Las obras para mejorar la Alameda Principal están cerca de su culminación. Nada queda ya de esa zona centro caracterizada por el continuo paso de los coches a cualquier hora del día. En poco tiempo, desaparecerán las vallas, los obreros y los materiales de construcción para dejar paso a un nuevo espacio peatonal. Una nueva apariencia que apuesta por un renovado pavimento de colores cobrizos y zonas verdes que proporcionan una imagen mejorada del centro de la ciudad, dejando atrás el caos propio de una ciudad en movimiento constante y rebosante de vida.

A pesar de los cambios, la esencia del centro de Málaga permanece impregnada en el ambiente. Un ejemplo de ello son los renovados puestos de flores, con una nueva estética en madera y acero corte, que otorgan al lugar un nuevo enfoque más moderno, a juego con el tránsito de los viandantes. No corre la misma suerte la zona norte, destinada a la ampliación del metro.

Las zonas verdes son otra de las novedades que presenta la nueva Alameda Principal. Tanto la zona norte como la sur disponen de una hilera de árboles a unos cinco metros de las fachadas de los edificios, que pueden servir como delimitadores naturales ante las posibles terrazas.

Un cambio a mejor que desintoxica una de las zonas más transitadas de la ciudad y con más historia entre sus calles y su gente, que deja paso a nuevas formas de recorrer la ciudad no sólo para los miles de turistas que vienen a Málaga, sino para los propios malagueños.

Nuevo ordenamiento

Cinco serán los carriles que sobrevivan solo para el paso de transporte público, que disfrutarán de tres de ellos. Los taxis se quedarán con los dos restantes.

Las bicicletas también tendrán su propio espacio dentro de la Alameda con un carril que discurre por la acera norte de una extensión de 460 metros que ensambla con su continuación existente en la zona este y oeste.

A pesar de los cambios a mejor, no todo parece tan perfecto. Los comerciantes no están pasando por su mejor momento. Meses y meses de obras afectan al pequeño negocio local malagueño. «A nosotros nos ha venido muy mal, pero esperamos que tenga su recompensa», comenta Julio Adolfo Suárez, trabajador de Rómolo y Remo.

Lidia Infantes del restaurante La Marina, también apunta los efectos negativos «Ha habido un descenso de clientela y turismo porque ven las calles cortadas y no pasan». Para Marcos González, de la Cafetería Leche y Miel, tampoco ha sido una época fácil. Según afirma, además de las obras de peatonalización, también han notado el cambio de la estatua del Marqués de Larios.

En contraposición, Antonio Garijo, dueño de la Antigua Casa de Guardia, comenta que a ellos las obras de la zona norte de la Alameda no le han afectado, puesto que su local cuenta con otras dos puertas. Aún así, es consciente del descenso de clientela en la mayoría de los negocios. «El cliente viene porque quiere venir. Ya tiene una referencia previa de donde nos encontramos».

Sólo el tiempo es conocedor del buen o mal funcionamiento de este nuevo espacio y del futuro de los pequeños negocios locales. Ya no hay vuelta atrás, la nueva Alameda está aquí dispuesta a seguir durante muchos años para el disfrute de todos los malagueños.