"La política migratoria ha venido para quedarse". Esta ha sido una de las frases con las que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha querido transmitir la relevancia de las "relaciones de confianza" que deben establecer todos los países implicados en el fenómeno de la inmigración irregular. Desde los países de origen, a los de tránsito y de destino. El ministro, que ha inaugurado esta mañana en Málaga el 'VI Seminario sobre las operaciones conjuntas internacionales: Autoridad de Inmigración del Estrecho', organizado por la Guardia Civil y el Instituto Universitario de Investigación sobre Seguridad Interior (Iuisi), ha destacado los avances conseguidos en los últimos años en este sentido con países como Mauritania y Senegal y ha apelado a que la inmigración tiene que tratarse como "una política de Estado, no partidista".

Tras destacar el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Salvamento Marítimo tanto en el Estrecho como en el mar de Alborán, el ministro ha reconocido el aumento de la presión migratoria en estos puntos en los últimos años, aunque ha matizado que "no es una realidad ni una tendencia nueva" y ha hecho referencia a las 32.000 personas que en 2006 alcanzaron las costas canarias en la denominada crisis de los cayucos que supuso para España un punto y aparte en su lucha contra un fenómeno que, ha recordado, también se da por tierra y por aire, "pero en el mar se impone el rescate". "No es como entonces", ha advertido antes de recordar que "España también es un país de tránsito" porque "el 70%" de las personas que acceden de forma irregular al país siguen si camino hacia otros países de la Unión Europea. "España es la frontera sur", ha insitido para reclamar una mayor atención de Bruselas.

El ministro ha destacado el efecto huida como la principal causa de la migración irregular procedente de África y cómo afecta especialmente a mujeres y niños, pero ha insistido en la necesidad fortalecer los lazos con los países origen ante el aumento exponencial de la población africana prevista para los próximos años. Si actualmente el continente suma 1.270 millones de personas, se prevé que en 2030 alcance los 1.750 millones y en 2050, los 2.500 millones, el doble que ahora. Por último, dijo que el año empezó con unas cifras "no muy optimistas", pero en febrero y marzo ha habido entradas inferiores a los mismos meses de 2018, lo que ha atribuido al "encomiable" trabajo de todas las instituciones, con el que España demuestra que es un país "solidario, que trabaja unido sin ningún elemento partidista".