La restricción del crédito al sector que los bancos impusieron durante los años más duros de la crisis sigue dejando una significativa tendencia de descenso en el volumen de préstamos que están en manos de las familias y empresas malagueñas. A marzo de 2019, la cifra total ha bajado de los 30.000 millones de euros, algo que no ocurría desde 2005, según los últimos datos publicados por el Banco de España. El nivel de crédito vivo en la provincia que maneja el sector privado, con una cifra final exacta de 29.981 millones, es también un 37% inferior a los 47.500 que se alcanzaron en 2008 (justo antes de que estallara la crisis) y que permanecen como el récord histórico en este apartado.

Fuentes del sector económico y financiero señalan que los bancos ya llevan un par de años con el canal del crédito mucho más abierto que en los ejercicios más duros de la recesión (entre los años 2009 y 2013) pero eso no impide que el volumen siga descendiendo ya que son más las operaciones que con el tiempo van siendo amortizadas que los nuevos créditos que se conceden. En realidad, algunas voces insisten en que la economía española requería de un severo proceso de desapalancamiento (desendeudamiento del sector privado) tras unos años de consumo disparado. La propia Comisión Europea, desde Bruselas, alentó esta dinámica en la etapa más crítica de la crisis.

La evolución se deja notar también en la proporción entre créditos y depósitos, que en términos macroeconómicos ofrece en Málaga ya una relación mucho más equilibrada. Así, el sector privado adeuda ahora a los bancos en préstamos un 23% más de lo que tienen ahorrado en depósitos (24.296 millones). La ratio es mucho más baja que la de comienzos de la crisis, cuando el sector privado malagueño manejaba en créditos hasta un 135% más de lo ahorrado.

Crédito y consumo

Fuentes bancarias han comentado en alguna ocasión que, aunque no hay una ratio créditos/depósitos de referencia que pueda considerarse como la más apropiada para una economía, aquella tasa que presentaba Málaga, en una fase de consumo desaforado, reflejaba un endeudamiento a todas luces excesivo. Es cierto que la provincia, por su especial dinamismo inversor, siempre ha manejado unas tasas altas, pero en la Eurozona, por ejemplo, la ratio media es inferior al 10%.

En cualquier caso, la bajada de la liquidez en manos del sector privado respecto a antes de la crisis también dejó efectos muy nocivos para la economía. La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) ha señalado siempre que una parte importante de las más de 18.000 empresas que desaparecieron en la provincia durante los años de la recesión lo hicieron, no tanto por falta de negocio, sino por una enorme carencia de liquidez para seguir funcionando. Los empresarios recuerdan además, ya en clave de presente, que sin crédito suficiente el crecimiento empresarial se limita.

Por su parte, el Colegio de Economistas de Málaga también mantiene que la escasez de crédito en años anteriores ha podido lastrar en parte la reactivación que se viene produciendo, algo mucho más aplicable a una provincia como Málaga, tan dependiente del consumo por el gran peso que tiene el sector servicios. Y aunque ya hay una mayor apertura crediticia por parte delos bancos ,creen que la economía provincial podría crecer todavía a mayor ritmo si esa apuesta fuera más decidida y las pymes tuvieran más facilidades de financiación para inversiones productivas o circulante.