«Me encanta este país y me encanta su cultura, en especial Picasso, así que para mí es un honor poder exponer en Málaga, su ciudad natal», confiesa Nidal Sawas.

La cita con esta poeta, crítica de arte y pintora siria tuvo lugar el pasado jueves 18, poco antes de que inaugurara en la sala de exposiciones Manuel Barbadillo, de Aplama, que puede verse hasta el próximo 2 de agosto.

Esta pintora y poeta siria nació en la milenaria ciudad de Alepo, la más poblada del país. Sin embargo, la terrible guerra civil que todavía asola Siria le ha obligado a cambiar Alepo por Estocolmo, donde vive desde hace cuatro años como refugiada política, junto a sus cuatro hijos.

De este brusco cambio vital para toda la familia destaca que hay que «poner en la balanza» sus hábitos orientales y por otro Suecia, «un hermoso país con gente muy agradable con nosotros y a la que apreciamos mucho».

Como explica, tras abandonar Siria por causa de fuerza mayor, su primera exposición en Suecia «fue un mensaje al mundo de que necesitamos la paz y pedimos por la paz, la infancia y toda la Humanidad».

Reflejos de ese anhelo de paz y de antibelicismo pueden verse en cuadros de esta exposición muy significativos para Nidal Sawas como «Sinking» (Hundimiento). «Al vivir en Alepo y ser testigo de toda la guerra intenté plasmar ese horror dentro de mis pinturas», explica.

La exposición incluye, en esta línea de tonos gris y negros, obras como «The world as I see it», (El mundo como lo veo), un paisaje agreste y solitario; pero también expone otros de aire impresionista y cielos enormes y luminosos, que parecen invitar a la esperanza, aunque la artista siria prefiere interpretarlos como una invitación a la meditación y el pensamiento.

El cambio de país y de vida, sin embargo, no le ha hecho cambiar como pintora porque, como resalta, «soy la misma artista, en el sentido de que sigo tratando siempre de investigar y de descubrir nuevas técnicas». Su trabajo como crítica de arte, destaca, es otro acicate para seguir buscando en el mundo del arte. «Es mi manera de ser y de pensar», subraya.

Con sus cuadros, explica, quiere que se establezca un diálogo entre la obra de arte y el espectador, para que le llegue el mensaje que quiere transmitir. «Quiero dejar que hablen con mis cuadros y que mis cuadros invadan el espíritu del otro, es una suerte de juego espiritual entre la persona que contempla el cuadro y la obra misma», detalla.

Como explica, antes del estallido de la guerra su país demostraba tener mucha vida cultural, amor por el arte y contaba con un importante número de pintoras, más en número y en proporción que en el vecino Líbano.

Por el momento, Nidal Sawas no se plantea regresar a Alepo, porque continúan «las bombas» y la situación es «muy peligrosa». La artista está aprovechando esta exposición para conocer más a fondo la tierra de Picasso.

La exposición ha sido posible gracias a la cesión gratuita de la sala por parte de Aplama, la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga, que se solidariza así con esta pintora de un país en guerra.