Como cada semana, decenas de matrimonios españoles esperan en Ucrania una respuesta de la Embajada española en Kiev. Estas parejas viajaron a este país con un propósito y una ilusión clara: ser padres. Este es un sueño que algunos de ellos solo han podido conseguir mediante la gestación subrogada, una técnica de reproducción asistida nula en España, en la que una mujer accede a gestar al hijo de otra persona o pareja.

Años de un camino nada fácil, al que ahora se le suma la espera en el propio país para obtener la respuesta de las autoridades consulares españolas en cuanto se refiere, a la inscripción de sus bebés en el registro civil. «Más de 140 bebés se encuentran atrapados en este país. Cada vez hay menos ánimos, las familias están desesperadas y colapsadas por la burocracia de tener que salir con la nacionalidad ucraniana tras más de 150 días atrapados», informa APINGU, la plataforma apartidista por la Protección de la Infancia Nacida en Georgia y Ucrania, una de las encargadas de dar apoyo a estas familias y difusión a la situación a la que llevan meses enfrentándose.

Esa larga espera es consecuencia de la negativa del Gobierno a inscribir con nacionalidad española los menores nacidos mediante esta técnica, algo que antes se realizaba tras la aceptación de una prueba de ADN con la que se garantizaba la paternidad o maternidad de uno de los progenitores españoles del bebé. Una nueva instrucción que dejaba sin efectos la de la Dirección General de Registros y del Notariado (DGRN) en la que se abría la puerta a la inscripción de niños concebidos en el extranjero por gestación por sustitución mediante la presentación de tal prueba con la que certificara la paternidad.

El propio Ministerio de Justicia informó a Europa Press de que los padres habían actuado « de forma ilegal al recurrir a una práctica que está prohibida en España». Con esto, la embajada española en Kiev dejó en el limbo jurídico a decenas de parejas con madres gestantes en la recta final del embarazo o ya con sus niños y niñas en brazos a sus propias puertas. En ella, cuelga un aviso oficial en el que se comunica la actual situación: «De acuerdo con el criterio establecido por el Ministerio de Justicia de dejar sin efecto la instrucción de la DGRN de 16 de febrero de 2019, resulta de aplicación la instrucción de la DGRN de 5 de octubre de 2010, sobre régimen registral de la filiación de los nacidos mediante gestación por sustitución. Por ello, aunque todos los casos serán analizados de forma individualizada, en esta sección consultar no se podrán ya autorizar nuevos expedientes de inscripción de niños nacidos mediante la técnica de gestación subrogada». Ante ello, cada «viernes negro» como llaman los padres en Kiev al acto de presencia que hacen en las puertas del Consulado, siguen reclamando a las autoridades españolas.

Todo este tiempo, entre ellos se han estado varias familias malagueñas. Ahora, la única que quedaba esperando la nacionalidad española, «ha conseguido salir por fin del país», así lo informa Miguel González Erichsen, de Universal Subrogacy, abogado especializado que trabaja en el caso de esta familia malagueña que tras meses de espera ha conseguido que Ucrania conceda a su bebé la nacionalidad ucraniana, permitiéndoles por lo tanto, volver a España, para continuar con el proceso de adopción.

«Después de meses de espera, de lucha, de reclamaciones y peticiones a la Embajada, han conseguido que las autoridades ucranianas reconozcan al bebé», explica Erichesen. Pero frente a esta larga y provisional situación, las familias reclaman que España cumpla con su propia ley. Este abogado destaca que «se sacaron de la manga un reglamento ilegal contraviniendo jurisprudencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en contra de nuestra propia normativa. En concreto, algunas de ellas son el párrafo tercero del artículo 10 de la Ley de Técnicas de Reproducción asistida, la Ley de Enjuiciamiento Civil o tratados sobre menores. Una normativa europea que obliga a que se reconozcan a los bebés nacidos por gestación subrogada y especialmente, cuando existe un vínculo biológico como ocurre en estos casos».

Tras meses de espera, la familia malagueña está a punto de pisar suelo español y aquí les queda un arduo y lento procedimiento burocrático donde tendrán que interponer una demanda de paternidad. Un instrumento que aunque en su día no tenía esta específica finalidad, les servirá para que su bebé sea reconocido ciudadano español.