Uno de los grandes retos, con el fin de aportar valor añadido al recinto portuario, una vez que la ciudad ha dejado de dar la espalda al mar y ahora se asoma a él con descaro después del desarrollo de la primera parte del plan especial, es crear un Puerto verde, como explicó ayer el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio. «Nosotros tenemos también ilusión por un proyecto que no va a generar ingresos a corto plazo para el puerto, pero creemos que es importante, que está relacionado con convertirlo en un puerto verde», apuntó en el Foro Nueva Economía Fórum, mientras desgranaba el análisis de las líneas maestras de la planificación estratégica para el recinto a lo largo de los próximos años.

Así, se actuará en las zonas de transición de la ciudad en relación con las instalaciones portuarias, o descarbonizar mediante el uso de suministro eléctrico directamente a los buques, para evitar, precisamente y según explicó, «que los motores estén encendidos», transformar el parque de vehículos públicos del puerto en eléctricos «en la medida de lo posible», entre otras muchas medidas esbozadas ayer.

Así, Carlos Rubio fue claro: todas estas actuaciones para potenciar la sostenibilidad ambiental en esta zona de la ciudad vienen motivadas por las demandas de las compañías de cruceros y porque «los compromisos de lucha contra el cambio climático nos afectan a todos», especialmente a los organismos como este que trabajan con el mar.

En relación a esta sostenibilidad ambiental, recordó Carlos Rubio que una situación para ampliar el recinto era construir hacia el interior del mar, pero se trata, según dijo, de actuaciones muy caras y complejas técnicamente, además de presentar dificultades en cuanto a los protocolos medioambientales. Puede hacerse, pero el puerto ha elegido crecer de otra forma.

La sostenibilidad es ya una línea política de primera magnitud para todos los organismos, incluido el puerto malagueño. Incluso, empresas que trabajan allí ya implementan medidas de este tipo en sus sistemas y procesos.