Del panorama cultural y festivo de Málaga han ido desapareciendo, o están en fase terminal, una serie de círculos y entidades que algunos casos se acercaban al centenario de su fundación. De esas que lograron reunir en sus sedes a cientos y miles de socios o simpatizantes creo que no queda ninguno o, repito, está en fase de disolución.

No tengo el censo a mano; me fío de la memoria. De las que ya no queda el menor rastro ni quizás algún miembro vivo hay dos que para algunos de mis lectores sea un descubrimiento.

Me refiero concretamente al Círculo Malagueño, que tenía su sede en el edificio que hacía esquina en la Acera de la Marina y la Cortina del Muelle, construcción que fue demolida cuando se llevaron a cabo las obras de la unión del Parque con la Alameda.

El segundo, del no que quizá no quede nadie porque murió antes, fue el familiarmente conocido por el Casinillo, con sede en los bajos del edificio aún existente pero sometido a obras de rehabilitación que ocupa la esquina derecha de Puerta del Mar y Alameda. Debió cerrar sus puertas en 1940. El Círculo Malagueño desapareció pocos años después.

Cada uno de ellos tenía, digamos, cierta impronta; en el Malagueño alternaban gentes de las clases altas y medias, tenía una vida pujante, celebraba actos culturales, de rango, fiestas y su largo y corrido balcón de la primera planta era un excepcional mirador de la zona, o sea, la Acera de la Marina, la Alameda, el Puerto y el Parque.

El Casinillo era otra cosa; creo que solo lo frecuentaban hombres. Las dimensiones del local eran reducidas y se daban cita personas de la alta burguesía malagueña para tomar café, hablar y, supongo, debatir sobre la situación política del país.

Hay un detalle curioso: cuando el Casinillo cerró, gran parte de los asiduos continuó sus reuniones en el Aeroclub, en la primera planta del edificio que hace esquina entre Larios y Martínez. Aunque la fundación y objetivo del club tenía como base la afición y práctica del deporte aéreo, la mayoría de los socios era ajena a la actividad aérea. Hoy existe el mismo club pero ya centrado en el deporte aeronáutico.

Gran Peña y Círculo Mercantil

El Círculo Mercantil, que durante años estuvo en la margen derecha de la calle Larios, fue una institución de gran implantación en la ciudad. Los comerciantes malagueños en gran número lo frecuentaban a diario.

Puede casi afirmarse que todos los comerciantes del Centro de la ciudad eran socios de la entidad que llegó a ser uno de los poderes fácticos de Málaga.

El Círculo, como tal, estaba presente en todas las manifestaciones ciudadanas, distinguiéndose, por ejemplo, en su atención a las clases más necesitadas.

Como todavía la mujer era casi un cero a la izquierda, la sede estaba dividida en dos partes, una para los hombres y otra reservada a las mujeres, aunque el sector de las damas admitía la presencia de los hombres cuyas esposas se reunían a tomar el té o el café porque las bebidas alcohólicas, al menos en público, estaban vedadas al entonces llamado 'sexo débil', expresión que las deportistas se encargaron de desmentir esa condición de debilidad. En sus instalaciones había de todo, incluso un salón de peluquería para que los socios pudieran someterse al afeitado y pelado a cargo de un barbero como empleado fijo.

El otro gran círculo o club, pero este más selecto (quizá la expresión sea exagerada) fue la Gran Peña, primero ubicada en una planta de uno de los edificios de la calle Larios y después en Puerta del Mar.

La frecuentaban, si no estoy equivocado, médicos, abogados, altos funcionarios, directores de entidades bancarias... Eran tan exigentes en su desenvolvimiento que los socios que acudían a la caseta que la peña montaba en la Feria de Agosto -entonces en el Paseo de Martiricos- tenían que acudir con chaqueta y corbata... en el mes de agosto con terral incluido.

La Peña Malaguista

La irrupción de la Peña Malaguista fue un hito en la historia de nuestra ciudad. Nació para apoyar al entonces denominado C. D. Málaga, después, convertido en Málaga C.F. La Peña Malaguista, presidida por Antonio Gómez Téllez, tenía como principal actividad apoyar al equipo de fútbol que llevaba el nombre de la ciudad. La primera sede estuvo en el primer piso de un edificio de la calle Larios, pasando después a la Acera de la Marina y, finalmente en la plaza del Carbón.

Al poco tiempo de su fundación, la Peña, con varios cientos de socios (quizá llegará a superar el millar), sumó a su condición de apoyo al equipo de fútbol, otras muchas actividades culturales, festivas, de ocio... hasta llegar en mayo de 1975 en asamblea general adoptar el acuerdo de modificar su nombre. En lo sucesivo se llamaría Liceo de Málaga-Peña Malaguista. De este modo se recuperaba el nombre de una entidad que durante muchos años fue lugar de encuentro de la vida cultural de Málaga y cuya historia no sé si está recogida en algún libro.

La Peña Malaguista-Liceo de Málaga instituyó el Premio Málaga de Investigación (se conserva aunque lo convoque otra entidad), semanalmente celebraba en sus salones un periódico oral con participación de profesores, novelistas, artistas..., exposiciones de pintura.

El Sombrero

De las ciento y pico de peñas fundadas en Málaga a partir de los años cincuenta y sesenta, algunas siguen vivas y desarrollan programas y actividades que se centran en los barrios o distritos donde están ubicadas, y en la Feria de Agosto hacen acto de presencia con casetas reservadas a los socios pero abiertas a cuantos lo deseen porque no son cotos cerrados, sino abiertas a todos. De esas peñas, una tuvo una gran presencia en la vida malagueña. Me refiero a la Peña El Sombrero, fundada en 1963.

Otra peña muy arraigada en Málaga es la Trinitaria, con sede en el barrio de la Trinidad, como no podía ser otro, claro. Desde hace muchos años organiza previa a la Semana Santa un concurso de saetas. Y hace años, pero ya desistió de continuarlo, cada domingo en que el C.D. Málaga jugaba en La Rosaleda premiaba con un jamón al jugador más destacado del equipo local. «Un jamón para el mejor».

Tuvo su época el Club de Prensa, sito en la primera planta del edificio que hace esquina Strachan con Salinas. Estaba abierto no solo a los periodistas sino a los malagueños en general. Organizaba, tertulias, seminarios, sesiones de cine amateur, exposiciones, subastas de cuadros destinando los ingresos a entidades benéficas.. Fue sede de la Asociación de la Prensa durante muchos años.

En El Palo está una de las más señeras con un concurso anual en la que participan albañiles de toda España: El Palustre. Es una verdadera institución nacida de la mano de Demófilo Peláez. Otra veterana peña es la que lleva el nombre del más famoso cantaor malagueño: Juan Breva. En ella se da cita los amantes del flamenco.

La Peña El Cenachero, que tuvo gran auge, creó el premio del mismo nombre distinguiendo cada año a un periodista malagueño que ejerciera en Málaga y a otro que lo hiciera en otro lugar del país...

El Cenicero se caracterizó por la original decoración del local a base de toda clase de ceniceros...

La lista es interminable. Más de un centenar.

Con el paso del tiempo algunas eliminaron lo de peña para acogerse a algo más sólido y representativo y con más fuerza, como son las asociaciones de vecinos, que agrupan colectivos para la defensa de los intereses de barrios o sectores. Estas asociaciones son las que reclaman mejoras, señalan defectos, protegen las zonas comunes... con independencia del color político del vecindario.