Un informe interno del Ayuntamiento de Málaga, elaborado por la empresa Urban Clouds y Correos sobre el conocido como Proyecto Curmos, determina que el impacto del tráfico rodado sobre la calidad del aire en la capital de la Costa del Sol es muy bajo. Los datos de este análisis se expondrá el próximo lunes en la Comisión de Transparencia.

Las siglas Curmos provienen de Correos Urban Mobile Sensor, que es un proyecto municipal, y el sistema por el que se mide la calidad del aire, gracias al cual se implantaron 40 appmosferas en ciclistas voluntarios en febrero de 2018, estaciones con estos dispositivos en tres edificios (Tabacalera-Polo Digital, edificio de Usus Múltiples y en la urbanización el Candado sin contacto directo con el tráfico, entre mayo y junio de 2018) y otros 15 Curmos más (así se denominan en el estudio) en 15 carritos de carteros de Correos, desplegados en otras tantas rutas, lo que se llevó a cabo el agosto de 2017.

Los datos del informe han sido contrastados pro este periódico con una fuente experta en la materia para facilitar su comprensión entre los lectores. Así, los niveles de calidad generales globales son moderados en la capital, lo que significa que «los niveles de concentración no son perjudiciales pero tampoco son magníficos. El resultado es igual a neutro», indicaron las fuentes.

Así, los niveles de CO (monóxido de carbono) y de NO2 (dióxido de nitrógeno) son excelentes, con bajo nivel de contaminación, excepto momentos y áreas puntuales, explican los expertos en su análisis. Ambos gases provienen o son generados en su mayor parte por el tráfico y, en gran medida, su concentración puntual más elevada se da en determinadas horas y días, debido precisamente a que proceden de la intensidad del discurrir de los automóviles, más acusada a primera hora y última hora de la mañana y en zonas como el entorno del Centro Histórico. «En picos concretos, se elevan estos niveles, lo que es completamente normal, porque dependen mucho del tráfico», señala.

El O3, es decir, el ozono es un gas precursor que se crea al descomponerse el dióxido de nitrógeno al irradiar su luz el sol, de forma que «con mucho NO2 no hay ozono y, si no hay NO2, sí lo hay», explican las fuentes consultadas. Este elemento, por tanto, también deriva del tráfico y es habitual que esté alto, sobre todo en verano, por el sol, «pero aun así hay poco». En este caso, «los niveles son excelentes, con bajo nivel de contaminación, excepto en momentos y áreas puntuales», dice el informe, que presenta tres conclusiones más en cuanto a las llamadas PM (partículas de diverso grosor que proceden del tráfico y de aportes naturales como por ejemplo los granos de arena del desierto del Sáhara, muy habituales en Málaga).

Es decir, y sin descontar en el caso del estudio el aporte natural (algo que se hace o debe hacerse por ley), en cuanto al PM10 (micrometros) el nivel de contaminación es moderado y en relación al PM2,5, los niveles de contaminación son altos. En este caso, y en relación a estas partículas, los datos del estudio no deben ser tenidos en cuenta porque no se descuenta el aporte natural y, además, explican las fuentes consultadas, estamos acostumbrados en la ciudad a respirarlas, más que los habitantes de otras zonas.

Se ha cubierto un 90% del entorno urbano con este estudio.