David, que el día anterior había trabajado, salió el domingo de casa para tomarse un café con su pareja y volvió con uno de los servicios que marcarán su carrera profesional como policía nacional. Sentado en un establecimiento del centro comercial Vialia, al agente se le cambió la cara cuando vio pasar a apenas unos metros de su mesa a dos hombres cuya descripción encajaba con la de dos peligrosos fugitivos suecos buscados en su país por secuestrar y torturar con una máquina perforadora a un hombre durante tres días para robarle. Uno de ellos es boxeador olímpico y ambos han pertenecido a una banda motera de Goteborg.

Él y sus compañeros de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) habían recibido informaciones sobre la posibilidad de los sospechosos, hermanos de 35 y 37 años, podían estar en la provincia de Málaga, pero lo último que David podía imaginar es que se iba a encontrar con estos dos armarios empotrados de tiendas. "Yo sólo había visto unas fotos, pero se me dan bien las caras y los reconocí enseguida, sobre todo al boxeador", asegura el agente antes de explicar que no le dio tiempo a apreciar si el hermano tenía la peculiar cicatriz en la mejilla que lucía en la ficha policial. David no se lo pensó y dejó plantada a su pareja, que ya había detectado que a su compañero le había cambiado el gesto a 'modo trabajo on'.

El agente bajó de planta y localizó a los sospechosos junto a una escalera mecánica del centro comercial. Aprovechando que los hermanos entraron a una tienda, solicitó a un vigilante de seguridad que movilizara a todos los compañeros que pudiera. Le dijo que eran tres, dos en cámaras y uno en galería, y le pidió que vinieran todos. En ese momento, antes de lo esperado, los suecos salieron del establecimiento y se separaron nada más ver al vigilante hablando con un tipo de barba larga vestido con bermudas y sandalias. "Si yo no llego a ser policía se hubieran separado igual. Este tipo de delincuentes toma muchas precauciones y reaccionan en cuanto ven algo que no les gusta", apunta. Separarse puede ayudar a que uno de los dos consiga huir. A David le subieron las pulsaciones y decidió intervenir en cuanto distinguió la cicatriz en la mejilla el hermano del boxeador."O actuaba o los perdía"

, insiste. El agente sacó la placa para identificarse e indicarle al más corpulento de los hermanos que se diera la vuelta al tiempo que sostenía discretamente su arma reglamentaria con su mano derecha. Tras avisar a los vigilantes para que interceptaran al otro sospechoso, estos lo llevaron hasta David y le ayudaron a engrilletarlos, el momento más crítico por el tipo de reacción que pueden tener personas de un perfil tan violento. Por suerte, los hermanos no se resistieron y el agente pidió refuerzos desde su teléfono. Eran las dos de la tarde y, con la ayuda de los vigilantes, acababa de detener a dos de los fugitivos más peligrosos y buscados de Suecia en su día de descanso.