En 1974, un joven de 22 años llamado Fernando Rueda -hoy, un reconocido profesor y la mayor autoridad sobre gastronomiía malagueña- publicaba en la revista Jábega un artículo en el que alertaba del hallazgo en el Cerro de San Telmo, en Pedregalejo, de importantes piezas de un poblado de la Edad del Bronce como cerámicas, un hacha votiva y numerosos restos óseos, entre ellos un cadáver casi completo de un hombre de entre 30 y 40 años.

El primer yacimiento de la Edad del Bronce en Málaga -ahora sabemos que del tránsito de la Edad del Cobre a la del Bronce y por tanto, muy anterior a la llegada de los fenicios- se fue sin embargo al carajo gracias a la especulación urbanística pocos años más tarde. De hecho, los restos arqueológicos del denominado Poblado de San Telmo constan como «parcialmente destruidos» en la ficha arqueológica del PGOU.

No podemos olvidar nunca este precedente de salvajismo institucional, porque nuestros cargos públicos son una fuente de sorpresas y lo mismo presentan un proyecto ilusionante para la ciudad, que derriban Villa Maya.

Todo esto viene a cuento por el hallazgo de lo que a todas luces parecen los restos de la única iglesia rupestre mozárabe del término municipal de Málaga, en concreto en Churriana, junto al cementerio, utilizada entre los siglos VIII y X de nuestra era, en plena dominación musulmana.

De confirmarse, y al profesor de la UMA Carlos Gozalbes Cravioto no le cabe ninguna duda, sería la 'segunda oportunidad' para nuestros cargos electos de conservar este regalo de la Historia, pues una anterior iglesia rupestre, también en Churriana, fue destruida por las obras de un polideportivo.

No hay que bajar la guardia porque el PGOU prevé en la zona, donde ha aparecido esta posible iglesia que forma parte de un complejo de más cuevas, nada menos que 200 viviendas. Además, el propio grupo municipal socialista informó a este diario de que, hace unos días, el Seprona había paralizado movimientos de tierra en la parcela.

Por encima de cualquier urbanización que, probablemente, no pasará a la historia de la Arquitectura, esta posible iglesia, con una nave central y dos laterales, merece ser estudiada y si se confirma lo que sostiene el profesor de la UMA, preservada para siempre.

Ejemplos hay a cientos de urbanizaciones que integran restos arqueológicos. En la misma Churriana, una cueva para ermitaños, de la misma época, en la Hacienda Platero, ha sido integrada y puede verse en la calle Maestro Vert.

En cualquier caso, si no fuera posible integrarla, preferible sería permutar la parcela, construir la urbanización en otra parte, y dejar esta zona libre de excavadoras para disfrutar de este hallazgo. A ver si nos dura un poco más que el Poblado de San Telmo.