Todo iba bien para los vecinos de la calle Anita Adamuz, una calle de casas mata detrás de la avenida del Arroyo de los Ángeles, hasta que hicieron la avenida Simón Bolívar, en los tiempos de la construcción del Hospital Materno Infantil.

Hasta ese momento, recuerda Santiago García Maldonado, que nació en esta calle hace 65 años, la calle enlazaba «con un montecillo con un campito y con la huerta de Godino», «todo estaba a la misma altura», recalca.

La conexión se truncó por la construcción de la avenida en los años 80. El desnivel resultante lo salvó el Ayuntamiento con una barandilla y unos cuantos escalones para subir y bajar el corte creado. Pero han pasado más de 30 años y los vecinos de esta calle, muchos de ellos mayores, tienen ahora problemas de movilidad. Pero no sólo ellos: «El Materno lo tenemos al lado y por la mañana hay un tránsito de carritos de niños enorme», comenta Santiago García Maldonado.

Una solución apresurada, lamenta este vecino, es lanzarse a andar por la carretera, algo que suelen hacer, precisamente, las personas más mayores, al tiempo que se juegan el físico.

El caso es que, desde 2015, los vecinos llevan pidiendo al Ayuntamiento una rampa que acabe con tantas molestias. Para Antonio Arlandi, albañil y vecino, la solución es factible por el lado norte, mientras que en dirección a la avenida del Arroyo de los Ángeles, un tramo más corto, sería necesario rebajar «medio metro» el final de la calle, porque además hay una casa con acceso delante de los escalones.

«Se podría hacer perfectamente, lo único es que hay que gastarse dinero», subraya.

De cualquier forma y como mal menor, los vecinos señalan que otra opción podría ser instalar la rampa norte y colocar a la misma altura un semáforo, aunque hay otro a continuación a pocos metros. «Cerrarían los dos semáforos al mismo tiempo», señala Santiago García Maldonado, mientras que Antonio Arlandi pone de ejemplo un caso parecido «a la espalda del Corte Inglés».

Mientras llega una solución, hay vecinas como Ofelia Pernas que confiesan que les cuesta subir las escaleras «así que intento no pasar por ahí, prefiero dar la vuelta por otro lado», comenta.

En el caso de Concepción Muñoz, otra vecina, también debe hacer lo mismo, sobre todo cuando va con el carrito de la compra o cuando va con sus nietos. «Los niños van pesando más y una tiene menos fuerza», detalla.

Los vecinos señalan que han acudido al distrito de La Palma-Palmilla, hasta la fecha. Por eso reclaman que los técnicos del Ayuntamiento estudien si es viable hacer dos rampas o al menos una.