Desde que iniciaron su asentamiento en España, el colectivo chino ha experimentado un enorme crecimiento migratorio, convirtiéndose en uno de los más asentados en las principales ciudades españolas. Se trata de una sociedad que se adapta perfectamente a los cambios que van experimentando las urbes, a sus necesidades y demandas. Es lo que ha ocurrido en Málaga, donde comenzaron a asentarse en las barriadas de la capital con pequeños negocios y en sus polígonos industriales, concretamente en el Guadalhorce, con comercios de venta al por mayor.

La oleada turística que vive la ciudad, llegando a recibir en el caso del pasado año más de 5,5 millones de turistas, está haciendo que sobre todo el Centro lleve años sufriendo cambios para cubrir la demanda de los visitantes, no sólo aumentando desmesuradamente su oferta de alojamiento, sino haciendo que los negocios tengan que transformarse y reubicarse. Aquí hay que destacar el aumento de establecimientos chinos que tienen abiertas sus puertas en el casco antiguo para cubrir las necesidades ya no sólo de turistas, sino la de los propios vecinos , los cuales ven en estos negocios «una salvación».

«Para los que vivimos en el Centro y necesitamos surtirnos de productos que un momento determinado nos salvan la vida, ya que no tenemos supermercados cerca», explica Alejandro Guillén, miembro de la Asociación de vecinos del Centro Histórico de Málaga. Ya no sólo la propia población del Centro consume en ellos, sino que también los propios turistas que se alojan en él y encuentran en estos negocios un lugar para comprar casi cualquier cosa en cualquier momento del día.

Los caracteriza no sólo su apertura desde primera hora de la mañana hasta pasada la medianoche o en algunos casos, la madrugada, sino la variedad de productos que ofertan. Esto les hace el lugar de auxilio perfecto para todos aquellos que han olvidado comprar algo en el supermercado o lo necesitan con inmediatez. También es el negocio más común y cercano a sus alojamiento y al que acuden en caso de necesitar productos de primera necesidad. Desde comestibles, higiene personal, limpieza de hogar incluyendo artículos de papelería, ferretería o accesorios tecnológicos son algunos de los productos que el cliente puede encontrar en sus estanterías al entrar en sus establecimientos. Estos ultramarinos en versión asiática pueden encontrarse en varios puntos del concurrido casco antiguo como por ejemplo, junto al Mercado de Atarazanas, en la calle Carretería o los más recientes situados en la calle Sancha de Lara o la plaza de la Merced.

La convivencia de estos negocios chinos con los pequeños comercios es armoniosa y sin ninguna tipo de queja. La Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Málaga ve lógico el aumento de establecimiento asiáticos en el casco antiguo, ya que cubren una necesidad del turismo. «El crecimiento de la vivienda turística en el Centro está haciendo que se necesiten más tiendas de cercanía a las que acudir en caso de una urgencia o de necesitar algo momentáneo y es esa demanda la que ellos cubren, por eso están proliferando», afirma la asociación. En definitiva, se han convertido en aquel comercio que siempre es bueno tener cerca de casa o junto al hotel donde te alojas para salvarte sea la hora del día que sea, y a los que también se han sumado establecimientos dedicados a la estética o el propio sector de la moda que también están regentados por este colectivo.