Cuando se pone fecha y hora a la intervención, el equipo de Purificell acude previamente a la sala para organizar su material y que esté todo listo para, una vez en plena operación, trabajar mano a mano con el resto del equipo.

Los científicos Victoria de Andrés, Jesús Mateos y el cirujano plástico José Ramón Moreno asisten a todas las intervenciones y trabajan de manera simultánea con el equipo de cirugía; una mesa anexa en la que aplica la fórmula a las células madres, tras extraer grasa de la zona conocida como «flotador» al paciente, y que se administra en la zona en la que necesita regenerar con la cantidad que se estipule en ese mismo momento. «Todo lo que sea causa inflamatoria o degeneración; ahí funcionamos», resume la bióloga Victoria.

En cuanto a la forma en la que «hablan» entre si las células con la zona afectada, la directora de Purificell detalla que lo hacen a través de los cuerpos vesiculares; los «mensajeros» que se comunican con la zona dañada y les trasmiten lo que necesitan. Una función que se descubrió en la década de los 70 y que en aquel momento no supuso un gran hallazgo, sin embargo, en la actualidad con la aplicación cada vez mayor de las células madres ha cobrado gran importancia. «Por eso soy una gran defensora de la investigación básica», sentencia. Un proceso que ella misma vivió cuando inició este proyecto y para el cual le fue de gran ayuda los conocimientos previos que tenía sobre el desarrollo embrionario.