La Autovía del Mediterráneo, la transitada A-7, con más de 1.300 kilómetros de recorrido, dibuja toda la costa oriental y suroriental de la Península Ibérica, desde Algeciras hasta Barcelona. A su paso por Málaga, concretamente 5 kilómetros entre Estepona y San Pedro Alcántara, esta red viaria figura como el tramo más peligroso de España para las motocicletas, según el último informe EuroRAP, un programa europeo de evaluación del riesgo en carretera.

Entre los kilómetros 169,1 y 174,2, el 63,3% de los accidentes afectan a este tipo de vehículos. El año pasado, este tramo registró hasta siete accidentes graves con implicación de motoristas.

En esta línea, el estudio apunta también a la MA-20, en su extensión desde el Martín Carpena hasta su unión con la hiperronda, como otro segmento vial donde el riesgo de accidentes con implicación de vehículos de dos ruedas es muy elevado.

Este informe establece como carreteras de alto riesgo para los ciclomotores y las motocicletas las vías de alta capacidad con elevado tráfico de vehículos, así como las carreteras convencionales, en entornos montañosos, con cambios de rasantes y muy recorridas por las motocicletas los fines de semana.

En este sentido, la Consejería de Fomento ha invertido más de 1.800.000 euros en la instalación de barreras de seguridad y la implantación de protectores en la red autonómica de carreteras, en ejecución ahora en Málaga y Cádiz.

Concentración de accidentes

El Ministerio de Fomento destaca dos Tramos de Concentración de Accidentes (TCA) en la provincia de Málaga.

El primero de ellos se ubica en la A-7, entre los kilómetros 171 y 172, a la altura de San Pedro Alcántara, una zona con un tráfico intenso, y en la MA-20, justo en el falso túnel de Carlos de Haya, provocado principalmente por el desvío del carril derecho hacia la avenida Valle Inclán.

Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en este último caso, los accidentes suelen percances leves, producidos por alcances entre los vehículos que se van colocando en el carril del desvío.

Asimismo, el estudio de EuroRAP calcula que el 5% de las carreteras andaluzas son de riesgo elevado generalizado, lo que suponen unos 153 kilómetros de vía en los que hay que extremar las precauciones al volante.

De los tres tramos de alto riesgo vial en Andalucía, uno de ellos pasa por Málaga, los dos restantes pertenecen a las provincias de Sevilla y Jaén.

En la provincia malagueña, ese tramo peligroso se sitúa en la N-340, entre los kilómetros 296,4 y 312,9, y que se extiende desde el municipio de Nerja hasta el límite con la provincia de Granada.

"Cometer un error en la carretera no te puede criminalizar"

«El chasis somos nosotros, y nosotros apenas absorbemos energía». Así ejemplifica la arriesgada exposición de los motoristas en caso de accidente, José Carlos Toribio, director del departamento de Seguridad Vial de la Unión Internacional para la Defensa de los Motoristas (IMU), una ONG que vela por los derechos de estos conductores.

«Si nos fijamos solo en los resultados de los siniestros nos damos cuenta que el nivel de mortalidad en los motoristas es altísimo. A esto tenemos que añadir algo: cometer un error en la carretera no te puede criminalizar con una amputación o con una muerte. Eso lo reconoce la Organización de las Naciones Unidas... La carretera tiene que ser capaz de perdonar el error humano», explica Toribio, en alusión a los quitamiedos, quien asegura que, en lo que llevamos de año, han fallecido más de 230 motoristas en las carreteras españolas y que en muchos casos las irregularidades en cuanto a los estados de las vías incumplen la ley.

Sobre los guardarraíles, Toribio los define como un «derecho» que tiene que proteger a todos los conductores de la vía. «Los guardarraíles salvan muchas vidas de usuarios de coches pero destrozan las vidas de ciclistas y motoristas. Tenemos que compensar esa forma de salvar vidas también para motoristas», relata.

En este sentido, Juan Carlos Toribio apunta a unos dispositivos de protección para los quitamiedos que, según cuenta, es un procedimiento existente desde 2004 y ronda entre los diez y los veinte euros por metro lineal. «Si por 15 euros hemos salvado la vida de un motorista pues a lo mejor es que no existe justificación ninguna para no protegerle cuando estamos hablando de un homicidio selectivo por imprudencia, que es como lo calificamos nosotros», afirma rotundo Otras medidas como asegurar la anchura funcional de la carretera, en torno a los tres metros por carril; la supresión de curvas de radio decreciente, conservar los elementos de señalización y además, investigar en profundidad los fallecimientos de los motoristas son fundamentales para garantizar su seguridad.