Julen sigue muy vivo en la memoria de la Comandancia de Málaga, donde ayer se celebraron los actos conmemorativos del 175 aniversario de la fundación de la Guardia Civil en 1844 y donde su recuerdo protagonizó los momentos más emotivos. Se leyeron decretos fundacionales. Hubo condecoraciones, diplomas para los compañeros que se han retirado durante el último año, un pequeño desfile y un silencio descomunal para los caídos. Sin embargo, cuatro meses después, los trece días que duró el rescate del cuerpo del pequeño de aquel pozo de Totalán de 73 metros de profundidad y apenas 22 centímetros de ancho se ha convertido en un ejemplo práctico de lo que significa el trabajo de este cuerpo, tal y como quedó reflejado en los discursos del teniente coronel y jefe de la Comandancia de Málaga, Jesús Esteban, y de la subdelegada del Gobierno, María Gámez.

Para el primero, aquel episodio «conmocionó al mundo entero» y que sigue estando muy presente en los actores que participaron en los trabajos. De hecho, destacó la presencia ayer en la Comandancia de casi todas las personas que participaron en aquel dispositivo. «El esfuerzo colectivo que supuso no unirá a todos de por vida. Hoy queremos decir a todas aquellas personas que nos ayudaron que para nosotros es como si fueran de esta institución. Los consideramos como un compañero, como un guardia civil más. Si queréis os ponemos una taquilla en nuestros vestuarios», dijo emocionado Esteban en su discurso antes de que él y otras autoridades obsequiaran con el emblemático tricornio a topógrafos, ingenieros, bomberos y el resto de profesionales que participaron en el faraónico rescate. En la misma línea intervino la subdelegada, que tras mencionar el carácter «imprescindible» de la Guardia Civil en todos los ámbitos de la seguridad y el auxilio, destacó el «inaudito y estremecedor» rescate del pequeño: «Ese suceso hizo más que nunca homenaje al sobrenombre de benemérita que envuelve a la Guardia Civil, con un despliegue y un trabajo en el que también intervinieron otros cuerpos, empresas y personas particulares, del que fueron testigos todo el país y medio planeta. Os confieso que no puedo sentirme más orgullosa y sorprendida por la entrega, profesionalidad, valentía y humanidad de todos y cada uno de los agentes que estuvieron allí durante esas dos semanas».

Gámez añadió que el «sacrificio, la disciplina y la abnegación» que observó aquellos días son «una brújula moral que no sólo marcan un estilo de vida, sino también un modelo que admirar e imitar». En este sentido, se refirió al alto grado especialización y profesionalidad reunidas en Totalán para un «reto desconocido y materialmente perverso; la destreza para resolver los inconvenientes; la versatilidad de la Guardia Civil para coordinarse con otros cuerpos y colectivos profesionales como mineros o ingenieros; la fortaleza para trabajar a destajo lanzan un mensaje claro de futuro para nuestro país: Que una Guardia Civil fuerte es imprescindible para la sociedad moderna que queremos ser».