El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), con cerca de 20.000 empleados y unas 630 empresas instaladas, está creciendo en los últimos ejercicios a un ritmo de unos mil trabajadores anuales gracias, sobre todo, al tirón de las multinacionales y a la llegada de muchas empresas extranjeras que desembarcan en Málaga atraídas por el ecosistema de innovación que reúne la tecnópolis, las conexiones que ofrece la capital a través del aeropuerto y el AVE y sus excelentes condiciones climáticas.

En el PTA, fundado a finales de 1992, definen esta actual etapa que vive el recinto como su «tercera ola de innovación» y destacan un factor clave en la llegada de todas estas firmas foráneas: el retorno de muchos talentos tecnológicos andaluces que tuvieron que emigrar con la crisis y que, desde distintos lugares de Europa, han contribuido a que sus empresas pongan la vista en Málaga, actuando como verdaderos «prescriptores y embajadores» del parque.

Para hablar de esta dinámica de presente y futuro, La Opinión de Málaga ha reunido en un foro celebrado en la sede de este periódico al director general del PTA, Felipe Romera, y a una muestra de todo este «talento retornado» que trabaje en empresas instaladas en la tecnópolis: el director de Cordis España, Jaime Mahillo, el director de innovación de Tupl, Enrique Palacios, el ingeniero informático de Neueda Manuel Fernández, el Senior Python & Django Developer de Rindus, Rafael Muñoz, el ingeniero de telecomunicación de Clearview, Andrés Carrillo, y el Site Manager & Solution Architect de Ciklum, Javier Serrano.

Romera señala que suele ser habitual que muchas personas, cuando acaban la carrera, opten por buscar trabajo en el extranjero tanto por parte de un proyecto vital aunque, desgraciadamente, la falta de oportunidades durante la etapa de crisis, también tiene que ver con esta decisión. «Lo que suele ser más desconocido es que estas personas también vuelven al cabo de unos años, y en el caso del PTA esto se está convirtiendo en un poderoso foco tractor de talento, un ramillete extraordinario. Están llegando muchas empresas extranjeras, y ellos son, en muchos casos, los embajadores y prescriptores que contribuyen a ello», apunta el responsable del PTA. Las cifras de la tecnópolis avalan esta visión.

Las empresas extranjeras representan ya más del 30% del empleo y el 40% de la facturación que genera el Parque, y la previsión es que el peso, sobre todo en lo que se refiere al número de trabajadores, siga en aumento a lo largo de los próximos años. Las compañías extranjeras, pese a representar algo más del 10% de las empresas instaladas en el parque (alrededor de 60), son las que están liderando el crecimiento del recinto, principalmente por el tirón de las grandes corporaciones multinacionales.La experiencia de ir al extranjero

Pero, ¿en qué contexto se produce la marcha de jóvenes talentos tecnológicos fuera de España, algunos de ellos tirando también de su familia? En el foro organizado por La Opinión, se relatan distintas experiencias. Andrés Carillo, de Clearview, natural de Córdoba, acabó Telecomunicaciones en 2011 en la UMA, con la crisis económica en auge. «Busqué trabajo en Madrid y encontré algo en consultoría de banca. Pero decidí irme a Gran Bretaña a probar. Eché currículums y recibí diversas ofertas de trabajo. Así entré en Clearview. He estado en Reino Unido cuatro años y ha sido una gran experiencia. Los ingenieros españoles estamos bien valorados allí. Creo que las carreras tiene aquí una carga teórica más fuerte», explica.

Desde la firma Neueda, el granadino Manuel Fernández, economista, narra una experiencia parecida. «En 2012, con la crisis, me fui a Irlanda del Norte, donde vivía algún conocido. Comencé en el sector de la hostelería y luego hice un programa formativo para cubrir puestos del sector tecnológico. En 2015 entré en Neueda».

Otros dieron el salto al extranjero teniendo ya trabajo, dentro de su deseo de ampliar horizontes. Es el caso de Jaime Mahillo, informático cordobés que dirige actualmente Cordis España. «Mi primer trabajo fue en el propio PTA de Málaga, en la empresa Coritel (hoy Accenture). Estuve tres años pero yo buscaba un perfil más de hardware y tras un paso por Ciudad Real, se abrió una oportunidad muy buena en una startup del Reino Unido. Me lié la manta a la cabeza, dejé mi trabajo, y me fui. La experiencia fue muy buena. Allí valoran el talento y la estructura de las empresas es más clara y cercana. Decidí volver a Málaga a raíz del Brexit», relata.

