Con solo mirar a Otto ya sabes que es capaz de hacer milagros. Sensibilidad, calma y paciencia son tres cualidades que se agradecen cuando procedes de familias desestructuradas o no conoces el idioma por emigrar y acabar bajo la tutela de la Junta de Andalucía. Eso genera que el nivel educativo, fruto de esas condiciones sociales o económicas, pueda ser inferior. Ese es el caso de seis chicos que han pasado un mes teniendo sesiones con este golden retriever.

Su relación de estos chicos con la lectura era escasa hasta hace poco más de un mes. Ahora son capaces de resumir un libro en unos minutos. La comprensión lectora ha sido la señal definitiva de cuánto les ha beneficiado participar en esta terapia con Laura y Otto. Aunque la directora de la Ciudad de los Niños, Lola Espinosa, donde viven estos chicos, ya lo intuía con la nueva actitud hacia los libros, el aumento de la concentración y las ganas.

Durante cinco martes seguidos, el equipo de Perros y Letras de Málaga, compuesto por Laura Brinkmann -que además es coordinadora de esta asociación- y su perro Otto, ha acudido a la Ciudad de los Niños durante dos horas. Cada uno de los seis chicos ha pasado 20 minutos con ellos leyendo cuentos relacionados con animales. Estas sesiones están enmarcadas en un programa de lectura con perros llamado R.E.A.D., cuyo objetivo es mejorar las habilidades de lectura de los niños con necesidades especiales o conductuales.

El perro se tumba y empieza a escuchar; el niño comienza a leer; y Laura intenta «ser el catalizador» entre ambos. Si ella ve que hay una palabra que no pronuncia bien o que es complicada insta al niño a que se la explique mejor a Otto, quien también mueve la pata si lee muy deprisa o se traba. En estos casos, le tiene que contar al oido al can lo que significa esa palabra o lo que sea en lo que haya fallado. Entonces Otto da el visto bueno y continúan. En el caso de Mohamed, que no sabía leer y no conoce bien el idioma, han trabajado las letras y las sílabas con juegos con Otto; «también se puede hacer con niños prelectores», explica Laura.

«Los perros son el mejor oyente porque no juzgan», algo muy necesario para que los niños se abran y practiquen sin miedo al qué dirán los demás, explica Maricruz Torres, de la Asociación Ciriana, a la que también pertenece Laura. Todos las razas son potenciales perros terapeutas, aunque tienen que pasar un examen tras su adiestramiento para demostrar que soportan muchos estímulos estresantes, que tienen obediencia básica y que su temperamento es tranquilo y les gustan los niños. Pero que todas las razas sirvan es algo esencial para Maricruz, porque posibilita que se adopten animales de protectoras, algo en lo que insiste, pues su asociación trabaja para la protección y el rescate de animales.

Este proceso potencia «la empatía con el animal, el aumento de la autoestima, la comprensión de textos, la fluidez y la atención», explica Brinkmann, quien también es psicóloga. Y en el caso de estos niños en concreto los anima el cambio de rutinas y de estímulos. Pero para que se vean todos estos beneficios se necesitan al menos seis meses. Y la Ciudad de los Niños solo ha tenido acceso a un mes y gracias a Iberdrola, quien ha subvencionado el programa. Es por ello que desde Perros y Letras y la asociación Ciriana piden que sean las administraciones públicas quienes introduzcan esta novedosa técnica educativa como una más y la subvencionen. De esa manera todos obtendrían beneficios: los niños leen y adquieren seguridad, y los perros abandonados pueden tener una segunda oportunidad.