Al hablar de helado, se vienen a la cabeza los tradicionales sabores como fresa, turrón, nata con nueves, vainilla o chocolate. La evolución del sector ha hecho que queden lejos aquellos tiempos en los que los helados de un solo sabor eran los reyes del mercado. Ahora ganan terreno los inspirados en postres caseros, la reconstrucción de gustos, texturas y aromas que hacen que cada vez más, se haya convertido en un producto que muchos prefieren elaborados y con detalles que lo diferencien.

Gracias a esta tendencia, pueden encontrarse en las heladerías sabores como torrijas, tarta de galletas, torta de algarrobo, tarta de fresas, palmera, pasas de Málaga, tocino de cielo, arroz con leche o milhojas, a los que se le suma la llegada de las típicas chocolatinas a la cima de la heladería, siendo posible disfrutar de sabores como los conocidos Kinder, Snikers o bombones Ferrero. Helados en los que en muchas de las ocasiones, ya no es protagonista la crema, sino todos los ingredientes extra de los que se puede disfrutar e infinitas combinaciones que se puedan hacer.

Por otro lado, existe una tendencia que cada vez es más común: los helados salados. Helados que a pesar de que todavía algunos son reticentes, están implantándose cada vez más en las cocinas y establecimientos reposteros. Algunos de ellos son de ajo, característico por su especial textura o el helado de jamón, en la que las virutas de esta carne son las protagonistas. Sabor a caviar gracias al cual los amantes de las delicatesen pueden disfrutar de las huevas maridas junto a la crema; helado de langosta o de cerveza, donde mediante un especial proceso de elaboración se ha conseguido convertir la cerveza en helado. Sabores sin fin para todos.