La despedida de Celia Villalobos de la política activa marca el final de un ciclo de la política malagueña, ya que desde que en 1986 fuese elegida diputada por Alianza Popular al Congreso de los Diputados su figura ha estado muy presente en el devenir del PP de Málaga y en la actualidad nacional. La polémica ha sido siempre una de sus armas políticas. Difícil de clasificar o encasillar, Villalobos cultivó la imagen de verso suelto del PP, de progresía en un partido que nació anclado en las profundas raíces conservadoras de AP y que la presencia de la malagueña sirvió para quitarse parte de esa imagen.

Nacida el 18 de abril de 1949, esta funcionaria del Estado destacó dentro del PP por su enorme popularidad en Málaga, con un estilo que rompía el envaramiento de los políticos de su generación. Sus posiciones en temas sociales, como el aborto o la legalización de los matrimonios entre homosexuales, chocó con la dirección del partido en numerosas ocasiones, siendo pública su disconformidad con muchos de los planteamientos del PP. No en vano, llegó a romper la disciplina de voto en el Congreso en dos ocasiones o ausentándose de forma notoria en el momento de la votación para evitar pronunciarse.

Villalobos también ha tenido una fuerte vocación de tertuliana, participando en numerosos debates televisivos o como tertuliana habitual. No han sido pocos las polémicas que ha generado en televisión, como el duro choque que tuvo con Pilar Rahola en 2011.

Aunque la mayor parte de su vida política se ha desarrollado en el Congreso de los Diputados, sus dos principales hitos políticos fueron alcanzar la alcaldía de Málaga en 1995, poniendo fin a 16 años de gobierno socialista con Pedro Aparicio. Fueron unas elecciones muy abiertas, con contrincantes de mucho peso político en el PSOE e IU, como Eduardo Martín Toval y Antonio Romero. Aunque ganó las elecciones, no logró la mayoría absoluta, pero la falta de acuerdo entre el PSOE e IU le abrió la puerta al PP a acceder a la alcaldía, que ha retenido hasta ahora, primero con Celia Villalobos hasta el año 2000, tras revalidarla con una amplia mayoría absoluta, y luego con Francisco de la Torre.

En el año 2000 dejó la alcaldía para hacerse con la cartera de ministra de Sanidad, en el segundo gobierno de José María Aznar. Su mandato al frente de esta cartera, de dos años, estuvo marcado por la descentralización de la Sanidad y la polémica, cuando en plena crisis sobre las 'vacas locas' recomendó a las amas de casa hacer caldo con huesos de cerdo y no de vaca.

Desde entonces ha seguido liderando las listas al Congreso por Málaga y ocupando varios puestos en la Mesa del Congreso y Junta de Portavoces. La polémica le ha seguido acompañando, como cuando se refirió al "tema de los tontitos" para tratar la integración laboral de personas con discapacidad, cuando fue 'cazada' jugando al Candy Crush durante una sesión en el Congreso o el "Vamos, Manolo" "¡Venga, coño!" a su conductor cuando esperaba que llegase a recogerla.

El final de su carrera política viene de la mano del ascenso de Pablo Casado, que ganó las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP y a la que apoyó desde el primer momento. A partir de ese momento, Villalobos ha ido perdiendo protagonismo conforme iba entrando el nuevo equipo de Casado, que además ha dado un giro a la derecha al partido que dejaba a Villalobos fuera de la corriente mayoritaria. Eso, unido a la pérdida de apoyos internos, ha llevado a que la malagueña renuncie a presentarse en las listas al Congreso de cara a las elecciones generales del 28-A.