Cuando un donante es idóneo puede salvar hasta cinco vidas con órganos vitales como el corazón, pulmones o riñones. De ahí, la importancia de ser donante, tal y como resalta el facultativo Domingo Hernández.

Un año al frente de la Sociedad Española de Trasplante, ¿qué valoración hace?

He seguido en la línea de lo que se estaba haciendo, hemos continuado con los cursos formativos y estamos con el nuevo consegro bianual que realiza la Sociedad Española de Trasplante el próximo año en Málaga y requiere de una programación detallada y ponentes con antelación. Es del 8 al 10 de mayo de 2020 y el programa está confeccionado a falta de algunos matices. Hemos promocionado también estancias y becas para que puedan ir los becados a centros de excelencia e innovación en este ámbito y también hemos dado aval a sociedades científicas afiliadas, además de participar en foros científicos y realizar convenios de colaboración.

Entre enero y mayo Málaga cierra con 129 trasplantes, ¿qué le sugiere esa cifra?

Es muy alta y hay que esperar hasta el final de año porque la actividad de trasplantes tiene picos y valles pero en un corte transversal es una cifra muy alta. En Málaga llevamos años a la cabeza en trasplante renal y el combinado renal y páncreas.El año pasado fuimos los segundos a nivel nacional. Tenemos una actividad de trasplantes muy intensa y con buenos resultados, somos una referencia a nivel nacional. La actividad de trasplantes es alta y de excelencia. Contamos con equipos de coordinación de trasplantes que monitorizan posibles donantes de cadáver y vivo que hace que se incremente la actividad pero si la solidaridad de los donantes y familias no sería posible por muchos equipos que tengamos. Aprovecho siempre públicamente para agradecer la generosidad de los donantes que ha conducido a que tengamos una gran experiencia y motiva que los resultados sean tan buenos.

Cifras que posicionan a Málaga en el podium o intervenciones pioneras como el trasplante renal cruzado entre dos pacientes. ¿Qué es lo próximo?

La industria farmacéutica ha contactado con nosotros para ensayar con unas nuevas moléculas inmunosupresoras que bloquean la respuesta en diferentes fases y bajarían el numero de rechazos de trasplantes. Estamos en una fase muy preliminar. Lo que se pretende es disminuir ese número de rechazos y evitar la pérdida de los injertos renales. El organismo tiende a rechazarlos poco a poco, nuestro sistema inmunológico hace que se rechace con los años, si es que no ha sucedido de manera inicial. Esta es una nueva fórmula para que bloquee esa respuesta inmunológica sin provocar infecciones ni neoplasia. Es un equilibrio difícil de llevar. Para ver resultados habrá que esperar tres años mínimos, va muy lento y hay que ser cautos.

Además de ese proyecto para lograr que el trasplante no sea rechazado ni se requiera de otro en un futuro, ¿en qué más se trabaja en este ámbito?

Otro gran paso es la donación tras parada cardiaca, antes solo era cuando se producía la muerte cerebral pero ahora hay otro tipo de paciente que constituye el 25 por ciento y estamos optimizando el manejo de estos donantes que da buenos resultados. La donación en vivo es otro asunto y ha descendido. Por ello estamos colaborando con la organización nacional de trasplantes para analizar la situación y buscar fórmulas alternativas para que aumente. Otro punto a medio plazo, en unos diez años, es la clonación de órganos. Está bastante avanzado a nivel animal y se están dando pasos con humanos. Cuando salgan a la luz los primeros datos será una revolución. Por último, se trabaja en las complicaciones que genera un trasplante y para ello estamos en foros de expertos para disminuir esas infecciones que disminuyen la supervivencia.

¿Qué mecanismo se activa cuando se produce una donación de órganos?

El protocolo que se activa es bastante complejo y participan un centenar de profesionales. Desde que fallece, el personal de UCI, el coordinador de trasplantes que activa la alarma, el inmunólogo que estudia la compatibilidad, el nefrólogo que elige la recepción, los urólogos que están detrás de la intervención o los cirujanos, el personal de Enfermería... Es una movilización de unas cien personas en menos de 24 horas desde que se detecta el donante hasta que se implante. Por eso es necesario tanta gente en un espacio de tiempo tan corto.

¿Cuál es la lista de espera actual?

Varía mucho pero actualmente es en torno al centenar, unas 102 o 103 personas están pendientes de recibir un trasplante renal. Es una cifra que está en consonancia con la media de España. Hay que tener en cuenta que aquí hay mucho actividad y los centros trasplantadores tienen una lista de espera estable. Aun así, tenemos que seguir promocionando el donante en vivo ya que si hiciéramos más como en otros países, la lista de espera bajaría más.

España es un país muy solidario, ¿qué falta para seguir concienciando a aquellos indecisos?

No bajar la guardia. Tenemos una gran tasa de donación y no hay que bajar la guardia porque siempre tenemos un pequeño porcentaje de negativa por ser una situación extrema, dramática o la circunstancia que sea. Las campañas de mentalización, difusión en redes y comunicación tienen que seguir porque si lo dejamos de hacer la gente se relaja. Ser donante es dar vida a otra persona que lo necesita urgentemente; uno se pone en el lugar y ahí te haces más consciente.

¿Cuáles son sus objetivos de cara al futuro?

Uno de ellos es el próximo congreso que acoge Málaga. Queremos que sea excelente y el segundo objetivo es colaborar con la Organización Nacional de Trasplante y el registro tan grande e interesante que ha creado. Seguiremos promoviendo las estancias y becas para miembros de nuestra sociedad para que se formen en centros de prestigio y participaremos con la organización europea de trasplantes.