El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha protagonizado esta tarde un primer gran acto de precampaña electoral en Málaga. Junta a la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, en el Hotel Barceló, ha apelado a una movilización masiva del electorado de izquierdas cara a las elecciones generales del 28 de abril. Esa es, según ha manifestado de manera reiterada, la receta para mantener al PSOE en La Moncloa. "La frontera entre el futuro y la involución es el voto", ha asegurado, en este sentido, situando las generales como una disyuntiva entre un gobierno de izquierdas, que trata de "incluir" y un gobierno de derechas, que solo "mira por los que piensan como ellos". "Hay que ganar, pero tiene que ser una gran victoria porque queremos ganar y también gobernar", ha especificado ante la mirada de Díaz, situada ahora en primera fila, pero que ya le había precedido con una intervención muy en sintonía con la de Sánchez.

Había esta tarde muchos focos puestos en Málaga. Suele pasar siempre durante los procesos de la configuración de las listas electorales. La paz interna en los partidos es sometida a una dura prueba y en no pocas ocasiones acaba hincando la rodilla. Es entonces cuando se rifan los puestos y las guerras internas se convierten en la seña de identidad de los partidos. Si a ello se le suman los antecedentes que acumulan Pedro Sánchez y Susana Díaz. Ambos han coincidido esta tarde por primera vez desde que Ferraz decidiera aplicar el corrector a las propuestas que llegaron del PSOE-A.

No fueron pocos los nombres que traquetearon y Díaz lanzó luego la un poco enigmática advertencia de «tomar nota». Rivalidad ficticia o no entre Sánchez y Díaz, no se dejó ver en Málaga, donde protagonizaron el primer gran acto de precampaña cara al crucial 28A. Ambos saben que los triunfos en el inminente ciclo electoral se han puesto caros y que seguir aireando diferencias sería un grave error que el futuro político de los dos se puede permitir. Sánchez se la juega al todo o nada. Pero también Díaz necesita cosechar buenos resultados en las municipales del 26 de mayo para reforzar su posición y espantar los fantasmas de aquellos que prefieren buscarle un recambio.

De vuelta netamente al acto, en la intervención de Sánchez, que ha durado 34 minutos, el candidato socialista ha anticipado a grandes rasgos las claves de su futuro programa de gobierno si obtiene la confianza mayoritaria. Así, se ha comprometido a la derogación de la reforma laboral y a la eliminación del copago para los pensionistas. Medias, todas ellas, englobadas en esa "manera diferente en la que la izquierda interpreta la realidad". Ante unos 800 militantes y simpatizantes, según la organización, con muchas personas que no han podido entrar al completarse ya el aforo, Sánchez también ha arremetido contra el PP y Ciudadanos, culpando a ambas formaciones de haber bloqueado durante los últimos nueve meses todas las iniciativas del PSOE en la Mesa del Congreso. Además, culpó al PP, Ciudadanos y Vox de carecer de ideas concretas. "La derecha tiene más siglas que ideas", ha dicho, además de afirmar también que tiene "más testosterona que neurona".

Por su parte, Díaz ha advertido de las consecuencias no de acudir a las urnas y ha puesto a Andalucía como ejemplo. "Tenemos una espina clavada y el 28 de abril nos la vamos a quitar", ha vaticinado. "Cuando nosotros no vamos, la derecha ya vuelve", ha añadido en relación a la lealtad del votante conservador con la cita electoral. Además, se ha mostrado muy critica con el actual Gobierno del PP y Cs en la Junta: "Tenemos a un gobierno mentiroso en Andalucía. Porque cuando uno dice que ha dicho lo que ha dicho porque está en campaña electoral, pero luego no cumple, no es merecedor de gobernar".

Anteriormente, a Díaz y Sánchez, también han intervenido el candidato a la alcaldía de Málaga, Daniel Pérez, el número uno del PSOE por la provincia al Congreso, Ignacio López, y el secretario general del PSOE de Málaga, José Luis Ruiz Espejo.