Las temperaturas comienzan a subir antes de tiempo y el clima se mantiene cálido durante todo el año. Apenas llueve, pero cuando ocurre se produce en forma de torrencial. El nivel del mar ha aumentado y su agua es cada vez más salada por la contaminación de los residuos vertidos. Las playas sufren retrocesos y la arena desaparece. El mar de Alborán conocido durante siglos por albergar fauna y flora única, tanto del ala mediterránea, como atlántica, cada vez está más empobrecido€ No, no es una película de terror. Es la viva imagen de los consecuencias que está trayendo el calentamiento global en Málaga.

Una situación preocupante para los expertos y cada vez más para los ciudadanos que son conscientes de que hace unos años la situación no era similar. Y no porque la naturaleza esté cambiando por sí misma, sino porque ahora responde a la incidencia del ser humano y al exceso de contaminación que se ha generado en el planeta desde la Revolución Industrial.

Estando situados en un lugar de costa las consecuencias son más visibles: el litoral mediterráneo está perdiendo la capacidad de defensa frente a la contaminación y el nivel del mar avanza entre 1,5 y 3 milímetros anuales. «Si el nivel del mar sigue subiendo al ritmo que lo está haciendo en estos momentos, puede llegar un momento que defender nuestras costas cuando lleguen los temporales de inviernos sea realmente complicado», advierte Manuel Vargas, científico del Instituto de Oceanografía Español (IEO) en la provincia de Málaga.

Para Vargas, la explicación de por qué ha aumentado el nivel de agua responde a varios factores, pero el principal es que nos enfrentamos al deshielo de todos los glaciares que se encuentran en la tierra y sobre los continentes, como los de Groenlandia y la Antártida. El hielo se derrite y cae al mar, creciendo la masa total de agua. Además, el calentamiento global al que nos enfrentamos hace que al igual que pasa con los gases, cuando el agua se calienta se dilatan y se expanden. La única forma de obtener más espacio es subiendo hacia arriba.

Estos efectos son los que podemos ver simultáneamente en todos los puntos de la tierra, pero a nivel local pueden producirse más o menos secuelas, en función de la localización. En el caso de del litoral mediterráneo, y en concreto en la provincia de Málaga, el científico del IEO señala que existen dos consecuencias claves que están evidenciando este cambio climático, provocado por las emisiones diarias de gases de efecto invernadero que concentran el Co2 en la atmósfera: el aumento de temperatura y de la salinidad del mar.

«Aun en el caso de que mañana dejáramos de emitir Co2, drásticamente, a los niveles que los estamos haciendo actualmente, el calentamiento global y la subida del nivel del mar seguiría durante décadas porque el clima de la tierra tiene inercia», lamenta Vargas.

Además, por si fuera poco, a estas se suma que las construcciones a pie de playa, las aguas residuales mal tratadas o la turistificación están contribuyendo a la extinción de la fauna y flora que durante siglos ha vivido en el mar de Alborán. «El calentamiento de la superficie del mar está provocando alteraciones en la diversidad del Alborán, como en los boquerones, sardinas o caballas. Están llegando especies marinas invasoras, de origen tropical, que acaban con la vida de otras. Además proliferan bacterias y hongos que generan enfermedades y las condiciones climatológicas afectan a la reproducción sexual de muchos peces. En algunas zonas del océano profundo falta oxígeno, a raíz de estos cambios», afirma Juan Jesús Martín, biólogo y director del Aula del mar en Málaga.

Esto, unido a que en Málaga son comunes las temporadas de sequía y se dan lluvias puntuales de manera torrencial, que provocan grandes variaciones en los movimientos de arena, por las inundaciones y derrumbamientos. Estas lluvias naturales, -que también pueden verse agravadas por el calentamiento global- obligan a sustituir la arena por otra artificial antes de que comience la temporada alta de turismo, impidiendo que se regenere de forma natural.

Una desestabilización en las playas, que según explica Juan Jesús Martín están repercutiendo en la aparición incrementada de medusas cada verano. «Cada año llegan más medusas a la costa por todas estas alteraciones que estamos sufriendo. Tenemos esperanza pero el problema del calentamiento climático es que están siendo cambios muy rápidos y la adaptación de las especies a ellos es muy difícil», comenta.

A pesar de que ya no podemos escapar del calentamiento global, para revertir todas sus consecuencias y poder adaptarnos él, ambos expertos coinciden en considerar que los ciudadanos podemos contribuir con acciones diarias como reciclar, hacer un consumo responsable, utilizar transporte ecológico o no vertir basura no degradable al hábitat natural, pero aun así apuntan que lo que hace falta son medidas inmediatas desde los gobiernos.

«No está todo perdido. El cambio climático ha sido provocado por el humano y este debe mitigarlo. Debemos de exigir leyes que cumplan con el compromiso ecológico», concluye Martín.

Por su parte, el científico del IOE, Manuel Vargas, estima: «Hay que apoyar gobiernos que pongan en marcha y promuevan políticas globales que mitiguen el cambio climáticos. Cuanto más tiempo perdamos, las consecuencias serán peores y cuanto antes comencemos a aplicar medidas globales y efectivas, antes revertiremos el cambio climático».