Vivimos rodeados de datos. Y la mayoría de las veces no nos damos cuenta. Otras sí. Por ejemplo, cuando navegamos por internet para buscar un destino de vacaciones. De repente y, como por arte de magia, en nuestros distintos perfiles de redes empieza a aparecer publicidad de hoteles que, qué casualidad, están situados en la ciudad que queremos visitar. O anuncios de ropa y complementos de los que somos asiduos. Esto, que se ha venido a denominar Big Data, ha revolucionado el mercado laboral. Superada la peor parte de la crisis y reactivada la economía, las empresas se rifan a quienes son capaces de manejarse en la minería de los datos. En grandes volúmenes. Las Matemáticas se han convertido en un reclamo. Los estudiantes lo saben y en los últimos cinco años la demanda por estudiar este grado en la UMA se ha disparado.

En el curso 2013 un total de 442 aspirantes presentaron su solicitud para matricularse en esta titulación que se imparte en la facultad de Ciencias. Cinco cursos después, en 2018, esta cifra casi se ha visto duplicada con 850 candidatos. Matemáticas oferta, sin embargo, solo 75 plazas cada año, por lo que la gran mayoría se queda fuera.

Este incremento del interés por estudiar esta carrera, indisolublemente se ha visto reflejado también en el aumento de la nota de corte, que ha pasado de ser baja a ser una de las más altas que se exige cada año. La nota de corte es la calificación que tenía el último alumno que accedió al grado el año anterior y es una referencia que indica tendencias y preferencias. En el curso 2014/2015 se quedó en un 5,5, es decir, poco más del aprobado. En el último proceso de admisión del pasado verano, la nota de corte superó el 10.

El decano de la facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga, Antonio Flores, explica que en la sociedad ha calado que la formación en matemáticas tiene una mayor tasa de empleabilidad. Y es verdad. Desde las grandes corporaciones hasta las pequeñas y medianas empresas, incluso las administraciones públicas buscan personas con formación en matemáticas. «No solo hablamos de números, sino de personas que tengan ese pensamiento abstracto que aportan las Matemáticas y que permite resolver problemas de gestión. Con el empuje de la Big Data o la inteligencia artificial, el mercado laboral necesita la mente del matemático, independientemente de que sepa trigonometría o resolver integrales o ecuaciones diferenciales», explica Flores.

La Big Data es un término que describe el gran volumen de datos, tanto estructurados como no estructurados, que inundan los negocios cada día. Pero no es la cantidad de datos lo que es importante. Lo que importa con el Big Data es lo que las organizaciones hacen con los datos. Big Data se puede analizar para obtener ideas que conduzcan a mejores decisiones y movimientos de negocios estratégicos. Y para conocer, igualmente, las conductas de los consumidores. ¿Recuerdan el anuncio de televisión del matrimonio en la que ella le hablaba a la roomba? Pues eso.

El nivel de ocupación laboral de los egresados en Matemáticas alcanza el 100% al año siguiente de haber terminado la carrera. y es más, Antonio Flores destaca que «los mejores alumnos de cuarto, antes incluso de terminar, ya son reclutados por la empresa». La cuarta revolución industrial, la de las TIC y las nuevas tecnologías que ya no son tan nuevas sino que son habituales en la sociedad, ha abierto un abanico de posibilidades que va mucho más allá de solo ser profesores de instituto o seguir dando clases en la Universidad.

Por eso, porque el trabajo está garantizado, cada vez son más los jóvenes que se decantan por estudiar Matemáticas. En 2013 fueron 442 aspirantes. En 2014 esta cifra ascendió hasta los 509. 537 fueron en 2015 y 686 en 2016. Al año siguiente, ya fueron 744 y el pasado verano, nada más y nada menos, 850 personas presentaron su preinscripción para estudiar este grado.

Y eso que las Matemáticas suelen ser muy áridas y complicadas y no todo el mundo está capacitado para estudiar la carrera. Según Antonio Flores, «más que una predisposición genética tiene que haber una apetencia por las Matemáticas». «Un buen profesor puede estimular en este sentido. No todo el mundo muestra esta predilección», explica el decano de Ciencias, que sostiene que, obviamente, las Matemáticas necesitan personas con cierta capacidad intelectual y también mucho esfuerzo. «No está al alcance de todo el mundo», resume.

Con todo, la tasa de abandono es bajísima. Ni siquiera llega al 10% en los tres primeros cursos. Es decir, que quien accede a estudiar este grado sabe a lo que se expone y no se sorprende al encontrarse con una carrera o unos contenidos que no se esperaba. «Quienes echan la matrícula tienen muy claro cual es su horizonte laboral y su opción en la vida», insiste Flores.

A tenor de este aumento de la demanda y de las necesidades del mercado, que busca a personas capaces de extraer información útil entre un maremagnum de números y cifras, a partir del próximo curso académico la Universidad de Málaga aumentará su oferta para incluir a los alumnos que opten por estudiar alguno de los dobles grados de Matemáticas e Informática o de Matemáticas y Telecomunicaciones. Es decir, la facultad de Ciencias, según explica su decano, mantendrá las 75 plazas e incorpora 15 más para cada uno de estos dobles títulos. Es decir, en total 105 puestos.