La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida por sus siglas como EPOC, es una de las múltiples consecuencias del tabaquismo. Sin embargo, pocos son conscientes de los peligros que conlleva el desarrollo de esta dolencia que tiene como primeras consecuencias la dificultad para respirar, limitar la actividad diaria y que puede acabar con la vida del afectado. Una afección que se posiciona como la cuarta causa que más fallecimientos produce en España, solo por detrás de los problemas cardiovasculares, el cáncer y el alzheimer. Un ránking en el que se prevé que escale a la tercera posición de cara al próximo año 2020.

Desde el año 2007, la consulta de la EPOC del Hospital Regional de Málaga es el lugar en el que se abordan los pacientes más complejos de esta dolencia mientras que los que se encuentran en un estadio más inicial son tratados en los centros de salud y consultas de Neumología. Una enfermedad progresiva que produce la obstrucción de las vías aéreas y que está directamente relacionada con el tabaquismo en más del 90 por ciento de los casos. El porcentaje restante es consecuencia de la polución que produce la combustión biomasa al cocinar con carbón, algo que sucede en otros países como India, mientras que la genética está detrás del 1 o 2 por ciento de los casos por el déficit de la enzima alfa1 antitripsina, según indicó Macarena Arroyo, la especialista de la consulta de la EPOC severa y ventilación no invasiva.

«Después de 15 o 20 años fumando es cuando diagnosticamos la enfermedad que suele ser en torno a los 45 o 50 años de edad», explica el responsable de la Unidad de EPOC del Hospital, Adolfo Domenech, una enfermedad que ha predominado entre los hombres pero que en los últimos años también está presente entre las mujeres, tras su incorporación al hábito de fumar. Se calcula que el 10 por ciento de la población española entre los 45 y 80 años padecen EPOC, un dato extrapolable a Málaga y que lleva a sumar cada año hasta 180 nuevos pacientes avanzados a esta consulta. Los médicos advierten: la mitad de las personas que fuman van a morir de alguna enfermedad relacionada con el tabaco y hasta el 20 por ciento desarrollará EPOC.

Toser, escupir, tener un pitido en el pecho o sentir limitaciones en la actividad diaria son algunos de los síntomas que deben alertar al paciente para ir al médico, ya que son muchos los que acuden cuando la enfermedad está más avanzada y su calidad de vida ha empeorado. Una espirometría es el estudio necesario para diagnosticar la enfermedad y comenzar con el tratamiento. «Tenemos pacientes que no se pueden asear o atarse los cordones», explican los especialistas para exponer la limitación que genera esta enfermedad que en los primeros años se manifiesta con dificultad para subir escaleras o recorrer ciertas distancias a pie por falta de aire y cansancio. Unos síntomas que no tienen que ver con la edad, como muchos achacan y hace que retrasen su diagnóstico.

Abordaje de la enfermedad

Una vez en consulta, Domenech asegura que el tratamiento es multidisciplinar y si se lleva a cabo, la enfermedad frena, siempre y cuando se cumpla con todo lo estipulado.

La primera indicación médica es abandonar el tabaco y para ello, el centro cuenta con una consulta de tabaquismo en la que se ofrecen tratamientos farmacológicos a los afectados. «Si la dependencia media de la población que fuma es de 2 o 3 -siendo 10 el máximo- en la consulta de la EPOC es de 6,8. Es muy difícil que dejen de fumar si no tienen un tratamiento», detalla el responsable de la Unidad de Tabaquismo del Servicio de Neumología, Marcos García. «Un paciente de EPOC fumador vivirá 10 años menos que los que le corresponden y en peores condiciones», resalta el doctor García.

El segundo punto del tratamiento es la inclusión de fármacos en su día a día; diferentes inhaladores que deben aprender a usar de manera correcta ya que algunos funcionan con precargador, otros con pastillas... Y todo ello debe ser acompañado por la inclusión de actividad física a su vida. «Si no lo incluyen, está avocado al fracaso», explica la responsable de Rehabilitación respiratoria del centro, Ana María Godoy. Para ello, la Unidad cuenta con un programa de rehabilitación con dos visitas por semana durante tres meses. Una consulta que se centra en la puesta en marcha de unos ejercicios iniciales a incorporar en su rutina para que, una vez que salgan del programa, continúen en casa. «Los pacientes tienen que andar», exponen los especialistas. Y es que solo la puesta en marcha de estos tres puntos -dejar el tabaco, hacer ejercicio y utilizar de manera adecuada los fármacos- es lo único que garantiza estabilizar la enfermedad para que no avance ni la calidad de vida del paciente empeore más.

Otro de los puntos importantes y decisivos en el desarrollo de la EPOC son las agudizaciones. El doctor Domenech explica que las infecciones respiratorias suponen recaídas para los pacientes y un punto de inflexión porque provocan un deterioro significativo en el paciente. Para ello cuentan con un servicio de consultas telefónicas para agilizar cualquier duda al paciente con la enfermera María Jesús Prunera al frente. Las cuestiones relacionadas con posibles agudizaciones, sensación de asfixia y el inicio de una recaída son las llamadas que copan este servicio que pone en marcha las medidas necesarias sin que el paciente acuda al médico. «Intentamos que no vengan a Urgencias ni al hospital para nada», matiza la enfermera. Y es que el ingreso hospitalario es lo que evitan los especialistas por todos los medios, ya que el paciente empeora de manera drástica. Antibióticos y seguimiento telefónico es el procedimiento habitual, siempre que sea posible.

Cuando las agudizaciones forman parte del ciclo del enfermo y su estado es muy avanzado, el paciente requiere de oxigenoterapia, la tradicional máquina de oxígeno que acompaña a la persona de manera constante ante las dificultades para simplemente respirar. Una acción que se puede complicar más aún con la incapacidad de eliminar el gas carbónico y que provoca somnolencia, cefaleas e incluso puede llevar a la persona al coma carbónico. Para ello es necesario una analítica gasométrica que verifique los problemas que genera la desestructuración del pulmón enfermo y los especialistas tienen como solución llevar al paciente a la unidad de ventilación mecánica no invasiva que tienen en la Unidad del Sueño. La doctora Macarena Arroyo detalla que el paciente está durante una mañana conectado a una máquina conocida como Bipap hasta tener los niveles de carbono estables. Un proceso que debe seguir en su domicilio para evitar la acumulación de este gas tóxico en el interior del cuerpo y que expulsamos de manera inconsciente cuando estamos sanos.

La consulta de la EPOC comenzó su andadura hace 12 años de manera pionera en Andalucía con un médico y una enfermera y ahora cuenta con un equipo multidisciplinar compuesto por cinco personas. Además, forma parte de un proyecto de investigación para desarrollar un diagnóstico precoz en la consulta de tabaquismo previo a que la enfermedad aparezca -Diprepoq- y es uno de los múltiples centros que realiza las mil espirometrías propuestas a nivel nacional a aquellos que acuden a la consulta. «Se calcula que por cada 1.000 fumadores, 200 tienen EPOC», matiza el doctor Marcos García.