En su misión por apoyar la innovación, la Universidad de Málaga cuenta con un Taller de Mecanizado que, desde 1998, ha diseñado y creado cientos de prototipos avanzados para alumnos, profesores, investigadores y también para empresas externas, con el objetivo de resolver los problemas que les planteen en el campo del diseño mecánico, biomédico, la psicobiología e incluso para veterinarios.

Utilizando tecnologías de última generación, entre las que se encuentran las famosas impresoras 3D, el taller está equipado para ofrecer servicios de diseño, construcción, montaje, reparación y mantenimiento de prototipos de dispositivos mecánicos para la investigación, con una gran diversidad de posibilidades de tamaños, formas y materiales. Además está gestionado y apoyado técnicamente por el grupo de Investigación de Ingeniería Mecánica de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales.

«Desarrollamos cosas que pueden ser muy simples y rápidas a prototipos muy complejos que requieren de más dedicación. Desde un portamuestras a una moto, entre otros», señala Juan Antonio Bascuñana, uno de los ingenieros técnicos que supervisa y trabaja en este espacio de los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación de la universidad que se encuentra, ubicado en el edificio OTRI del Parque Tecnológico.

La mayoría de veces, explica Bascuñana, los investigadores acuden al taller porque encuentran problemas en el diseño de sus proyectos. Allí piden consejo y ayuda para construir algún mecanismo que pueda servir para proseguir con el trabajo. Aunque, el técnico del taller apunta que en estos caso suele tratarse de ingenieros de la facultad de industriales, mecánica o telecomunicaciones que tienen nociones de diseño. En otras ocasiones, acuden químicos, o físicos que no saben diseñar pero que tienen en mente algún prototipo innovador. En estos casos son los propios técnicos quienes diseñan algo que se adapte a las necesidades.

«En el taller diseñamos y fabricamos todo tipo de prototipos de investigación, aunque también hacemos todo tipo de material para los laboratorios de la universidad. También desarrollamos muchos proyectos de fin de grado o de tesis doctorales de los alumnos», comenta el técnico.

Además, desde 2008 en el taller apuestan por impresión 3D como método para crear piezas. En este año incorporaron una máquina de tecnología FDM, para modelar piezas y en 2016 consiguieron incluir la impresora 'Polyjet Stratasys Object 260 Connex3', uno de los equipos más avanzados del mercado y que tiene una resolución de 16 micras que permite realizar prototipos de gran precisión e incluso combinar diferentes gamas de colores y materiales de distintas durezas.

«Esta máquina nos permite hacer cosas con un grado de exactitud altísimo», detalla Joaquín Fernández, otro de los ingenieros técnicos del taller que acompaña a Bascuñana.

Aparte de las impresoras, el taller también cuenta con máquinas por arranque de viruta, como son tornos y fresadoras, manuales y de control numérico; un equipo de electroerosión, para hacer cavidades que por su ángulo o dureza por fresado no se puede; soldadura eléctrica, TIG, MIG/MAG y por puntos, y cortadora y plegado de chapas que componen las infraestructura técnica del Taller de Mecanizado de la UMA.

Entre las últimas creaciones que se han desarrollado en el espacio, destacan una mano robotizada articulada para la rehabilitación o una carcasa experta para proteger un equipo de medición de la calidad del aire, que los técnicos del taller fabricaron para un grupo de estudiantes de ingeniería industrial como proyecto fin de carrera, dirigidos por el profesor del departamento de Ingeniería Mecánica Álex Bataller.

Exoesqueleto

Carlos David González ha sido uno de los alumnos del profesor Bataller que ha conseguido llevar a cabo en el Taller de Mecanizado la fabricación de un exoesqueleto para cuatro dedos de la mano, que sirve como dispositivo para las personas que necesiten recibir rehabilitación después de una operación. El motor que tiene el aparato se adapta a la falange y permite que el paciente mueva los dedos, para que su recuperación sea más rápida y menos dolorosa.

Este proyecto era su trabajo de fin de grado, aunque después de haber conseguido crearlo físicamente a través de la impresora 3D, se ha convertido también en su proyecto de fin de máster. «Gracias al taller los alumnos tenemos la ventaja de ver la realidad de lo que creamos en el papel. Este aspecto es fundamental para verificar si lo que estamos haciendo está bien hecho o no. Por eso mismo, tras realizar mi proyecto de fin de grado de la mano robotizada articulada para rehabilitación, ahora puedo mejorarla en mi proyecto de fin de máster», explica el estudiante.

Además, con este profesor, el taller también ha tenido la oportunidad de innovar y hacer creaciones de lo más extravagantes. Bataller recuerda que hace cuatro años crearon una «paticleta», una bicicleta que en vez de ruedas contaba con patas. Sin embargo, el profesor señala que su línea de investigación se centra ahora en crear un exoesqueleto para conseguir un mecanismo que permita que una persona que tenga una lesión en una pierna andar cuanto antes. «Ahora mismo hay tres alumnos que están desarrollando esta idea. Ellos se encargan de crear la motorización y el mecanismo de la pierna y cuando acaben, se llevará al Taller de Mecanizado para validar si el proyecto tiene futuro, una vez que se imprime», apunta Bataller.

De este modo, el profesor de ingeniería mecánica señala que el taller se ha convertido en una forma de «poder llevar la teoría a la práctica» para los alumnos del grado. «Es muy interesante tener un taller con impresoras 3D y que los alumnos puedan tener acceso a él. De esta forma pueden practicar lo que han estado estudiando y diseñando durante la carrera. En muchas ocasiones pueden entender, al ver el resultado, que algo que creían que era correcto era equívoco y de esta forma aprenden a ser mejores en lo suyo», comenta.

Joaquín Fernández, ingeniero y técnico del Taller de Mecanizado, corrobora este aspecto, ya que los estudiantes que acuden al taller con sus diseños aprenden de primera mano cómo se confeccionan y cómo pueden mejorar sus proyectos. Además él mismo confiesa que le hubiese gustado, cuando era alumno, haber disfrutado de un taller como este. «Este es un proceso muy didáctico que no se aprende en las clases teóricas. A través de estos prototipos avanzados estamos innovando para el futuro», concluye.

@marinapmarqu