Mas del 70% de las camareras de piso que trabajan en los hoteles arreglando las habitaciones admite recurrir a la automedicación mediante el consumo permanente de fármacos antiinflamatorios y analgésicos con los que combatir el dolor derivado de su actividad, según un estudio publicado este miércoles por el sindicato CCOO. Estas empleadas afirman sufrir dolores en diversas partes del cuerpo, sobre todo en rodillas, codos, muñecas, espalda y hombros. El informe se ha elaborado a nivel nacional a partir de las encuestas que maneja el Ministerio de Sanidad y reuniones propias del sindicato con el colectivo de camareras de piso en diversas provincias, entre ellas Málaga, donde trabajan unas 4.000 personas en esta categoría laboral.

El informe, elaborado por el responsable confederal de drogodependencia de CCOO, José Rodríguez Valdés, ha sido presentado com motivo de la celebración en Málaga de la jornadas "La salud laboral de las camareras de piso (automedicarse no es la solución)". El sindicato ha afirmado que esta situacion deriva de la excesiva carga de trabajo que sufren estas trabajadoras, agravadas a partir de la crisis económica, y ha denunciado que "mientras el sector turístico rompe cada año récord de visitantes, las condiciones laborales no mejoran". Así, cuatro de cada diez trabajadoras presenta síntomas depresivos y el 95% sufre síntomas claros de ansiedad, junto a otro 74% con problemas de falta de concentración y un 82% que refiere "falta de energía".

"Se ha pasado de limpiar entre 15 y 16 habitaciones diarias por trabajadora a hacer 25 o 26", han comentado el responsable nacional de Turismo y Hostelería del sindicato, Gonzalo Fuentes, y los responsables de Servicios en Andalucía y Málaga, Íñigo de Vicente y Lola Villalba respectivamente. Las camareras de piso, conocidas como las "kellys", representan casi la tercera parte de los 13.000 trabajadores que de media emplean los hoteles de Málaga.

El informe detalla que el alargamiento de la jornada laboral, la reducción de los días de descanso, la desaparición de la figura del valet (que ayudaba a las camareras de piso) y la "organización del trabajo mal diseñada" están detrás del consumo de estos fármacos. Hernias, lumbalgias, ciáticas, síndrome del túnel carpiano o tendinitis son algunos de los problemas muscoesqueléticos más frecuentes junto a problemas de tensión y en las vías respiratorias y, en general, un "envejecimiento acelerado". Además, el consumo permanente de estos fármacos tiene efectos secundarios nocivos para la salud como los problemas gástricos, arteriales y renales.

Valdés ha añadido que la situación laboral de este colectivo genera también problemas psíquicos entre las trabajadoras, entre ellos insomnio, estrés y ansiedad, miedo a sanciones y al despido, agotamiento psicológico e incluso depresión. "Se altera el sueño y empiezas a tener sensación de fatiga permanente", comenta el responsable de CCOO, que lamenta que los hoteles no inviertan en equipamentos que faliciten la tarea de estas personas como mecanismos mecánicos que ayuden a levantar los colchones de las habitaciones o a mover los carros de limpieza.

Además, el estudio advierte que del consumo de analgésicos y antiinflamatorios se pasa, con el tiempo, a los protectores gástricos y en algunos casos a los ansiolíticos. Además, según los datos de CCOO, el consumo de psicofármacos e hipnosedantes (antidepresivos, pastillas para dormir, etc) se da en el 15% de las trabajadoras a partir de los 35 años y llega al 22% en el tramo de edad de entre 55 y 65 años.

"Se trata de un policonsumo, ya que tomar algún medicamento les lleva a tener que consumir otros para paliar los efectos de los primeros. Y como no cuentan con una adecuada vigilancia en la salud, en la mayoría de los casos no son recetados por un profesional", apunta el informe, que señaa que en este caso funciona el "boca a boca" en la recomendación de estos fármacos, con mucho desconocmiento sobre la dependencia que pueden causar.

Los reponsables de CCOO han reconocido también que en los últmos años se han producido avances con el reconocimiento de enfermedades profesionales en este ámbito o con la firma el pasado año del nuevo convenio colectivo de hostelería de Málaga, que impide a los hoteles la externalización de estas trabajadoras. No obstante, Fuentes y Villalba han advertido de que muchos hoteles siguen sin aplicar el convenio y han reclamado a la Inspección de Trabajo que vigile al sector e imponga sanciones a los infractores.