­La provincia de Málaga está firmando ya niveles de producción similares e incluso superiores a los de antes de la crisis tras la reactivación registrada en estos últimos años. Las primeras estimaciones referentes al ejercicio de 2018 lanzadas ayer por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) muestran que el Producto Interior Bruto (PIB) de Málaga a precios corrientes alcanzó el pasado año los 34.527 millones de euros. La cifra es la más alta de toda la serie histórica disponible en el IECA, que arranca en el 2008 (precisamente el primero de la recesión con un PIB entonces de casi 31.000 millones), lo que indica que la producción se mueve ya en valores parecidos a los del boom económico. Ya en 2016 y 2017 el PIB se movió en 31.200 y 33.000 millones respectivamente, cifras que en 2018 han vuelto a mejorar.

El avance del PIB de Málaga este pasado ejercicio sitúa a la provincia, un año más, como líder del crecimiento andaluz con un 3,1% de tasa de variación por volumen encadenado, por delante de Jaén (2,5%), Córdoba, Granada y Almería (las tres con un 2,4%), Cádiz (2,2%) y Sevilla (2,1%) y Huelva (1,4%). Málaga supera así también la media andaluza (2,4%).

Las cifras de coyuntura del IECA indican también que la provincia tiene ahora casi 660.000 puestos de trabajo, 22.000 más que el año anterior. La cifra, sin embargo, sigue por algo por debajo de la de 2008 (eran cerca de 670.000 y en años previos más). El crecimiento de la economía no posibilita, eso sí, que el mercado de trabajo carbure igual. De hecho, actualmente Málaga tiene 155.000 parados, el doble que antes de la crisis.

Al margen del ámbito laboral, la evolución económica de la provincia en estos últimos ejercicios es reveladora de la mejora económica. El PIB de Málaga, con la crisis, fue paulatinamente descendiendo hasta el entorno de los 27.800 millones en el ejercicio de 2013, que marcó la etapa más complicada. A partir de ese momento se inició un incremento que en 2017 ya permitió igualar los niveles de inicios de la crisis y ahora, en 2018, confirman la dinámica alcista.

El PIB a precios de mercado incluye la inflación, por lo que técnicamente puede que la producción real no sea todavía exactamente la misma que antaño. No obstante, teniendo en cuenta que la evolución de los precios ha sido moderada, las cifras del IECA sí pueden ser un indicativo de que Málaga recupera, en términos de producción, un músculo cercano a la época previa a la crisis.

Las cifras andaluzas, por otro lado, corroboran el protagonismo económico de Sevilla y Málaga en el conjunto de la comunidad. La provincia hispalense lidera el ranking y presenta un PIB a precios de mercado de 40.530 millones de euros a cierre del pasado año. La producción andaluza superó los 167.500 millones, por lo que se desprende que la economía sevillana aporta el 24,2% de PIB de la región y la malagueña otro 20,5%.

Estas tasas no quitan valor al calificativo de «motor económico» de la comunidad que Málaga se ha forjado desde hace tiempo ya que, según han afirmado en varias ocasiones fuentes del mundo empresarial y económico, Sevilla cuenta con una mayor aportación del segmento público a sus cifras de producción global y dispone además del intangible de ser la capital política e institucional de Andalucía, lo que provoca un efecto tractor para las grandes corporaciones. Por contra, la economía de Málaga basa mayormente su pujanza en el puro tirón del sector privado.

El peso de Málaga también se deja notar en el número de ocupados. Los cerca de 660.000 puestos de trabajo de la provincia suponen también una quinta parte del total del empleo de la comunidad (el 20,7%), y aumentan un 3,4% en relación al año anterior. Sólo Sevilla, con 758.600 puestos de trabajo, supera a Málaga.