A pesar de que las lluvias han sido escasas en la primera mitad de este 2019, el mosquito de las marismas sigue haciendo de la desembocadura del Guadalhorce su hogar. Hace ya cuatro años que comenzaron las plagas de este insecto en diferentes puntos de la ciudad, pero ha sido esta zona del Guadalhorce por sus características en el terreno, donde la población ha vuelto una y otra vez a hacer de las suyas, algo de lo que cualquier malagueño con cierta edad ha podido ser testigo.

Históricamente, las marismas y humedales llegaban hasta Huelin, y eran los puntos más habituales donde en distintas épocas del año se combinaban charcos y balsas de agua con altas temperaturas, una mezcla perfecta por la que el mosquito hacía acto de presencia. Este estado se mantuvo hasta el año 2015, fecha en la que la dinámica habitual comenzó a cambiar y se produjo un gran pico poblacional que dio pie al inicio de continuadas plagas.

Los vecinos de la zona comenzaron a notar la presencia de este insecto, y durante las horas diurnas sufrían severas reacciones cutáneas por las picaduras, lesiones que hicieron pensar a las autoridades malagueñas que se trataba no del mosquito de la marisma sino de la especie conocida como 'tigre', algo que posteriormente pudo comprobarse y descartar su presencia.

Los afectados por las plagas comenzaron a trasladar sus quejas al Área de Sostenibilidad Medioambiental del Ayuntamiento de Málaga, desde donde se pusieron en marcha fumigaciones e iniciaron un programa de seguimiento y control en los alrededores del río y sus zonas verdes. Aunque desde hace meses, el repunte de mosquitos y larvas de estos está siendo baja, se sigue realizando un control casi semanal de las condiciones en las que se encuentran y la cantidad existente en la zona.

«Se trata de una actividad meramente preventiva con la que a través de los puntos de control que se determinaron en el paraje, se cogen muestras de agua y se comprueba si hay larvas de mosquitos. Si existen se aplica larvicida en la zona afectada y sino se realiza un registro de lo encontrado para que quede constancia de ello», explica Luis Medina-Montoya, director del área de Medioambiente y sostenibilidad del Ayuntamiento de Málaga.

Este mosquito se caracteriza por tener un tamaño y agresión mayor que la especie común, haciendo que sus picaduras vayan acompañadas de inflamación o reacciones cutáneas. Tiene como misión reproducirse en las zonas húmedas y poner sus huevos cerca de lagunas salobres en las que cuando sube el nivel del agua, generalmente por la acción de las mareas, eclosiona y sale la larva. En el caso del Guadalhorce, donde no hay mareas, lo que afecta al aumento de su presencia son los momentos de levante y lluvias que provocan la elevación del agua. Es la hembra quien para desarrollar sus huevos necesita alimentarse de sangre y por consiguiente, la responsable de las picaduras.

"Es por este continuo ciclo biológico que pueden volver a propagarse de una forma rápida y por ello, semanalmente realizamos este control evitando que los huevos terminen eclosionando. Si se combinara el hecho de que dejáramos de entrar y unas lluvias o un temporal de levante, seguramente tendríamos picos como los que se registraron en 2015", explica Medina.La técnica de control empleada es la conocida como 'dipping', una recolección de larvas consistente en la introducción de un recipiente de 350 ml

de capacidad en la zona acuosa, gracias a la cual posteriormente es posible determinar el número de ejemplares, así como su desarrollo larvario.

Actualmente existen en la desembocadura del Guadalhorce y alrededores, 33 puntos de control a partir de los cuales se realizan los estudio. Estos informes realizados por la ECA, son validados por los técnicos del área y publicados en la web del área de Sostenibilidad Medioambiental, donde puede comprobarse como los gráficos sobre la evolución de las capturas realizadas reflejan que los periodos primaverales son la época del año donde repuntan tanto la cantidad de larvas como mosquitos de esta especie.

Prevención

A pesar de que tal y como destaca Luis Medina-Montoya, «se trata de un mosquito que no tiene en principio ningún peligro, más allá de la molestia de que pueda picar» y para evitar estas situaciones tan sólo es necesario mantener unas medidas preventivas. Por parte de las autoridades, se está realizando control de la zona y trampas de muestreo ya no sólo localizados en la capital, sino en municipios como Alhaurín de la Torre, Vélez-Málaga o Marbella donde desde hace años también adoptan medidas como la fumigación de parques, jardines o espacios públicos, así como actuaciones preventivas en redes del alcantarillado, fuentes o estanques.

Y, por parte de los ciudadanos, tan sólo queda tener en cuenta que el amanecer y el anochecer son las franjas donde el riesgo de picadura es mayor, por lo que es importante evitar las zonas donde más posibilidades hay de la existencia de mosquitos. A ello se le suman los tradicionales repelentes, las mosquiteras o impedir tener agua estancada cerca.