No era la primera vez que hacía una expedición pero no a un lugar como este: el campo base del Everest y alrededores, una ruta que el médico Miguel Ángel Toledo, jefe de servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud Marbella y Campo de Gibraltar, aprovechó junto con sus acompañantes para llevar medicamentos a un hospital próximo.

Salió el pasado Miércoles Santo y regresó el 4 de mayo, hasta 17 días que él mismo califica como «un viaje al interior», una experiencia en la que él y sus compañeros suministraron medicamentos al Hospital Kunde, un centro a 4.000 metros de altitud.

Ante la falta de tiempo para organizar el viaje solo pudieron llevar suministro de medicamentos para diabéticos. Una travesía organizada por el amigo del doctor Matti Hemmi y Josu Feijoo, el primer hombre diabético en coronar cumbres de 8.000 metros y, además, astronauta de la Nasa. «El viaje era bestial pero la compañía, enriquecedora», sentencia el doctor Toledo. De ahí, la idea de llevar medicamentos para diabéticos. Horas de trekking, la ascensión al monte Kala Patthar, a 5.600 metros y próximo al campo base, y un mundo lleno de contrastes con respecto al día a día en la ciudad.

El tiempo acompañó en todo momento, pero el día que decidieron llevar el suministro al hospital el doctor no pudo acompañar al equipo de viaje porque se encontraba indispuesto ante la dificultad que supuso adaptarse al medio. «Me dolía una rodilla y tome más antiinflamatorios de la cuenta, estuve vomitando y aproveché que era nuestro día de descanso para recuperarme», resume. Aun así, grabaron parte de lo que vivieron en vídeo y pudo verlo después. «Las instalaciones chocan. Es un gran contraste con respecto aquí», explicó. Y es que en este remoto lugar del mundo, donde no existen carreteras y sus habitantes recorren todo a pie o, como mucho a burra, la medicina es un bien que escasea. «Necesitan de todo pero sobre todo antibióticos y analgésicos para el dolor», recuerda el facultativo, quien asegura que algo tan simple para nosotros como la amoxicilina allí es algo «bastante preciado».

Ante esa falta de medicamentos y una necesidad imperante, el doctor ya plena un próximo viaje pero con más tiempo y organización. Una vez conocido el terreno, Miguel Ángel tiene en mente volver con Matti Hemmi y Josu Feijoo, si la agenda lo permite, para llevar más medicamentos que los pudieron acercar en este primer viaje. Antibióticos y analgésicos para hacer la vida más llevadera a los que visitan el hospital. Además, si en este primer viaje han podido ayudar de manera económica a la Asociación GLACKMA (que estudia el deshielo de los glaciares) y a la Fundación «+ + +», en el próximo viaje le gustaría poder contribuir más con la búsqueda de patrocinadores para que las instituciones y empresas que quieran, se puedan unir a esta aventura. Sin fecha cerrada aún, el mes de septiembre se antoja una buena oportunidad para este padre de tres niños.

Angola, un viaje solidario

Sin embargo, no es la primera vez que hace un viaje en el que la solidaridad es la protagonista. Hace un par de años se montó en un avión y viajó hasta Angola, en la zona oeste del continente africano, donde se dedicó a operar a cuantos niños pudo. «Es un lugar muy pobre. Allí en la época mala del año pueden morir unos 500 niños de malaria», explica.

«La vida es un regalo y poder disfrutar de estas cosas es un verdadero regalo. Nos preocupamos de muchas cosas del día a día que no tienen importancia y es lo que te traes de allí, vivir sin miedo y disfrutar del momento», resume el doctor de su viaje.