El año 2030 no está tan lejos como parece y por eso, ahora más que nunca, hay que reforzar el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y cumplir con las medidas establecidas en el Acuerdo de París y la Agenda del Cambio Climático a través de la acción local. En este sentido, el fundador y director del Foro Global de la Nueva Economía y la Innovación Social (NESI), Diego Isabel, apuesta firmemente por Málaga para que lidere el ejemplo de ciudad que, en plena globalización, pone en el centro de su modelo económico a las personas y al planeta.

¿Por qué es necesario transformar la economía actual ?

Todos los problemas que tenemos actualmente han sido generados por el modelo económico. Por ejemplo, las grandes migraciones son provocadas por guerras que están motivadas por la economía. Claro que este modelo ha traído cosas buenas pero está demostrado que en 200 años no hemos acabado ni con la desigualdad, la pobreza, la inmigración o el cambio climático. Necesitamos apostar por una nueva economía.

¿Cuál es la apuesta de NESI?

Queremos que Málaga lidere el ejemplo de cómo tendrán que ser las ciudades en 2030. El objetivo es demostrar cómo desde lo local podemos crear una nueva economía más cercana, más humana y sostenible con el planeta, integrando modelos que ya existen como la economía circular o la economía social, entre otras.

¿Qué hay que hacer para conseguirlo?

Hay que trabajar en tres niveles: empresas, administraciones y ciudadanía pero sobre todo hay que mirar el talento que tiene la ciudad. Ya hay empresas que producen de manera ética, con productos orgánicos, respetando los derechos humanos o entidades que son innovadoras y ponen a las personas en el centro. Es importante ver qué tenemos y qué debemos tener para potenciar lo local. La administración tiene que convocar a los agentes económicos, sociales y a la ciudadanía y entre todos saldrán las acciones.

¿La ciudadanía está preparada para estos cambios?

A través de un estudio que hemos hecho con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sabemos que los ciudadanos no conocen los nombres de las nuevas economías pero sí saben las propuestas. No saben lo que es economía circular pero saben que es mejor reutilizar . No saben qué es la economía social pero saben que hay que dar trabajo digno a todas las personas sin importar su origen o capacidades. El mensaje se entiende, el reto es activar a la ciudadanía para aplicarlo en su trabajo, en su empresa o en lo que se consume.

¿Cuál es el mayor reto?

El principal es que en el futuro se consuma menos y mejor. Darnos cuenta de que no nos hacen falta diez camisas si tenemos cinco y son de algodón ecológico y las ha fabricado una empresa que garantiza que no ha habido esclavitud ni explotación laboral. Consumir tiene que estar acorde con nuestros valores y este cambio viene desde la apuesta por el consumo local. Hemos llegado a un punto en el que compramos naranjas de Sudáfrica cuando aquí tenemos; exportamos aguacates a Bogotá cuando allí tienen e incluso hemos olvidado qué es consumir de temporada.

¿La globalización es el culpable?

Vivimos en un mundo global y no podemos escapar de ello. Si ese mundo nos hace olvidarnos de las personas y las cosas que tenemos al lado, tenemos un problema. Ojalá en todas las ciudades se entienda que lo local puede producir e intercambiar productos, hacer un consumo colaborativo y a la vez relacionarse de modo humano. Hay que globalizar lo local.

¿Cómo será Málaga en 2030?

La Málaga de 2030 tendrá tiendas donde los productores locales vendan sus productos. Habrá cooperativas de consumidores y todos los productos serán ecológicos y de cercanía. Si apostamos por el desarrollo sostenible en 2030 volverán las cooperativas textiles en Málaga y habrá moda en tendencia hecha con productos reutilizados, en base a la economía circular y a tecnología que nos permita producir sin consumir recursos. En el sector de la vivienda todo lo que se construya será bio constructivo, es decir, con productos de la zona, ya hay empresas que lo hacen. Los techos de las viviendas nuevas y de las que ya están serán verdes y habrá entidades financieras locales. La energía y la movilidad serán totalmente sostenibles y habrá cero emisiones y cero humos. No cuesta imaginárselo porque son cosas que ya suceden a pequeña escala. Solo hay que apostar por estas iniciativas y replicarlas.