La Junta de Andalucía tras detectar la presencia de una cianobacteria perteneciente al género Phormidium, alga que podría estar detrás de la muerte de varios perros que previamente habían bebido agua de las orillas del pantano. Según la resolución a la que ha tenido acceso La Opinión de Málaga, los análisis del Laboratorio de Control de la Calidad Ambiental (LCCA) de Palmones (Cádiz) han confirmado esa presencia, aunque añade que para saber si las muertes fueron causadas por cianotoxinas habría que hacer unos análisis que técnicamente no son posibles en el LCCA. «La mayor parte de las especies de cianobacterias pueden producir toxinas, sin embargo no todas son tóxicas y sólo bajo ciertas condiciones y densidades pueden provocar envenenamientos tanto en animales silvestres como domésticos, así como tener afecciones sobre la salud provocando gastroenteritis, fiebre e irritación de la piel, ojos, garganta y tracto respiratorio y neurotoxicidad», dice la resolución. Aunque hay una orden ministerial que prohíbe el baño en todo el embalse por ser de uso único de abastecimiento, la administración ha querido remarcar las prohibición del baño para evitar la dudosa aplicación de la misma. Igualmente niega la utilización de flotadores, tablas, trajes de neopreno o similares mientras persista la presencia de estas algas cianoficeas.

Todo comenzó el lunes 11 de marzo, cuando los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil conocieron por la Policía Local de Istán que días atrás varios perros habían muerto en la urbanización Zahara de Istán, muy próxima a la orilla izquierda del pantano, y pusieron esta información en manos del director de Explotación del Sistema Costa del Sol. Según un informe previo en el que la Delegación Territorial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible apoyó la decisión del Ayuntamiento de Istán de precintar el sábado 16 los accesos a esa zona del pantano, algunos vecinos habían denunciado la muerte de las mascotas a la Policía Nacional de Marbella. Y que una de ellas, de origen canadiense, contabilizó cinco perros fallecidos tras tener contacto con el agua. El Seprona intentó detectar desde el primer día la posible presencia de venenos en el entorno y accedió a dos de los animales muertos, que fueron trasladados a una clínica veterinaria para su análisis.

De forma paralela, en coordinación con Acosol, se tomaron cuatro muestras en esa zona del embalse. Aunque los análisis ordinarios no son capaces de detectar la presencia de algas, el documento indica que los resultados no arrojaron anomalías respecto a los parámetros que diariamente se obtienen en la ETAP de Marbella. Una de esas cuatro muestras se envió a un laboratorio de Castellón para un análisis más completo.

La vecina canadiense, por su parte, se puso en contacto con un profesor de la Universidad Autónoma de Madrid ante sus sospechas de que pudiera haber toxinas que las cianobacterias liberan cuando mueren. La mujer, que al parecer conoce casos similares en su país, le envió el viernes 15 de marzo unas fotos magnificadas por microscopio y el experto determinó la presencia de Phormidium y que «en concentraciones elevadas podría desprender toxinas perjudiciales para la salud de los animales» y, en menor medida, de las personas. El profesor pidió una muestra que la vecina tomó en presencia del director de Explotación el día 18, la misma jornada que la administración andaluza tomó otras dos que se enviaron al Laboratorio de Control de Calidad Ambiental (LCCA) de Palmones y cuyo primer diagnóstico confirmó en apenas unas horas la presencia de la cianobacteria Phormidium, «la cual, cuando las condiciones ambientales son desfavorables y mueren, libera toxinas al medio (neurotoxinas)». El avance del LCCA destacaba la dificultad de cuantificar las cianobacterias a causa de las aglomeraciones de masa bentónica, por lo que se remitió al informe final y a la conveniencia de recibir los complementarios de trazas de veneno y cianobacterias del Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre (CAD) y del profesor de Madrid. Este último, siempre según el informe, comunicó el pasado jueves por WhatsApp a la mujer canadiense una concentración «muy alta» de anatoxina-a en la muestra.