El paciente entra en quirófano. Regenerar aquello que una necrosis, quemadura o el desgaste del tiempo haya deteriorado a nivel óseo, piel, muscular o cartílago es el objetivo de esa intervención. Mientras el cirujano prepara la anestesia, abre y celebra el ritual propio de la operación, el equipo de Purificell en menos de 45 minutos toma una muestra del tejido adiposo subumbilical para extraer las células madres del paciente, hacer un concentrado del mismo y dejarlo listo para inyectar. A partir de ese momento, la regeneración comienza de manera instantánea, la magnitud de la reparación marca el tiempo que el paciente necesita para notar mejoras en su calidad de vida y recuperar aquello que estaba perdido.

Es solo una intervención, no tiene efectos secundarios la inyecta en sí del concentrado en la zona afectada y es cuestión de minutos llevarlo a cabo. Sin embargo, detrás de está técnica revolucionaria que ya han probado unos 200 pacientes con una tasa de éxito del cien por cien hay años de investigación y esfuerzo.

La empresa malagueña Purificell está compuesta en la actualidad por 4 biólogos y 2 cirujanos, un equipo biomédico que ha dado con la tecla para regenerar huesos, cartílagos, tendones, piel y músculo con las células madres del propio afectado. Una técnica que pusieron en marcha en 2015 y que cada vez gana más peso entre la comunidad médica y aquellos que quieren dar un salto de calidad en sus vidas. «Las células madres son el gran recambio y reposición de los tejidos», explica la directora de Purificell, Victoria de Andrés.

De aquella conversación entre amigos de la bióloga y profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga (UMA) Victoria de Andrés y el cirujano plástico José Ramón Moreno para ver si sería posible solucionar problemas de la epidermis por quemaduras o accidentes con células madre a la agenda repleta de fechas cerradas para pasar por quirófano para abordar este y otros muchos problemas han pasado nueve años.

Dos años de investigación

Aceptar el reto por parte de la científica Victoria de Andrés y su compañero Jesús Mateos fue el primer paso. Un proyecto que elaboraron de manera minuciosa y ganó el primer premio Spin Off de la UMA en 2011; un pequeño revulsivo para estos dos científicos que les abrió las puertas al siguiente nivel: Investigar.

Después de dos años a base de prueba y error en la sala de cultivos celulares de la Facultad de Ciencias de la UMA con cambios continuos en el centrifugado, el tiempo de espera o ph, entre otras variables, los científicos dieron con la fórmula idónea para conseguir unas células madre mínimamente tocadas y con sus capacidades a más del 90 por ciento. Datos extraordinarios, como la propia Victoria de Andrés resalta, con una técnica personalizada de gran calidad.

«A partir del tejido graso abdominal hemos obtenido células madre en perfecto estado», explica Victoria. Una fórmula a través de la cual obtienen más del 95 por ciento de las células mesenquimales, con una tasa de supervivencia superior al 92 por ciento y de reproducción del 93 por ciento. Y es que, el campo de las células madre es uno de los grandes atractivos en la medicina actualidad. Sin embargo, la directora de Purificell asegura que el proceso que ellos llevan a cabo es diferente al del resto de empresas que trabajan con ellas, basado normalmente en la expansión y el uso de muchos células. Su técnica respeta las capacidades de estas células y permite trabajar a las dosis que el cirujano requiera y no de manera masiva, frente a otros. El momento eureka había llegado y ahora era el momento de ponerlo en práctica. «Al ser un trasplante autólogo no hay posibilidad de rechazo ni incompatibilidad», sentencia.

Tras las pruebas necesarias, los tiempos propios que llevan las pruebas «in vitro» y «in vivo», y el entramado burocrático que supuso obtener las licencias necesarias, comenzaba un nuevo reto para el equipo de Purificell, conseguir que los equipos médicos quisieran usar esta alternativa hasta entonces desconocida en sus intervenciones. La forma de trabajar, la técnica; todo era nuevo y despertaba cierto escepticismo entre la comunidad médica. «En 2015 solo tuvimos cuatro casos», explica la directora recordando los inicios. Por suerte y demostración de buenos resultados, el miedo a lo desconocido ha sido superado y cada vez son más los que apuestan por esta técnica en sus intervenciones quirúrgicas. Médicos del Hospital Vithas Parque San Antonio, Chip o el centro hospitalario HLA El Ángel ya han trabajado con Purificell y desde que iniciaron su periplo han atendido unas 200 personas.

Rodillas, tobillos, caderas, clavículas, hombros, discos intervertebrales, muñecas...Las posibilidades de regenerar son amplias y hasta el momento todo lo que se ha planteado en la sala de operaciones ha sido superado con éxito. La idea inicial de dar con una fórmula con la que aplicar células madre para regenerar por estética aquello afectado por quemaduras o accidentes ha evolucionado y el campo de la Traumatología es uno de los fuertes en estos momentos. «A muchos pacientes ya se les había hecho de todo sin resultados y esto ha sido un éxito total», resalta Victoria. Una técnica que, además, no plantea ningún problema ético y no es costosa ni entrama mayor dificultad.

Entre los pacientes que se han beneficiado de esta técnica, la directora de Purificell recuerda a una menor a la que una degeneración ósea en la cabeza del fémur le hizo llevar muletas desde los 5 años hasta los 14. La imposibilidad de caminar por sí misma y probar todas las técnicas posibles hasta el momento empujó a la familia a optar por esta alternativa. Tras la intervención la menor volvió a andar sin ayuda alguna.

Otro caso es el de la propia madre de Victoria, una mujer octogenaria a la que una degeneración absoluta de hueso y cartílago de rodilla le condenaba a usar una silla de ruedas motorizada. En cuestión de tres días, tras la operación, ya podía subir escaleras. « Ha recuperado el movimiento de flexión de rodilla que es lo que le permite el desplazamiento y subir y bajar escaleras. Ha supuesto para ella no renunciar a su independencia», expresa Victoria.

Entre las decenas de casos que han visto, también está el de un chico deportista con proyección que a raíz de un accidente sufría un dolor continuo en el codo que le impedía coger la raqueta y jugar. Pasar por el quirófano e insertar sus propias células madres en la zona afectada le ha supuesto la recuperación al cien por cien y en la actualidad juega sin dolor alguno. Una forma desconocida aún para muchos de recuperar tejido perdido y calidad de vida.