Pese a lo que afirmaba Pío Baroja, el nacionalismo no se cura viajando. Meta usted en un avión a dar la vuelta al mundo a los nacionalistas más carcas que tenga en mente y volverán con sus ideas retrógradas intactas.

El viaje lo que sí procura es, entre otras cosas, la capacidad de comparar. Gracias a eso, más de una vez nuestros cargos públicos se han traído a Málaga ideas y equipamientos ajenos, fruto de sus voltios por provincias españolas y extranjeras.

Bien podían nuestros políticos, fruto de sus desplazamientos por España, darle una vuelta al concepto de parque canino malaguita, que en bastantes ocasiones se limita a un terrizo con una fuente. En una ciudad de secano como Badajoz, por ejemplo, uno de los parques caninos más frecuentados debe su éxito a las rampas y accesorios colocados para que los perros corran, trepen y salten como en un campo de entrenamiento.

Nada que ver con el desconcertante y precario parque canino apañado por los vecinos en un solar de la calle Chaves, en La Victoria. El problema estriba en que, aunque no consta oficialmente como parque canino del Ayuntamiento, se usa como tal y de hecho la parcela, que está vallada, cuenta con una puerta de acceso que puede abrir cualquiera, con sólo desplazar el pestillo, pues no está cerrada con candado.

Como la práctica de llevar allí a los perros se ha consolidado, nuestro Consistorio ha colocado un cartel en el que advierte que quien no recoja la caca de su perro se arriesga a una sanción de hasta 500 euros. Pero la advertencia no parece impresionar a los usuarios más montaraces, que han llenado la parcela terriza de cagajones caninos.

La basura, mientras tanto, se ha hecho fuerte en este terreno alargado, que linda con un parque infantil que ayer lunes estaba siendo reparado. No parece la mejor de las compañías para un parque infantil un parque canino en un solar abandonado.

Pero también hay que pensar en los animalitos, que tienen como lugar de asueto este espacio sin agua que echarse al coleto y que en buena parte está invadido por ortigas y hierbas secas, ideales para que el perro tenga que visitar al veterinario.

Esta parcela, precisamente, es la que en la primavera del año pasado un grupo de vecinos de Lagunillas proponía como parque canino, para no tener que utilizar la reconvertida plaza de calle Esperanza.

Pero hablaríamos, claro, de un parque canino en condiciones, como mínimo con una fuente y con la 'siega' previa de todos los hierbajos secos y arbustos de rápido crecimiento como los ailantos, que ya llegan a la calle Diego de Siloé, varios metros por encima de calle Chaves.

Sería, en suma, una ocasión perfecta para adecentar esta parcela olvidada. Y si además instalan accesorios de entrenamiento para perros eso sería ya el no va más.