La Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga denuncia la saturación que sufre en sus instalaciones en estos momentos, ya que desde el final de la temporada de caza -a principios del mes de febrero- no han parado de recibir avisos continuos para atender a perros que han sido abandonados, tras servir a los cazadores en sus jornadas. Además, la entidad apunta que los avisos se dan, sobre todo, en los barrios de Campanillas y el Puerto de la Torre, de donde aseguran que reciben llamadas «a diario».

Solo en este mes de febrero, la protectora de Málaga estima que han podido rescatar 50 perros de caza, entre los que destacan los podencos, bretones y bodegueros. Los perros de caza suponen el 65 por ciento del total de los animales en las instalaciones, y las cifra ascienden si se suma el resto.

Hace unos cuatro días, la protectora de animales recogió de urgencia a una camada de 10 podencos que estaba abandonada en la zona del Bajo Guadalhorce a la intemperie. Al día siguiente recibieron un aviso para sacar del Centro Zoosanitario Municipal otros seis cachorros.

La presidenta de la protectora, Carmen Manzano, denunció que estos últimos animales estaban en un «estado lamentable y deplorable» y que en el mismo centro le confirmaron que los cachorros eran de una persona que vive en los Montes de Málaga y que de forma continua lleva allí las camadas. Algo que, señaló, «suele ocurrir a menudo».

«Como administración deberían poner freno a esa situación. Los animales estaban en un estado lamentable, te acercabas a ellos y sin tocarlos chillaban. Con solo un mes y medio. Imagínate qué le han podido hacer», explicó Carmen Manzano a La Opinión. Además, la presidenta aseguró que «esto es continuo, muchas veces tienes la sensación de que damos los gatos y los perros castrados para evitar la sobrepoblación y que somos como una gota de agua en el océano porque se permite contínuamente que los cazadores sigan criando. Esto así no puede ser».

Además de la lacra que suponen el abandono y el maltrato de estos animales, Manzano apuntó que cuando termina la temporada de caza, los perros que se quedan en los campos y montes pueden llegar a formar jaurías y atacar a las personas. «Pasa siempre. Los perros más fuertes, como los podencos camperos que se usan para monterías (cacerías de jabalíes), cuando dejan de estar bajo el control del cazador forman jaurías y pueden ser muy peligrosos. Están acostumbrados a cazar y tienen que sobrevivir», alertó.

Ante esta situación, la presidenta de la protectora de animales insistió en que hay que poner sanciones mayores ya que «el sacrificio cero sin abandono cero es imposible». Además de repetir que los refugios están saturados, según la responsable «a la administración como siempre le viene estupendamente que le saquemos las castañas del fuego».

Una Junta «más sensible»

Por ello, Manzano apuntó que espera que el nuevo Gobierno que se inicia en la Junta de Andalucía «sea más sensible con esta situación» y pueda ayudar a resolverla, y propuso que comiencen a imponer «penas más duras y lógicas», ya que las actuales «no se cumplen».

«A muchos maltratadores de animales les imponen multas de mil euros y al final no las pagan. Si se ponen penas de 150 euros y además ejecutivas, como las multas de tráfico, la administración cobraría», explicó y añadió que «no es por cobrar, sino porque a la gente lo que le duele es el bolsillo».

En este sentido, la Protectora de Animales de Málaga propone que estas multas puedan revertir en las propias protectoras ya que actualmente existe muchas «deficiencias», además de la saturación que existe en todos estos centros.