Un todoterreno cargado de hachís podría estar subiendo ahora mismo el puerto de Las Pedrizas. Lo más probable es que haya sido robado o alquilado con documentación falsa. Durante los últimos años, el modelo referencia ha sido el X5 de BMW. «Es potente, tiene los cristales tintados y permite quitar fácilmente los asientos traseros para cargar entre 500 y 1.000 kilos», describe el número dos del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (Edoa) de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga. Sin embargo, este tipo de vehículos empieza a estar muy visto y los narcos buscan discreción. Un policía nacional de la Udyco Central curtido en la lucha contra el crimen organizado en la Costa del Sol y Madrid asegura que los traficantes están apostando por furgonetas tipo Citroën Jumper. Los dos investigadores coinciden: el conductor y único ocupante suele ser un ciudadano francés de origen marroquí de entre 25 y 30 años.

El chico prefiere no pensar en lo que lleva detrás. Esa tonelada de polen de gran calidad pesa mucho más que los mil kilos que marcó la báscula hace unas horas. Los dueños de la droga y de su vida han pagado 800.000 euros por el hachís, 50.000 por el traslado de los fardos desde las montañas del Rif hasta la costa marroquí y otros 300.000 para salvar el Estrecho. El valor del lote completo suma más de un millón de euros y aumenta al ritmo del cuentakilómetros.

Este coche se dirige a París. Otros irán a Marsella, Lyon o Burdeos. O seguirán hacia el norte para cubrir la demanda belga. Estos mil kilos atravesarán la península por Madrid o por la costa levantina para cruzar la frontera por Irún o La Junquera, según el plan. Los contactos que la red tiene en la frontera determinarán si toma carreteras alternativas. El conductor tiene instrucciones de circular a velocidades razonables y sólo se detendrá para repostar en una carretera secundaria con los bidones de combustible que lleva de equipaje. Parar en una gasolinera no es buena opción. Hay cámaras y podría cruzarse con una pareja de guardias civiles con buen olfato, así que también ha preparado comida que tomará sobre el volante, bebidas energéticas y quizás algo de cocaína para engañar al sueño. Conduce y espera noticias del coche lanzadera, que le lleva cinco minutos de ventaja para avisarle por teléfono de todo lo que suponga una amenaza. Un control de tráfico, un accidente o un coche sospechoso le hará tomar la primera salida de la autovía y replantear la ruta. En diez horas estará en suelo francés, si bien los duros controles que se realizan en puntos como Irún o Bayona ha provocado una nueva tendencia. «Algunos grupos han comenzado a crear guarderías en Barcelona para que otro equipo baje desde Francia a por la droga. Esto nos dificulta los seguimientos y evita que los conductores se hagan 2.000 kilómetros de un tirón desde la Costa del Sol», explica el policía .

Todo fluye y el conductor canta uno de sus estribillos preferidos en su lista de Spotify. «La gari vient d'Allemagne, les kilos de Malaga. La gari vient d'Allemagne, les kilos de Malaga» (La coca viene de Alemania, los kilos vienen de Málaga). La canción Malaga es de Alonzo, un rapero marsellés de origen comorense cuyo videoclip suma más de dos millones y medio de reproducciones en Youtube desde que lo publicara en marzo. La estética es muy go fast, como policialmente se conoce al transporte de hachís en turismos desde el sur de España en el menor tiempo posible. Asfalto y un coche de alta gama franqueado por motoristas se imponen durante un tema que destaca la importancia de la Costa del Sol en la ruta del narco.

Al joven también le gusta Mister You, otro rappeur de éxito con antecedentes por tráfico de drogas e incitación al consumo. Sabe de lo que canta. En su C'est Quoi Les Bails, este parisino descendiente de marroquíes subraya la conexión entre Málaga y Saint-Tropez (Costa Azul) y el argumento del videoclip, con ocho millones de visualizaciones, resume el recorrido de la droga desde que se produce en Marruecos hasta su llegada a Francia. La escena del alijo con fardos de cartón piedra está rodada a plena luz del día en un espigón de las playas de El Palo con el monte San Antón haciendo de extra (imagen que acompaña la información).