El deseo de vivir una experiencia laboral en el extranjero también movió al ingeniero de software, Rafael Muñoz, natural de Jaén, a salir de España. «Comencé a trabajar en una startup de Madrid teletrabajando desde Jaén y entonces pensé que podía hacer lo mismo desde el extranjero. Me fui a Praga, donde había estado de Erasmus, y desde allí busqué un nuevo trabajo. Tenía ganas de aventura. Lo conseguí finalmente en Alemania, y he estado seis años en Berlín antes de volver», apunta.

Otro de los que optó por irse al extranjero teniendo ya trabajo y aceptando una oferta de otra empresa es el granadino Enrique Palacios, ingeniero de Telecomunicaciones y actual integrante de la firma Tupl. «Cuando acabé la carrera entré en Optimi (ahora Ericsson). Era el año 2004, estábamos todavía en la poscrisis de las punto.com. Luego me fui a Madrid cinco años y de ahí surgió lo de ir al Reino Unido. Yo trabajaba en Orange y me fui a Vodafone, que buscaba ingenieros para la renovación de redes y el despliegue de la red 4G. Fue una gran experiencia, desarrollas resistencia a los malos momentos», explica Palacios.

La recesión sí estuvo detrás de la marcha al extranjero en su día de Javier Serrano, ingeniero informático de Sevilla y en la actualidad integrante de la pujante firma danesa Ciklum, que cuenta con unos 200 trabajadores en el PTA.

«Empecé a trabar en el año 2006 como desarrollador de software en una constructora pero llegó la crisis y se pararon los proyectos. Me fui a Londres en 2012 y la experiencia fue increíble. Hay una gran cultura empresarial. Volví cinco años después con más nivel profesional y una mayor perspectiva», explica.

El PTA y el deseo de volver

La experiencia laboral en el extranjero, aunque intensa y enriquecedora, no quita el deseo de volver en algún momento a casa, tal y como reconocen todos los integrantes de la mesa. Cinco años suele ser el plazo vital que se marca un profesional para plantearse el retorno o decidir seguir más tiempo, con factores familiares (hijos pequeños, por ejemplo) que pesan a la hora de tomar la decisión en uno y otro sentido. En el caso de los presentes, todos optaron por volver de la mano de sus respectivas empresas, y el PTA de Málaga fue el lugar escogido para ello.

«En un momento dado hablé con el director de mi empresa, Neueda, para presentarle un plan de apertura en Málaga. Le gustó y a los seis o siete meses empezamos el proceso para establecernos en el Parque Tecnológico», relata Manuel Fernández. «Algo que resultó decisivo en la elección fue la presencia del PTA y de su entorno de empresas. También del aeropuerto, que nos aseguraba conexiones con Belfast y Dublín y facilitaba el desplazamiento de los empleados. Aterrizas en Málaga y estás a media hora de la oficina. Estaba también la opción de Alicante y de Sevilla pero a la hora de elegir Málaga fue la que ganó por goleada», rememora.

Javier Serrano apunta que vio la oportunidad perfecta para volver cuando la firma Ciklum decidió abrir en Málaga y le propuso venirse con ellos. «Ellos tienen sede en Ucrania y eligieron el PTA y Málaga como sede en España porque sabían que era un lugar atractivo para poder captar talento de toda Europa. Hicieron incluso un estudio de calidad de vida para decidirse. Ciklum está creciendo mucho, cuando llegué éramos unos 40 y ahora pasamos de 200. Y yo soy la envidia de mis compañeros de Ucrania. A todos les encanta venir a Málaga. Incluso a alguno les he ayudado a encontrar acomodo en empresas del PTA», comenta.

Enrique Palacios, por su parte, decidió regresar de la mano de Tupl, un proyecto fundado por ingenieros malagueños y que le motivó especialmente. «Tenía interiorizado un dicho anglosajón que dice que hay que devolver a la sociedad parte de lo que has recibido. Podía haber vuelto a Madrid pero yo quería venir a Málaga, donde había estudiado y trabajado, e iniciar algo que pudiera ayudar a otras personas y generar empleo. Recuerdo que cuando comentaba que me venía a Málaga, me decían: «¿pero qué hay allí?», recuerda.

