Garzón llega al final de campaña convencido de que estas dos semanas han sido útiles para reconectar con el electorado de Unidas Podemos. A modo de advertencia para el domingo, evoca las autonómicas en Andalucía.

¿Está cansado de que le hagan siempre las mismas preguntas?

En absoluto, para nada. Creo que es necesario.

Siempre apela a la necesidad de hacer pedagogía. ¿En qué consiste su pedagogía con la mirada puesta en el 28 de abril?

Prefiero el modelo de pedagogía antes que mítines a la vieja usanza, que suelen tener más que ver con la agitación. Lo que le suelo decir a la gente es que no estamos sólo en un proceso de elección al Congreso. Estamos ante la redefinición de nuestro país. En eso tiene mucho que ver que las del domingo sean las terceras elecciones en cuatro años. Hay una batalla no resuelta sobre el modelo de país. Nosotros defendemos un país de servicios públicos y con derecho al trabajo. Hay una derecha económica que prioriza la privatización. Hay que hacer reflexionar sobre esto. Lo del domingo no es un ejercicio puntual, es parte de este proceso de ver qué modelo de país queremos.

¿Cree que hay cierto desencanto con la marca de Unidas Podemos?

Creo que la marca llega bien. Han pasado muchas cosas en los últimos meses. Hay un enorme cúmulo de circunstancias que cambian, y eso hace que cada elección sea totalmente distinta. La campaña nos ha servido para reconectar con mucha gente que se sentía un poco más alejada.

Pablo Iglesias ha pedido durante esta campaña una última oportunidad para demostrar la utilidad de Unidas Podemos. ¿Para hacer y demostrar qué, concretamente?

Sobre todo para demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. No es palabrería vacía. Tiene que ver mucho con que nosotros hemos sido muy golpeados. También hemos cometido errores. Pero las cloacas del Estado, por ejemplo, es un tema de enorme gravedad. A mi juicio, ha pasado bastante desapercibido. Que hubiera una organización criminal dentro de la Policía, encaminada a destruir una organización política, es más propio de un estado no democrático. Nosotros decimos: dennos una oportunidad porque lo que queremos hacer es cambiar las cosas, y que hay gente que no quiere que cambien las cosas y que está operando contra nosotros. Nuestro cambio tiene que ver con devolver el poder a la gente de este país.

Si algo han demostrado las elecciones andaluzas, es que el electorado de izquierdas está desmovilizado. ¿Siente, a estas alturas, que esta situación se ha invertido?

La derecha está hipermovilizada, eso seguro. Creo que nos podemos llevar una sorpresa. Hay un nacionalismo extremo español que está triturando a Ciudadanos y al PP. Frente a eso, creo que la izquierda, esta vez, sí se va a movilizar. Ha habido un aprendizaje. Especialmente en Andalucía, pero no sólo. Cuanto mayor participación, mejor le va a la izquierda.

¿Le teme a un trasvase de votos de Unidas Podemos al PSOE?

Nosotros estamos explicando que el voto útil es a Unidas Podemos. Evidentemente, el PSOE trata de cortar ese voto. Hay gente que le tiene miedo a la derecha y que cree que votar al PSOE es la mejor opción. Entre la hipótesis del PSOE también está gobernar con Ciudadanos. Hay muchos intereses dentro y fuera del PSOE para que se construya esa posterior alianza. Para nosotros, eso sería una clara alianza de derechas.

La suma de PP, Cs y Vox no da en ninguna de las encuestas publicadas. ¿Usted se fía?

Soy de naturaleza cauto. Hay que recordar que mucha gente creía que Trump no iba a ganar, que era una persona absolutamente inapropiada. Hubo mucha gente que decía que el brexit no iba a ser votado. Hay gente que pensaba que Vox ni siquiera iba a tener un escaño en Andalucía. Las cosas pasan. Hay fenómenos sociales detrás de todo esto. Si la izquierda se queda atónita o se despista, esto puede suceder. No es una posibilidad tan remota. Es una posibilidad. Lo que demostró Andalucía, es que si la izquierda se queda en casa, la derecha tiene una doble capacidad para gobernar.

Dijo sobre Ciudadanos que era un partido peligroso. ¿Lo mantiene, ahora que también ha entrado en escena Vox?

De hecho, insisto. Creo que Vox es el hijo de Ciudadanos y del PP. Ambos han creído que la mejor forma de ganar votos es radicalizando su discurso y exagerando sus intervenciones. Han adoptado un lenguaje bélico, hasta han llegado a llamar golpista al mismo presidente del Gobierno. A nosotros nos han llamado terroristas. En este punto, hay una cierta envidia de actitudes de gente como Macron o Merkel, que hacen discursos contra la extrema derecha. Alemania y Francia, las derechas de esas países, tienen muy claro cuales son las líneas rojas: no repetir errores históricos. En España, las derechas se han solapado.

El programa de Unidas Podemos propone la creación de una banca pública, de estatalizar empresas. ¿El peligro no es Unidas Podemos?

En España, en los últimos diez años, nos decían mucho esto de que nosotros le íbamos a quitar las casas a la gente. Al final, las casas, quienes se las han quitado, han sido los bancos. Y los bancos han sido nacionalizados para socializar las pérdidas. Lo que nosotros decimos es que se cumpla la Constitución. Tiene artículos que permiten tener espacios estratégicos de la economía. No son grandes novedades. Endesa era una empresa pública. Los países desarrollados de nuestro entorno tienen empresas públicas.

¿Qué medidas proponen para fomentar el empleo?

Nosotros lo tenemos claro. Tenemos una propuesta que se llama empleo garantizado. El Estado tiene que garantizar el acceso al empleo. Con los contratos inferiores a una semana, el precio del alquiler, no tienes posibilidad de proyectar una vida digna. Nosotros decimos, plan de trabajo garantizado. Y eso tiene mucho que ver con la intervención en el mercado. Hay que hacer un plan de inversión pública. En nuestro caso, nuestro plan prevé unos 10.000 millones de euros en un año. Ese plan generaría un millón de puestos de trabajo. Y esos puestos de trabajo, reactivan, a su vez, la economía.

¿Cuál es su postura sobre Cataluña?

Nosotros creemos que la postura de los independentistas es una irresponsabilidad. No se puede obviar a la mitad de la población. Pero también creemos que es una irresponsabilidad la actitud de la derecha, que va de negar que hay un problema. Hay dos millones que se quieren un país independiente. Y eso no se va a resolver metiendo a gente en la cárcel. Se va a solucionar, abriéndose al diálogo. Estamos hablando de problemas históricos. Que nadie pretenda que esto se va a resolver en dos días. La realidad nacional de nuestro país es compleja. Y es un camino difícil. Ya hemos visto como la derecha cada vez que quieres hablar con un independentista, te llama terrorista.

¿Contempla el riesgo de quedarse sin representación por Málaga, lo que le dejaría fuera del Congreso?

Yo creo que es improbable. Dicho esto, todos los escenarios están abiertos y no me voy a mojar con una predicción. Ni aquí ni en ninguna parte. Estamos haciendo un buen trabajo y creo que sería justo reconocer ese trabajo. Pero es la gente quien tiene que votar.