La provincia de Málaga ha conseguido recuperar la cifra de empresas que ostentaba justo al inicio de la crisis aunque el tejido productivo continúa falto de firmas de mayor tamaño que permitan generar más empleo y reducir las todavía abultadas cifras de paro. El estudio Análisis económico-financiero de la empresa andaluza 2018, presentado recientemente por Analistas Económicos de Andalucía, la sociedad de estudios del Grupo Unicaja, revela que Málaga cuenta con 119.512 sociedades mercantiles a cierre de 2017, una cifra que rebasa ya las 116.683 que había en 2008.

La pujanza malagueña queda también reflejada en el hecho de que se trata de la única provincia andaluza que ha conseguido reponer de momento su tejido empresarial. Sevilla, que es la segunda provincia con más sociedades (11.932) tenía en aquel entonces 119.340, y la misma tónica presenta el resto. Andalucía en conjunto, con 501.745 empresas, tampoco alcanza aún las 522.815 de 2008, que supusieron el máximo histórico en este apartado justo antes de que los terribles efectos crisis dejaran una drástica reducción en el parque de sociedades. Los datos del informe son de cierre de 2017.

Málaga presenta así una tasa de 73,5 empresas por cada mil habitantes, un dato que la coloca trece puntos y medio por encima de la media andaluza (59,9) y tres puntos por encima de la nacional (70,5). Estas cifras no esconden el problema de la escasa dimensión que, en general, presenta la empresa malagueña, aunque no sea una cuestión que afecte sólo a la provincia. En Málaga, por ejemplo, el 55,5% de las sociedades activas no tienen trabajadores asalariados, mientras que otro 40,8% se mueven en una horquilla de menos de diez empleados. Al margen de ese 96,3% de micropymes, sólo hay un 3,3% de empresas malagueñas (casi 4.000) que se mueven entre 10 y 99 trabajadores y un minúsculo 0,2% (252 compañías) que sí tienen plantillas superiores a esa cifra. En Andalucía, los porcentajes son parecidos (un 53,6% sin asalariados y un 42,7% con menos de diez empleados).

La Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) ha venido denunciando en los últimos años la existencia de «barreras fiscales, laborales y económicas» que impiden crecer a las empresas aunque también admite que esta «pésima regulación» no es por sí sola responsable de la situación. «Las empresas necesitan tener talento, un buen plan de negocio y un buen funcionamiento», señalan.

Y aunque el panorama económico ha mejorado mucho, los propios empresarios son los primeros en reconocer que el actual tejido productivo no puede compararse todavía con el de antes de la recesión, sobre todo porque las compañías manejaban de media en aquel entonces plantillas superiores a las de ahora. Eran en muchos casos empresas muy asentadas en sectores, por ejemplo, como el constructor, que generaban más empleo. Ahora, los nuevos negocios responden en gran medida al perfil de autoempleo en régimen de autónomo o al de pequeñas firmas que todavía necesitan tiempo para cuajar y dimensionarse.

La patronal también recuerda que ahora hay más población activa que en 2007, por lo que pese a que se genere empleo son más las personas en edad de trabajar y, por tanto, es más difícil rebajar la tasa de desempleo. La tasa de paro actual en Málaga según la EPA es del 16,5% de la población activa y en 2007 era del 10%.

Por otro lado, la mejora económica se deja notar en el porcentaje de empresas que presentan beneficios y que, tras muchos años de penurias, alcanza ya niveles semejantes a los del boom. En Málaga son un 60% las sociedades que reflejan ganancias, mejorando el 57% que se registró en 2008, según Analistas Económicos de Andalucía. En 2010, con la recesión ya declarada, el porcentaje cayó al 46%, lo que significa que en ese momento más de la mitad de las empresas estaba en números rojos.