Los bancos han impuesto durante los años de la crisis una fuerte restricción a la concesión de créditos al sector privado, que se ha traducido en una drástica caída del volumen de préstamos en manos de las familias y empresas malagueñas. El año 2018 se ha cerrado así como el décimo ejercicio consecutivo de descenso del crédito vivo en la provincia, con una cifra final de 30.272 millones de euros, un 33% menos de los 47.500 que se alcanzaron en 2008 y que permanecen como el récord histórico en este apartado. La cifra actual supone además el saldo crediticio más bajo que maneja el sector privado de Málaga desde hace trece años (septiembre de 2005).

Fuentes del sector económico y financiero comentan que los bancos ya están abriendo de nuevo el grifo de los préstamos aunque eso no quita para que el volumen siga bajando, ya que son más las operaciones que con el tiempo van siendo amortizadas que los nuevos créditos que se conceden. En realidad, algunas voces recuerdan que la economía española requería de un severo proceso de desapalancamiento (desendeudamiento del sector privado) tras unos años de consumo disparado. La propia Comisión Europea, desde Bruselas, alentó esta dinámica en los años más severos de la recesión.

La evolución se deja notar también en la proporción créditos/depósitos, que en términos macroeconómicos ofrece en Málaga ya una relación mucho más equilibrada. Así, el sector privado adeuda ahora a los bancos en préstamos un 28,2% más de lo que tienen ahorrado en depósitos (23.612 millones). La ratio es mucho más baja que la de comienzos de la crisis, cuando el sector privado malagueño manejaba en créditos hasta un 135% más de lo ahorrado. Aunque que no hay una ratio créditos/depósitos de referencia que puede considerarse como idónea para una economía, aquella tasa reflejaba un endeudamiento a todas luces excesivo. Es cierto que la provincia, por su especial dinamismo inversor, siempre ha manejado unas tasas más altas que otras zonas en este apartado, pero en la Eurozona, por ejemplo, la ratio es inferior al 10%.

En cualquier caso, la bajada de la liquidez en manos del sector privado respecto a antes de la crisis también dejó efectos muy nocivos para la economía. La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) ha lamentado en varias ocasiones que una parte importante de las más de 18.000 empresas que desaparecieron en la provincia en los años de la recesión lo hicieron, no por falta de negocio, sino de liquidez para funcionar. Y ya en clave de presente, sin suficiente crédito el crecimiento empresarial se limita.