Cuando falta justo una semana para que se constituyan los diferentes ayuntamientos, se va constatando el acuerdo que están fraguando el PP y Ciudadanos (Cs) para que Francisco de la Torre. Ambas formaciones han metido la velocidad de crucero para perfilar y poner en marcha las negociaciones que acaben alumbrando un gobierno de coalición que subsista los próximos cuatro años. De la Torre verá cumplido su deseo de verse beneficiado de la presencia de Juan Cassá entre sus filas. No porque crea que sea alguien imprescindible, pero sí para disfrutar del beneficio de la estabilidad que le confiere tener a su socio de gobierno fuera de la oposición. Fuentes consultadas por este periódico apuntan a que el acuerdo se podría cerrar de manera definitiva a mitad de la semana que viene.

En ningún caso, se quiere apurar hasta el día 15. Bien es verdad que la capital es la plaza más importante y el Ayuntamiento de Málaga nivela el poder provincial a gran escala, pero también hay otros municipios importantes en juego en los que ninguno de los actores se puede permitir la inacción.

Prácticamente hasta ayer, sobre todo el PSOE, quiso mantener la ficción de que era posible que su candidato, Daniel Pérez, llegara a la alcaldía a través de un acuerdo revolucionario con el propio Cassá. En este tiempo, por parte socialista, no se ha dejado de fomentar la imagen de un Cassá despechado por su propio partido y ridiculizado por un De la Torre en su versión más soberbia. La idea era tocarle la fibra con la esperanza de que el candidato naranja pudiera actuar en contra de la voluntad de su partido. Matemáticamente, con el voto de Cassá a favor de Pérez bastaría para hacer tambalear los cimientos de la Casona del Parque.

Pero las posibilidades matemáticas quedaron enterradas, como muy tarde, ayer, cuando los equipos negociadores a nivel autonómico del PP y Cs se sentaron en una misma mesa. El encuentro fue en el Parlamento, debidamente publicado y fotografiado para los medios de comunicación. Después de días de sigilo, la intención era dejarse ver. Trasladar la imagen de que se van acercando posturas y que el PSOE deje atrás la esperanza, si es que le quedaba alguna.

El PP quiso lanzar un mensaje fuerte al identificar las negociaciones en sus pesos pesados. El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, estuvo acompañado de la número dos del PP-A, Loles López, y del vicesecretario de los populares andaluces, Toni Martín. Figuras, todas, de máxima de confianza del presidente de la Junta, Juanma Moreno. Por parte de Cs, la cuota malagueña la puso el parlamentario Javier Pareja. Es el negociador naranja que reporta e informa al comité nacional de pactos. Mantiene línea directa con Cassá, pero, por ahora, se trata de un canal meramente informativo. Pareja tiene la potestad por encima de Cassá, si bien el candidato en la capital cuenta con que su partido le deje sentarse a negociar con De la Torre. Escenificar, al menos, que el Ayuntamiento de Málaga también pasa por sus manos, además de tratar de recuperar algo de autoridad y maquillar su imagen, dañada por los malos resultados electorales. La geometría variable de los pactos, en todo caso, le otorgará una vida extra a Cassá. Con solo dos concejales, tendrá más poder institucional que en el último mandato y cuatro años por delante para demostrar su valía. Que repita como candidato en 2023 suena a quimera, pero eso puede ser, ahora mismo, de las últimas preocupaciones de Cassá.

Municipios

La secretaria de Organización de Cs, Mar Hormigo, ofreció ayer una rueda de prensa en la insistió en el mantra de la preferencia de pactos con el PP. A pesar de esa predilección, no se descarta la posibilidad de que se llegue a acuerdos entre el PSOE y Cs en varios municipios de la provincia. En relevancia, los ayuntamientos en disputa de mayor relevancia son el de Torremolinos y Mijas.