Ninho, otro talento, también se inspira en un modus operandi que dominan los narcos franceses en el vídeo de Toutes options. Buena parte de la ficción está filmada en la gasolinera de El Saladillo, en Estepona. El francés de origen congoleño y sus colegas repostan a ritmo de hip hop antes de incorporarse a la A-7 e iniciar su regreso a Francia en un Audi cuyo maletero ha sido previamente cargado con bolsas de hachís y marihuana que finalmente son intervenidas por la policía francesa en el entorno de París. Esta historia progresa desde Ketama, la cuna del hachís con mejor reputación de Marruecos, hasta la capital gala, previo paso por puntos como Tánger, Marbella, Málaga, Barcelona, la fronteriza Perpiñán o Béziers. Al igual que Mister You, no duda en manosear y sacar primeros planos de una muestra de la mercancía. Lacrim, otro artista que compartió prisión con Mister You por un asunto relacionado con un kalashnikov real que usó en una de sus grabaciones, o el también polémico Booba, que actuará en Estepona el 23 de agosto, son otros de los muchos nombres con una gran sensibilidad por la Costa del Sol.

Fenómeno social

La presencia de Málaga como fuente de inspiración en el hip hop francés no es anecdótica. La Costa del Sol es una parte tan consolidada de la ruta que abastece de hachís a Francia y media Europa como importante es el rap en la sociedad gala. «Francia es el mayor productor y exportador de este género en el mundo después de Estados Unidos», asevera Miguel González, profesor interino de francés en la enseñanza pública y desde hace muy poco doctor cum laude por la Universidad de Cádiz gracias a su tesis Poesía oral y cultura urbana en la Francia contemporánea (1995-2015). Importado desde Norteamérica en los años 80 a través de grupos referencia como los reivindicativos Public Enemy, González asegura que el hip hopen las zonas donde más razón de ser tiene. En la calle, en la banlieue banlieue(suburbios) donde se concentra el 80% de la población, en los guetos donde la exclusión social se mastica: «En las enormes colmenas, allí donde la clase obrera lo pasa mal y sus jóvenes no tienen acceso a la educación, el rap se convierte en una forma de expresión para desacreditar a los medios, de enfrentarse a la narrativa histórica, a la supremacía blanca, al abuso policial y por supuesto en un instrumento para cantarle a la única solución económica a la que tienen acceso: el narcotráfico y la delincuencia, como los narcocorridos de México». Esta temática, continúa el experto, no es nueva, ya que el gangsta rap existe desde hace cuatro décadas como subgénero en Estados Unidos y de sobra es conocida la ayuda financiera que muchos artistas obtienen de los narcos para sacar un disco a la calle. Uno de los investigadores policiales va más allá y asegura que sus colegas franceses tienen razones para sospechar lo contrario, es decir, que algunos raperos invierten en la droga por los grandes beneficios que genera en muy poco tiempo.

Como el hip hop, el tráfico de drogas busca consumidores en las zonas más deprimidas de las grandes ciudades. También talento y mano de obra. Para el transporte, la fase de mayor exposición, los narcos galos tienen dos opciones, según la experiencia de los agentes de la Udyco Central y el Edoa. Pueden elegir a tipos de total confianza y con experiencia previa, que suelen ser los más peligrosos, o mulas que necesitan el dinero y aceptarán sin pensarlo cubrir el trayecto entre A y B: «Estos son más interesantes para las organizaciones porque si los pillamos es imposible que nos aporten detalles de una estructura que desconocen. Dependiendo de la cantidad que transporten cobrarán entre 5.000 y 10.000 euros».

Un buen pellizco para nuestro conductor, que a su edad ya tiene más posibilidades de progresar como narcotraficante que como estrella del rap. Si llega a París conseguirá que los dueños de su vida coloquen en la calle el kilo de hachís a 4.000 euros, cuando en la Costa del Sol cerraron el trato por 800. Y todos cantarán la canción de Alonzo.