El arte de gobernar es complejo y requiere una gran exigencia del líder de un equipo. Liderar, a veces, es tomar decisiones impopulares o aparentemente poco edificantes, pero en ocasiones son necesarias para salvaguardar o salvar la cara de la acción de gobierno. En ello debió pensar Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, a la hora de hacer las listas del PP al Ayuntamiento en las últimas elecciones y calibrar si iba a contar, o no, con el ex concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, entre los candidatos. Finalmente el regidor dijo sí y esa decisión, cómo no, es respetable o respetada por buena parte de las filas populares y del propio equipo de gobierno pero también ha generado, según ha podido constatar este periódico, malestar en una parte del Ejecutivo malagueño.

Recapitulemos: este periódico publicó en su día que había miles de expedientes sancionadores en Urbanismo que no acabaron en multa o que no se tramitaron. Ello devino en una comisión de investigación municipal que generó muchos titulares y de ahí, los grupos de la oposición se fueron a la Fiscalía, que abrió diligencias de investigación que desembocaron en una investigación judicial por el 'caso Villas del Arenal'. Teresa Porras, edil de Servicios Operativos, fue investigada junto a Pomares y al gerente de Urbanismo, José Cardador. Al final, se ha sobreseído el caso contra Porras, pero continúa la investigación contra Pomares y Cardador, pesquisas judiciales que no entran en el desaguisado de los expedientes sancionadores, sino que se centran en las instrucciones dadas para arreglar el enorme problema que tuvieron, en relación a varias obras ilegales, los vecinos de Villas del Arenal. Hace unos días, un informe policial argumentaba que, al menos, en 39 de los 116 expedientes relativos a esta promoción se disminuyeron las multas, algo que se hizo mientras trabajó en los expedientes el denominado equipo B de Urbanismo. Los concejales han contratado a un experto y prestigioso abogado para salir con éxito del envite judicial: José Carlos Aguilera, que ya ha evitado, como repetimos, que se siga la causa contra Porras y, según ha explicado en alguna ocasión, es posible que Pomares y Cardador corran la misma suerte.

De cualquier forma, y más allá del envite judicial, el regidor malagueño, en el marco de la negociación del gobierno de coalición con Ciudadanos, aceptó dejar a Pomares sin cartera alguna hasta que no se sobresea la investigación contra él, que es algo plausible en poco tiempo. Eso sí, le ha reservado una tenencia de alcaldía y Gemma del Corral, nueva responsable de Sostenibilidad Medioambiental, ha tenido que comerse el marrón de llevar los Servicios Sociales, que es la cartera que deberá liderar Pomares una vez se despeje el horizonte judicial. El hecho es que la reserva de una tenencia de alcaldía para Pomares ha sentado mal en parte del equipo de gobierno, un ala en la que no se entiende que el exedil de Urbanismo tenga asegurado su puesto, un cargo que, por cierto, podría estar desarrollando otro compañero del partido. El cabreo no lo genera el hecho de que haya repetido en las listas, sino el papel que juega ahora Pomares y el desgaste que produce a todo el equipo de gobierno una situación que podría calificarse de kafkiana. También recuerdan que todos los concejales populares, más o menos, han dado la cara por Pomares y lo han defendido, no siendo cercano al PP, sino un fichaje en su día del alcalde, y alguno de ellos considera que él debería haber respondido a esa confianza apartándose del camino, al menos hasta que su reputación quede inmaculada, como parece que ocurrirá. Fue Cs la que forzó ese camino.

El alcalde siempre ha dicho que él cree en la presunción de inocencia y que, mientras no sea imputado formalmente (es decir, que se abra juicio oral, algo improbable), no piensa prescindir de Pomares. De la Torre ha puesto la mano en el fuego por el concejal, cuya situación, reiteramos, no se entiende del todo por parte de algunos de sus compañeros.

Fuentes cercanas al PP, de cualquier forma, esbozan la teoría del pollo herido, es decir, el ave que, por estar enferma, recibe los picotazos del resto del gallinero, e insisten en que la reputación de Pomares va a quedar limpia de mácula en los próximos meses, porque no se trata de corrupción, lo que es cierto, sino que lo que se trata de dilucidar en sede judicial es si hubo decisiones erróneas. Todo ello hay que ponerlo en relación con el hecho de que los ediles cercanos a Elías Bendodo no han sido precisamente los más beneficiados en el reparto de áreas en el nuevo equipo de gobierno, que no tiene mayoría absoluta, reiteramos, y que ha debido apoyarse en un pacto con Ciudadanos que costó lo suyo, precisamente porque el anterior portavoz naranja, Juan Cassá, dijo varias veces que no apoyarían un Ejecutivo que tuviera entre sus filas un investigado. Todo acabó con Pomares como edil sin atribuciones, observando los toros desde la barrera a la espera de que el entrenador lo llame para calentar.

A todo esto se unen las críticas de la oposición. Hay quien conjetura, de hecho, desde la bancada opuesta al PP con que si, por lo que sea, el asunto sigue contra Pomares en los juzgados, ello podría motivar una moción de censura en toda regla contra el equipo de gobierno. El PSOE, por ejemplo, cree que «si se sigue investigando es porque el juez ha visto indicios de delito», pero, aun en el caso de que todo esto no acabara en un banquillo de los acusados, y esta tesis la comparte Adelante Málaga, Pomares es responsable, junto a Cardador, no lo olvidemos, de la gestión realizada en relación a estos expedientes. Ante la publicación en prensa del desaguisado, la respuesta de Pomares fue dejar de hablar con este periódico y no atender a sus requerimientos informativos durante un par de años sin que nadie se sonrojase. Recuerda la oposición que una cosa es la responsabilidad penal, que dilucidará el juez según su conciencia y los indicios que tenga en un sentido o en otro, y otra son las responsabilidades políticas por no saber lidiar con una situación que, bien es cierto, fue heredada, es decir, Pomares se la encontró, aunque no reunió o no supo reunir la necesaria audacia como para solucionar un tema tan importante, porque esas sanciones o expedientes que podían ser sancionadores no sólo son dinero para la ciudad, sino que además son la base de la disciplina urbanística, tan importante para cualquier urbe. Dicho todo esto, habrá que esperar a que el juez decida qué hace con Pomares y Cardador, aunque parece, según fuentes cercanas al caso, que podrían escapar bien de la partida, al menos penalmente.La situación es de alto voltaje. Hay quien dice que Pomares ofreció su dimisión al alcalde y este no se la aceptó.

Redes sociales. La pasada crisis, por cierto, sirvió, como dicen los expertos, para empoderar a la ciudadanía. Y un signo de que los ciudadanos han recobrado la conciencia crítica y la necesidad de exigir cuentas a los responsables públicos la tenemos en las redes sociales y, sobre todo, en Twitter. Hay numerosos colectivos de defensa del patrimonio o vecinales que ponen en jaque a nuestros políticos, incluso los fines de semana, pidiendo explicaciones una y otra vez a través de estos canales. La concejala que más entra al trapo, contestando con mejor o peor fortuna, es Gemma del Corral, a quien deben agradecérsele estos gestos, aunque hay otros altos cargos que también dedican unos minutos del día a hablar con los ciudadanos en las redes sociales. La nueva política ha llegado para quedarse.