó escritas Villalobos, una sigue abierta en el Ayuntamiento de Málaga. El actual alcalde, Francisco de la Torre, accedió por primera vez a la alcaldía en sustitución de Villalobos, cuando ésta se fue como ministra de Sanidad con José María Aznar.

No hubo reacciones a la marcha de Villalobos en el PP de Málaga. El silencio se apoderó de sus actuales dirigentes. Ni el presidente provincial, Elías Bendodo, ni el propio De la Torre, que ayer estuvo en Madrid, se pronunciaron sobre la marcha de Villalobos. Tampoco vino nada desde la cúpula en Madrid. Sí tuvo palabras para la política malagueña el actual portavoz del PP-A, José Antonio Nieto. «Una importante pérdida para el partido», así resumió su marcha, tres décadas después de entrar en la esfera política.