Alfonso Queipo: baloncesto y flamenco, por bandera

A sus 81 años sigue igual de vitalista. Lo ha sido todo en el baloncesto español, desde jugador a entrenador y directivo y además es uno de los fundadores de la ACB. También es uno de los iniciadores de la Peña Juan Breva

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Nació en 1937 en el Sanatorio Marítimo de Torremolinos porque su padre, un conocido cirujano y luego traumatólogo, trabajaba allí. Tiene dos famosos tíos abuelos: el general franquista, pero también Alberto Jiménez Fraud, el director de la Residencia de Estudiantes que murió en el exilio.

Y aunque la vida profesional le condujo por la senda de la administración de fincas, los tribunales como procurador y la construcción de edificios, la vida de Alfonso Queipo de Llano ha estado marcada por la pasión por el baloncesto y el flamenco. Y por supuesto, esa pasión continúa: «Lo fundamental en la vida es que todo se haga con entusiasmo y pasión. Yo sigo con la misma forma que estaba», confiesa.

En el Colegio de los Agustinos descubrió el baloncesto. «Con los baberos de los recreos hacíamos bolas y en las columnas pusimos las canastas», recuerda. En esa época (comienzos de los 50) el baloncesto «sólo funcionaba en los sindicatos y el que más brilló fue el de Frutos». Con los sindicatos jugaron él y su hermano Alfredo y a la vuelta de estudiar en Madrid, donde jugaron en el Colegio Ateneo, un loco del deporte, el hermano Lucidio, los ficha para el Club Ademar de antiguos alumnos de Maristas.

«Hicimos un buen equipo con veteranos nuestros de los agustinos y algunos jugadores de maristas y entramos en la segunda división», recuerda. Alfonso Queipo era entrenador, además de jugador (alero y base).

«En aquella época ya se jugaba bastante bien al baloncesto. En nuestros días ha evolucionado no solo en lo técnico, sino sobre todo en que es un deporte muy físico, hoy en día hay que ser muy fuerte para jugar el baloncesto», argumenta.

Por entonces, claro, también había otras reglas, por eso recuerda que los equipos podían tener el balón, «el tiempo que quisieran». A su juicio, las reglas actuales son mejores.

Corrían ya los años 60 y el siguiente salto deportivo vino con el nacimiento del C.D. Málaga de baloncesto. «Jugábamos detrás de La Rosaleda a la espalda de Preferencia». Jugar en el C.D. Málaga supuso hacerlo, no solo por Andalucía sino por toda España: «Gracias al Málaga pudimos hacer los desplazamientos incluso en avión; en esa época éramos todos cantera y amateurs, no cobrábamos», destaca.

En la temporada 1969/70, con 34 años, cuelga las botas pero sigue más vinculado que nunca al baloncesto: Le llama José Paterna para que sea el entrenador del Centro de Deportes El Palo. «Entro de entrenador y organizador y conmigo se vienen José María Martín Urbano y José María Romero Blanco, mis dos grandes colaboradores y dos grandes entrenadores», destaca. El equipo comenzó jugando junto a la tapia del Cementerio del Palo y terminó inaugurando el pabellón cubierto de Guadaljaire. «Cabían 1.500 personas y se llenaba. Había un entusiasmo enorme», comenta.

Con Alfonso Queipo de entrenador se crea un equipo muy competitivo. De hecho, recuerda decirle a un grupo de jugadores: «Vosotros sois de Tercera pero tenéis calidad para jugar en Primera». Esos jugadores eran Paco Alonso, Rafa Pozo, Diego Gómez y Salvador Gallar y los cuatro terminaron jugando en Primera con el Caja de Ronda.

Por cierto que otro de sus fichajes estrella fue Damián Caneda, de quien recuerda que lo convenció para que no marchara a estudiar a Sevilla y permaneciera con el equipo en Málaga.

Nace el Caja de Ronda

En la temporada 77, «cuando ya no podía aportar más esfuerzo ni manduco», bromea, a través de José María Martín Urbano consiguen una entrevista con el todopoderoso dueño de la Caja de Ahorros de Ronda, don Juan de la Rosa. «Le llevamos un dossier de todo lo que habíamos hecho, al final aceptó que la caja subvencionara el equipo».

En realidad, resalta, fue algo más que un mero patrocinio: «Tuvimos que hacer una auténtica fusión» y así nacía en 1978 el Caja de Ahorros de Ronda, con Alfonso Queipo como director deportivo, «y a luchar con todo». No pudieron luchar contra los elementos, porque una tromba de agua mandó al garete el parqué del recién estrenado pabellón de Ciudad Jardín, así que el equipo tuvo que marcharse al pabellón del Tiro de Pichón. Allí jugaron toda la temporada, con Damián Caneda de entrenador y José María Martín Urbano de director de cantera, «y subimos a la liga nacional».

El deportista malagueño resalta que siempre tuvieron el apoyo de la Caja de Ahorros de Ronda y más tarde, de Unicaja. Dejó este club en 1992.

La ACB y el Mundial

Pero antes del nacimiento de Unicaja, a Alfonso Queipo de Llano le dio tiempo a ser en 1981 uno de los fundadores de la ACB, en un largo pulso que mantuvieron los clubes con la Federación Española de Baloncesto, además de crear la asociación de entrenadores.

Y como no eran suficientes berenjenales deportivos, de la mano de Curro Flores fue nombrado gerente de Mundobasket 86, el Mundial de Baloncesto de España, ya que Málaga fue sede y aquí jugaron nada menos que EEUU y China, además de Italia, Puerto Rico, Alemania y Costa de Marfil.

Flamenco

Pero el currículum de este malagueño afable, extrovertido y cálido no acaba en el baloncesto. De hecho, entrenó a los primeros campeones de España de yola que tuvo el Real Club Mediterráneo en 83 años, hizo vela, remo, jugó al waterpolo y al voleibol y además, tuvo tiempo para formar una familia con Magdalena López-Cózar y criar a cinco hijos.

Y entre medias, su pasión por el flamenco, que sigue, porque continúa organizando espectáculos, ayudando a artistas y promoviendo como pocos la fiesta de los verdiales, además de ser uno de los fundadores de la Peña Juan Breva. En 1973, por cierto, subió a todo lo alto de su primer edificio concluido de La Malagueta a la famosa panda de Povea, para celebrar la colocación de la bandera -la finalización de la obra- con un abanderado de verdad.

Su familia, incluidos doce nietos, sin olvidar una legión de amigos en los campos más diversos, es el excelente balance deportivo y vital de Alfonso Queipo de Llano.