Una imagen nueva de Málaga

Y es cierto que el regreso de estos profesionales está ayudando también a difundir fuera la imagen de la Málaga tecnológica, rompiendo esa visión monolítica de una provincia vinculada únicamente al turismo. Rafael Muñoz, de Rindus, afirma que las empresas extranjeras confían cada vez más en todo lo que se está haciendo aquí. «Es una pena que si somos formados aquí nos tengamos que ir fuera. En mi caso, que estaba en Alemania, yo quería volver, pero no a Madrid o Barcelona, sino a una ciudad como Málaga. Me llegó la oportunidad con Rindus cuando decidieron abrir en España hace dos años. La ciudad, el aeropuerto y el PTA les causaron una gran impresión», relata.

La experiencia es similar en el caso de Jaime Mahillo. «Desde el principio, yo quería volver a mi tierra. Hay un programa de la Junta de Andalucía para el retorno del talento. Contactaron conmigo y me dijeron que había una empresa holandesa que quería venir a Andalucía y buscaban a alguien para llevar ese centro. Para mí era perfecto. Málaga fue el lugar elegido. El ecosistema de empresas del PTA y sus sinergias son fundamentales para nosotros, como también lo es la Universidad o el aeropuerto. Pienso que Málaga está infrapublicitada fuera. Si se conociera todo esto, junto a su clima y calidad de vida, serían muchísimas más empresas las que querrían venir».

Andrés Carrillo, de Clearview, añade que el tema del Brexit también influyó en su deseo de regresar desde Gran Bretaña. Y coincide con todos en que la imagen de Málaga tecnológica para las empresas es todavía algo desconocida, pero que rápidamente conquista. «Propuse a mi jefe volver a España y me comentó la posibilidad de hacerlo a Madrid. Yo le comenté el caso de Málaga y me preguntó: «¿Pero eso no es todo turismo?» Entonces le hablé del PTA, de las conexiones del AVE, del Aeropuerto. Vino a verlo y le gustó mucho».Los participantes

Jaime Mahillo Director de Cordis España

El ecosistema de empresas del PTA y sus sinergias son fundamentales para nosotros, como también la Universidad o el aeropuerto. Pienso que Málaga está infrapublicitada fuera. Si se conociera, junto a su clima y calidad de vida, serían muchísimas más empresas las que querrían venir»

Manuel FernándezIngeniero Informático de Neueda

Algo que resultó decisivo para que mi empresa viniera Málaga fue la presencia del PTA y de su entorno empresarial, y también del Aeropuerto. Estaba también la opción de Alicante y de Sevilla pero a la hora de elegir Málaga fue la que ganó por goleada»

Andrés CarrilloIngeniero de Telecomunicación de Clearview

Propuse a mi jefe volver a España y me comentó la posibilidad de hacerlo a Madrid. Yo le comenté el caso de Málaga y me preguntó: ‘¿Pero eso no es todo turismo?’ Entonces le hablé del PTA, de las conexiones del AVE, del aeropuerto. Vino a verlo y le gustó mucho»

Enrique PalaciosDirector de Innovación de TUPL

Tenía interiorizada un dicho anglosajón que dice que hay que devolver a la sociedad parte de lo que has recibido. Podía haber vuelto a Madrid pero yo quería venir a Málaga, donde había estudiado y trabajado. Aunque cuando lo dije me preguntaron: ‘¿pero qué hay allí?’»

Rafael MuñozDesarrollador Senior Python&Django de Rindus

Es una pena si somos formados aquí nos tengamos que ir fuera. A mí me llegó la oportunidad de volver con mi empresa cuando decidieron abrir en España. Yo no quería ir a Madrid o Barcelona, sino a Málaga. La ciudad, el aeropuerto y el PTA les causaron una gran impresión»

Javier SerranoSite Manager & Solution Architect de Ciklum

Mi empresa escogió Málaga como sede en España porque sabían que era un lugar atractivo para poder captar talento de toda Europa. Además, soy la envidia de todos mis compañeros que trabajan en Ucrania. A todos les encanta venir a Málaga»

Felipe RomeraDirector general del PTA de Málaga

Muchos de los que se van vuelven al cabo de unos años, y en el caso del PTA esto se está convirtiendo en un poderoso foco tractor de talento, un ramillete extraordinario. Están llegando muchas empresas extranjeras, y ellos son en muchos casos los embajadores y prescriptores que contribuyen a ello»