Si El Maradona y El Zocato pidieron clemencia en el último segundo, sus verdugos no llevaban de eso en los bolsillos. No hubo piedad para dos narcos que no compartieron negocios, sólo profesión, apodos zurdos y una muerte prematura. Acabaron siendo la diana de sendos sicarios de una organización sueca cuya tarjeta de presentación en la Costa del Sol ha hecho historia en la lucha contra el crimen organizado en España. Fueron ejecutados a la vieja usanza por traiciones diferentes, pero el jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) Costa del Sol, Antonio Rodríguez Puerta, reconoce que durante su trayectoria no se había cruzado con unos esbirros tan contundentes como los nórdicos y que la desarticulación del grupo, mayoritariamente de origen árabe, ha evitado que la espiral de violencia continuara. Igual vaciaban un cargador en una cabeza que reducían a cenizas un negocio, si bien su obra maestra fue fabricar escombros en el casoplón de un narco en Benahavís y en el discreto lavacoches en San Pedro Alcántara que regentaba junto al gimnasio de su amigo Maradona con dos potentes bombas que estallaron en menos de una hora: «Han importado de su país el narcoterrorismo con explosivos, una actividad que aquí no se conocía».

El inspector jefe de la Policía Nacional señala a Malmö. La tercera ciudad sueca es escenario de una guerra de bandas que desde hace años mantiene en jaque a las autoridades escandinavas. La batalla, que también salpica a Estocolmo, incluye coches bomba, granadas y kalashnikov. También fallecidos, heridos, amenazados de muerte y perseguidos por la justicia. Motivos suficientes para que muchos criminales cruzaran Europa de frío a caliente con un gran espíritu emprendedor. El destino, la Costa del Sol, cumplía con todas las expectativas que giran alrededor del hachís de Marruecos y de la cocaína que entra por el puerto de Algeciras, la droga más rentable y que más sangre derrama. La especialidad del negocio es el matarile y la banda, liderada por dos parejas de hermanos, aterrizó en Marbella con muy buen cartel. Los encargos no tardaron en llegar.

Antes de ser ejecutado en Marbella a los 36 años delante de sus hijos, David Ávila era una figura emergente en el negocio de la coca, donde según la élite de la lucha antidroga ya era capaz de mover pedradas de entre 200 y 300 kilos. Sofian Ahmed Barrak, ceutí asesinado a los 34 años cuando llegaba a su casa de Estepona, era un peso pesado del Campo de Gibraltar. Muy conocido en las dos orillas por introducir con planeadoras miles y miles de kilos de hachís y por haber sido el enemigo íntimo de su paisano El Nene hasta el punto de que se le relacionó con la misteriosa desaparición del que fuera considerado el traficante más influyente y mediático del Estrecho. Aunque la especialidad de Sofian era el hachís, sector en el que los problemas se suelen resolver de otra manera, los agentes no pueden descartar que tuviera negocios más ambiciosos que le llevaron a meterse con quien no debía.

-¿Quién hizo esos encargos?

-Es la pregunta. Alguien muy fuerte motivado por una gran deuda.

El muro de silencio levantado por familiares, amigos y colaboradores de las víctimas para barajar enemigos es infranqueable. En las cloacas suena que detrás de la muerte de Ávila hay un grupo colombiano, hipótesis que hasta ahora no tiene consistencia policial. El propio Maradona se hizo el sueco con los agentes cuando estos ya habían puesto sus ojos en él y le preguntaban por la gravedad de los avisos que recibía. Les respondía que se habrían equivocado de objetivo, que él era una gran persona y no tenía enemigos, pero luego tomaba medidas de contravigilancia constantemente.

Como para no sentirse amenazado. El 25 de marzo los sicarios robaron un todoterreno y lo empotraron en el gimnasio que tenía en el polígono de San Pedro Alcántara antes de meterle fuego al local. Fue tras este ataque cuando la Udyco consiguió ponerse sobre la pista de los suecos. La madrugada del 8 de abril, tras una tentativa fallida anterior al ataque del gimnasio, consiguieron destruir el Heaven, el chiringuito de Estepona que Ávila compartía con un socio que casualmente murió esa primavera en un extraño accidente de tráfico en Dubai. Fue el último aviso.Tarifa máxima

Los investigadores estiman que la organización podría haber pedido entre 50.000 y 100.000 euros por unas ejecuciones tan desproporcionadas como precisas. Con estos ingresos se permitían alquileres de 2.000 euros en urbanizaciones de lujo de Marbella y Estepona. Vivían con bastante orden, una bendición para la conciliación familiar de los agentes que realizaban las vigilancias. «A las once o a las doce se recogían ellos y nosotros», bromea Rodríguez. Consumidores de hachís y cocaína, no presumían de tren de vida. Se movían en discretos coches alquilados y trataban de no llamar la atención cuando se iban de fiesta o visitaban prostíbulos. Pero el trabajo es el trabajo y a la Udyco también le constan desplazamientos hasta Málaga capital para practicar en una conocida galería de tiro.

La policía destaca la habilidad que demostró el asesino de Ávila. Le acribilló la cabeza y el pecho en el asiento del conductor sin herir a la mujer ni los dos niños, que también estaban dentro del coche. Y el momento que el motorista eligió para eliminarlo. El sábado 12 de mayo, a plena luz del día y nada más salir de la iglesia en la que su hijo pequeño acababa de hacer la primera comunión, Maradona era muy vulnerable. Los agentes tienen claro que alguien le vendió. En el caso de El Zocato todavía les sobrecoge la frialdad con la que el pistolero le pega el tiro de gracia en la cabeza a sabiendas de que su objetivo estaba muerto. Una cámara de seguridad grabó ese gesto. Al encapuchado, que llegó y se fue en bicicleta, no le importó esperar hasta las 3.40 de la madrugada del 20 de agosto para sorprenderlo cuando llegaba a su casa.

Tres días antes, la Guardia Civil resolvió en nueve horas otro crimen salvaje en Mijas. Dos narcos suecos fueron retenidos y torturados por varios compatriotas que buscaban información sobre un alijo de droga. La fuga de una de las víctimas precipitó la ejecución a tiros de su compañero y los sicarios huyeron en el coche del fallecido. Con la ayuda de la policía sueca, los tres autores fueron identificados e interceptados cuando intentaban llegar a Algeciras y saltar a Marruecos. La investigación continuó hasta destapar en Estocolmo una polivalente organización dedicada al narcotráfico y al blanqueo. El jefe del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Málaga explica que, en principio, ninguno de los dos bandos tienen relación con la organización que asesinó a Maradona y Zocato ni con el Escuadrón de la Muerte, otro grupo asentado en la Costa del Sol y que ha sido desarticulado en dos fases tras detectar los agentes que tenían intención de asesinar a una persona en la provincia de Málaga de forma inminente. Los tres detenidos, los dos últimos hace apenas dos semanas, fueron localizados por la Guardia Civil en Barcelona al intuir su detención, son ciudadanos suecos de origen somalí muy conocidos en su país por tráfico de drogas, blanqueo de capitales y ajustes de cuentas.