Llamó al 112 y dijo que había colocado un artefacto explosivo en la calle Cabriel, en el distrito Palma-Palmilla, que iba a estallar en un plazo de dos horas. La llamada fue breve, pero la coordinación entre el servicio de emergencias y la Policía Nacional de Málaga permitió localizar y detener al interlocutor como presunto autor de un delito de desórdenes públicos apenas una hora después de la amenaza. Dijo que hizo esa llamada porque no le gustaban algunas personas que vivían en esa zona.

Los hechos ocurrieron sobre las 2.30 horas de la madrugada del pasado lunes 1 de abril. Tras recibir semejante amenaza, el centro coordinador de emergencias trasladó la información y el número del teléfono móvil desde el que se hizo la llamada a la Policía Nacional, que inmediatamente movilizó a varias patrullas en la calle de La Palma para intentar localizar cualquier elemento sospechoso. No encontraron nada y el siguiente paso fue dar una batida por el barrio de Martiricos, zona que el sistema de triangulación de llamadas del 112 señaló el punto desde el que se usó el teléfono. Nada de nada. Poco después, las dotaciones policiales se dirigieron hacia dos direcciones vinculadas al propietario del número de teléfono, una por la zona de Los Naranjos y otra en la Virreina Alta. En esta última, un hombre de unos 50 años que iba a pie se acercó a los agentes y preguntó si podía ayudarles en algo. Tras una breve conversación terminó reconociendo ser el autor de la llamada y los policías le requisaron un artículo pirotécnico tipo bengala y un mechero. También accedió a llevarles hasta una zona ajardinada de Martiricos en la que había arrojado el móvil después de desmontar la batería y la tarjeta SIM, aunque esta última no pudo ser recuperada.