El mercado laboral de Málaga carbura ya con ritmos de contratación superiores a los de antes de la crisis debido a la reactivación económica de los últimos ejercicios, pero eso no ha traducido, por ahora, en una mejora de la calidad del empleo, que sigue muy dominado por la temporalidad y por los trabajos a tiempo parcial. Los sindicatos critican que, en realidad, muchos trabajadores se ven obligados a encadenar un contrato tras otro rotando para cubrir lo que, en realidad, son los mismos puestos de trabajo. El último Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE), publicado hace unos días y con datos correspondientes a 2018, certifica que las ocupaciones de camarero, peón agrícola, personal de limpieza, dependiente en tiendas, albañil, ayudante de cocina, cocinero, peón de industria manufacturera, monitores de actividades recreativas y peones de invernadero conformaron en 2018 el grupo de diez profesiones más contratadas, concentrando entre todas ellas casi la mitad de los 813.297 contratos que se firmaron en la provincia (en concreto, 402.734, el 49,5%).

De esta forma, el pasado ejercicio muestra una subida de la contratación del 4,9% sobre 2017 y se sitúa, tal como ya sucedió el año anterior, por encima de la registrada en el 2006 y 2007, antes de que estallara la recesión. Sin embargo, el mercado laboral aparece un año más muy sujeto a este tipo de ocupaciones, condicionadas a la estacionalidad turística o a los contratos por obra y servicio, y donde la firma de contratos fijos sigue siendo bastante reducida. Los contratos indefinidos sólo representaron el pasado año un 8,15% (algo más de 66.309 contrataciones), lo que mejora ligeramente la baja línea de años anteriores (que estaba en torno al 6%) pero aún lejos del 10% 0 12% que se registraba en 2006 y 2007, antes de la crisis. La firma de contratos temporales, en sus diferentes modalidades, acaparó el otro 91,85% de las contrataciones que generó Málaga en 2018.

Dentro de esta dinámica de predominio de la temporalidad, el panorama de la provincia sigue arrojando también unos niveles muy altos de rotación en el empleo, con trabajadores que llegan a firmar entre cinco y quince contratos al año (e incluso más). De hecho, el SEPE certifica que los 813.297 contratos firmados en Málaga durante el pasado año realmente sólo dieron para contratar a 332.058 personas.

Se da así la paradoja de que habiéndose firmado muchos más contratos que en 2007, el último de bonanza económica antes de que llegara la crisis, la cifra de personas incorporadas con esos contratos apenas es ligeramente superior. Los números hablan por sí solos: el pasado año se suscribieron en la provincia 123.000 contratos más que en el año 2007 (cuando se firmaron casi 690.900), pero únicamente sirvió para incorporar con ellos a 2.464 personas más que en aquel ejercicio (329.524).

Como muestra de esa elevada rotación, hay un grupo de 33.730 personas (el 10,1% del total contratado) que acumularon en 2018 más de 332.000 contratos o, lo que es lo mismo, el 40% de todos los que se firmaron en la provincia. Desglosando aún más este apartado, se comprueba que hay un colectivo de 4.300 personas que tuvieron que firmar a lo largo del año más de 15 contratos laborales, una cifra ciertamente llamativa.

Las centrales sindicales insisten en que este fenómeno se centra sobre todo en segmentos como la hostelería, el comercio o los trabajos agrícolas, más allá de las contrataciones por sustitución que pueda haber en sanidad o educación. Y critican que con esta rotación continúa de trabajo se cubren en realidad puestos estructurales de las empreas. La media de contratos por persona en Málaga fue de 2,45 en 2018, lo que prolonga el porcentaje de los últimos años.

Otro elemento que caracteriza al mercado laboral de Málaga en los últimos tiempos es el peso creciente de los empleos a tiempo parcial en detrimento de los de jornada completa, un fenómeno que preocupa mucho a los sindicatos. El 40% de las contrataciones realizadas en 2017, un porcentaje muy similar al del pasado ejercicio y que mantiene de nuevo cotas máximas en relación a lo que se registraba antes de la entrada en vigor de la reforma laboral del año 2012. En 2006, antes de la crisis, los contratos a tiempo parcial sólo suponían el 23,8% del total.

CCOO y UGT critican que esta modalidad de contratos esconde muchos casos de fraude, con trabajadores que echan más horas de las que marcan sus contratos, sobre todo en la hostelería. Recuerdan que desde la implantación de la reforma laboral, la precariedad laboral se ha agudizado en Málaga, ya que las empresas, apuntan, aprovechan para sustituir a fijos por temporales en puestos estructurales dentro de cada negocio.

La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), por su parte, sigue reconociendo que el empleo que se viene creando en estos últimos tiempos no tiene aún el nivel de calidad deseado, aunque reafirma que la estabilidad de los contratos y la apuesta por la jornada completa irá aumentando a medida que se consolide la reactivación económica.

Las pymes, lo más común

Por otro lado, los datos del Observatorio constatan que el tejido económico de la provincia está constituido fundamentalmente por microempresas. El 78,2% de las más de 56.800 firmas dadas de alta con afiliados al Régimen General de la Seguridad Social en Málaga a finales de 2018 tenían como máximo cinco trabajadores. El porcentaje sube al 96% si se le añade la horquilla de entre seis y 25 trabajadores. La CEM viene advirtiendo de la necesidad de que la empresa malagueña gane dimensión para competir mejor en un mercado cada vez más competitivo y globalizado.

El peso de las empresas de mayor dimensión sigue siendo muy pequeño, aunque es cierto que se observa una pequeña subida en porcentajes con respecto a los años anteriores. Málaga, en todo caso, sólo tiene 1.264 empresas de entre 26 y 50 trabajadores (un 2,2% del total). Los porcentajes son aún menores a medida que aumenta el tamaño: 539 firmas se mueven entre los 51 y los 100 afiliados (un 0,95%) y 421 (0,74%) presentan ya de 101 afiliados en adelante.