La línea que diferencia un varadero de un vertedero náutico puede ser tan difusa como el horizonte que separa el cielo y el mar una mañana de agosto. Si a lo lejos el grupo de barcas forma una de las estampas más marineras de la ciudad, en las distancias cortas la arena también es el cementerio de una flota y unos aparejos que nunca volverán a la bahía. Sobre el papel, el caos y alguna falsedad documental. La operación Amaya, denominada así para homenajear a la intérprete y a la canción que representaron a España en la edición de Eurovisión de 1982, ha sido desarrollada por la Jefatura de la Policía Local del Distrito Este en estrecha colaboración de la Capitanía de Málaga y la Comisaría de la Policía Nacional de El Palo para sacudir las alfombras de los seis varaderos localizados en Pedregalejo, calle Quitapenas, plaza del Padre Ciganda, calle Banda del Mar, playa del Dedo y PedregalejoLa Araña con un resultado revelador. El informe, cuyo objetivo es verificar la documentación y el estado de los botes, ha contabilizado 114 embarcaciones matriculadas de las que casi la mitad no se ha identificado a los propietarios; 78 que deberían estar matriculadas y no lo están; otros 25 artefactos flotantes como hidropedales, tablas o veleros de los que muchos no tienen dueño conocido; 24 embarcaciones y objetos en estado de abandono y 33 tornos sin demasiado uso. El Ayuntamiento ya ha retirado algunas embarcaciones abandonadas y otras o con el permiso de sus propietarios. Y tirando del hilo, la Policía Local ha detectado graves irregularidades que hasta el momento han provocado que la Policía Nacional haya detenido a cuatro personas por falsear o duplicar las matrículas de las embarcaciones que tenían en estos puntos del litoral este. Según ha podido saber este diario, una quinta persona vinculada con la pesca ilegal está siendo investigada por motivos similares.

Pesquisas

Una de las investigaciones se inició una tarde de finales de marzo en el varadero de La Araña. Los agentes detectaron durante la inspección que dos pequeñas embarcaciones que estaban unidas por la misma cadena de un rulo de arrastre lucían la misma matrícula. Tras ordenar el almacenamiento de las embarcaciones y realizar la correspondiente consulta a la Dirección General de la Marina Mercante, esta constató que ese indicativo correspondía a una barca propiedad de un vecino de El Palo. Poco después, este hombre se presentó en la Jefatura para reclamarlas y reconoció que a una de ellas le había puesto el mismo conjunto alfanumérico de la original porque esta era ya muy antigua. Con todo el informe del caso trasladado a la Comisaría de la Policía Nacional de El Palo, estos constataron la irregularidad y detuvieron al propietario por un presunto delito de falsedad documental.

También el 27 de marzo, los policías locales comprobaron que entre las barcas del varadero de la calle Quitapenas había una cuyo nombre y matrícula coincidía con otra que habían visto días antes en la zona de varada de la plaza Padre Ciganda, por lo que ambas fueron trasladadas a dependencias municipales. A principios de abril se presentó en sede policial el que decía ser el dueño de la embarcación retirada en Quitapenas. El hombre presentó un contrato de compra de la misma y declaró que desconocía quién podía ser el propietario de la otra barca. Días después, tras presentar documentación de la Capitanía de Algeciras que avalaba su propiedad, fue a recoger su embarcación y aseguró que la otra embarcación también era suya y que quería vendérsela al propietario de un chiringuito para que la usara como espetero. Finalmente, la Policía Nacional también le comunicó su detención por un presunto delito de falsificación documental.

Más complicada fue la investigación iniciada a raíz de dos embarcaciones con matrículas sospechosamente parecidas. Una de ellas estaba en La Araña y la reclamó un hombre que presentó documentación de la misma y aseguró que un familiar fallecido se la había dejado. Sin embargo, los policías locales siguieron trabajando tras comprobar que una barca del varadero de Quitapenas lucía una matrícula muy similar. Ante la sospecha de que una, otra o ambas fueran falsas, llegó el turno de la Capitanía, desde donde informaron que ninguna se ajustaba a los estándares. Durante la investigación, que incluyó gestiones con propietarios de matrículas similares en Lloret de Mar (Girona) y Fuengirola, los agentes comprobaron que ambas barcas amanecieron en días consecutivos sin matrículas. La placa de madera de la de La Araña fue retirada y la de la barca de Quitapenas, borrada con pintura blanca. Días después, esta última mostraba una nueva identificación que Capitanía no vinculaba ni con el supuesto propietario. Finalmente, con toda esta información, el primero fue finalmente detenido por la Policía Nacional, al igual que el propietario de la barca que lucía una nueva matrícula, que también fue localizado.