Por evidencia científica y los beneficios demostrados, la lactancia materna atraviesa un momento de reconocimiento; una época dorada que se traduce en extender aún más esta práctica y normalizar el acto de amamantar. En plena semana mundial de la lactancia materna, la doctora Affumicato disipa dudas, rompe mitos y expone las barreras aún por superar.

-La lactancia materna vive un boom en los últimos años, ¿qué ha pasado?

-Lo que debería haber pasado hace unos años; se ha vuelto a lo mejor y, además, el ahorro es muy llamativo en cuanto a enfermedades y el absentismo laboral ya que los protege a nivel infeccioso. El ahorro es generalizado pero no se mira a largo plazo, detrás de la leche materna no hay tantos intereses económicos como en las fórmulas. Ha habido mucho movimiento por parte de los grupos de apoyo a la lactancia materna y poco a poco las instituciones están apoyándolo. La gente se ha despertado y ya saben que la mejor alimentación para un recién nacido es la leche materna. Hasta hace no mucho hasta los pediatras apoyaban la fórmula, que también ha permitido que para niños que no podían recibir leche materna sea una opción.

-Es la primera vacuna para los niños, un seguro de vida, según muchos expertos. Para quien no lo sepa, ¿qué supone?

-Es una sustancia viva y en cuanto a inmunidad previene de infecciones. En el caso de los prematuros, reduce la mortalidad por las mismas razones. Un niño que toma leche materna durante su primer año de vida reduce las infecciones respiratorias, gastrointestinales, otorrinolaringólogas, sepsis e incluso las alergias, otro de los grandes paquetes cada vez más presentes. En cuanto a los beneficios emocionales, hay que tener en cuenta que el recién nacido es un pequeño mamífero y a nivel instintivo tomar leche no es solo alimento, es seguridad, consuelo... Un bebé que toma leche materna es un adulto más sano y con menos riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad.

-¿Y para la madre?

-Reduce el desarrollo de ciertos cáncer, el de ovarios y mama, además de la osteoporosis en la menopausia. Una madre que da el pecho se recupera antes del parto a nivel de peso y anemia. Además, es muy impactante a nivel económico. Hay estudios en EEUU que dicen que el ahorro es tremendo en enfermedades maternas. En cuanto a las familias, con respecto a las fórmulas, estaríamos hablando de un ahorro de unos 1.500 euros al año.

-La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la leche materna en exclusividad los seis primeros meses. ¿Están claras estas indicaciones?

-Puedo ser muy clara diciéndole a las madres barra libre de pecho; algunas lo tienen claro y otras no, pero lo realmente importante es el apoyo que tienen porque si en tres meses se tienen que incorporar al trabajo, no podemos decirles exclusividad y a las 16 semanas obligarlas a que se vayan a trabajar. Además, no hay estudios que definan el momento ideal del destete, no hay indicaciones y nadie se puede meter en ello.

-¿Es compatible la lactancia materna a demanda y exclusiva con el trabajo?

-Es difícil y depende mucho del tipo de trabajo. Se puede amamantar en un entorno laboral propicio, que tenga un espacio seguro, privado e higiénico. Hay madres que pueden conseguirlo pero para otras muchas es casi imposible e incluyen la comida alimentaria o hacen un banco de leche, para dar cuando no están, con el biberón. Hay bebés que hacen lo que se conoce como «huelga de hambre» y no comen. Esperan a que llegue la madre y están toda la noche comiendo.Es un doble trabajo para la madre. Por todo esto, el mensaje de exclusividadpero a las 16 semanas hay que incorporarse -al trabajo-es un mensaje contradictorio.

-¿Qué cosas están pendientes aún en relación a la lactancia?

-Hay muchas pero las resumiría en tres. A nivel de instituciones se debería aumentar la baja a seis meses y que los permisos de lactancia duraran más tiempo. A nivel sanitario tendríamos que concienciarnos y formarnos más en lactancia materna para apoyar a la madre en los hospitales y centros de salud, es muy importante que exista una coordinación. Por último, a nivel comunitario tenemos que normalizar la lactancia materna, se sigue escuchando que a madres se les obliga a salir de un museo o se les dice que se tapen cuando están amamantando. Es algo ilógico y antinatural. Además, veo que la cultura del biberón está muy normalizada y no hay mensajes televisivos o películas infantiles donde se vea una madre dando el pecho. Por otro lado, no debemos culpabilizar a la mujer que no quiera dar el pecho, tenemos esa suerte y libertad. La mujer debe estar informada pero no hay que convencer a nadie y no se debe juzgar.

-Entre un mes dando el pecho o el tiempo que sea, por poco que parezca, o nada, ¿con qué se queda?

-Entre eso y nada, eso. Aunque la lactancia sea corta o mixta, siempre es mejor. Es un regalo.

-¿Cuáles son los principales mitos que giran en torno a este tema?

-La más llamativa es «tu leche no es buena o no vale ni engorda». La leche de una madre es la leche para ese niño y si se estudia, cada leche es diferente y esa es la perfecta para ese niño. Incluso modifica en un mismo día sus características nutricionales. Otro mito falso es «ya no tienes leche». Cada tres o cuatro semanas se produce una crisis de crecimiento y el niño es más demandante por lo que necesita comer más. Para que la madre produzca más leche, el niño estará enganchado más tiempo. En ese momento hay que tranquilizar a la madre. Van a ser unos días los que necesita para generar más cantidad pero ya está. Esto es importante porque en esos periodos se suelen introducir los biberones y se acaba destetando a los niños.

-Mastitis, dolores o grietas son algunos de los problemas que enfrentan las madres. ¿Se pueden solucionar estos problemas o es motivo de retirada?

-En general son salvables pero tiene que tener un apoyo por parte de los profesionales que sepan cómo tratarlo. Los primeros días están en el hospital y los profesionales saben cómo actuar. Con una mastitis no hay que interrumpir la lactancia, el mejor tratamiento es vaciar el pecho y el mejor vaciador es el niño, pero a partir de la salida del hospital, se puede consultar a las matronas del centro de salud o los grupos de apoyo a la lactancia siempre que sean cosas menos «médicas».

-¿Está preparada la sociedad para ver un niño que no es un bebé ya siendo amamantado?

-Hay estudios en países del tercer mundo y el destete natural acontece entre los 3 y 8 años de edad. Aquí se da un año y ya hablamos de lactancia materna prolongada. El destete tiene que acontecer cuando a madre lo desee. Sí que puede suceder que cuando el niño tiene entre los 8 y 10 meses rechace el pecho, pero es temporal ya que está en un momento de descubrir y con muchos estímulos. Hay que enseñar a la madre cómo darle el pecho en ese momento; a oscuras y sin estímulos. Pero no, la sociedad no está preparada para ver un niño de cuatro años en el parque jugando y que de repente tome el pecho, ni los pediatras. Es cuestión de normalizarlo e igual si se empezara a ver en los medios no chocaría tanto. Se hará poco a poco, seguirá cambiando y mejorando para que la madre tenga la libertad de ser ella quien decida y no se sienta observada ni juzgada.