La Diputación de Málaga cesó la pasada semana de forma fulminante al hasta ahora director técnico y jefe del Consorcio Provincial de Bomberos (CPB) de Málaga Julián Moreno, que apenas ha alcanzado un año en el cargo al que accedió durante la etapa como presidente del ente supramunicipal de Elías Bendodo y el hasta hace poco máximo responsable del consorcio, Francisco Delgado Bonilla. Según fuentes del consorcio, el cese ha sorprendido en el colectivo tanto como el hecho de que el nuevo equipo que lidera Francisco Salado no haya nombrado hasta el momento un sucesor en un puesto tan importante y en plena campaña de máximo riesgo de incendios forestales. La ausencia de este cargo hace que las decisiones más importantes ante una emergencia recaiga en un oficial de zona o, lo que es más preocupante, en un cargo político. Por su parte, fuentes de la Diputación dicen que está previsto que se nombre a un nuevo director y que mientras ese nombramiento no se produzca se mantendrá a los cinco coordinadores de área bajo la supervisión del coordinador de Ronda.

El encargado de comunicar a Moreno el cese fue Manuel Marmolejo -actualmente diputado responsable del CPB y que ya fue gerente de esta entidad años atrás-, quien al parecer transmitió verbalmente a principios de semana a Moreno que la decisión se ha tomado por «motivos objetivos» y no políticos, aunque las fuentes consultadas apuntan a una purga interna para eliminar cualquier vestigio relacionado con el antiguo presidente del consorcio Delgado Bonilla.

El rostro de Julián Moreno y el escudo del CPB dieron la vuelta al mundo el pasado mes de enero durante los trabajos para rescatar al pequeño Julen del pozo de Totalán. Los efectivos del consorcio estuvieron presentes en los trabajos desde el primer hasta el último día dirigidos por Moreno, que además fue el diseñador de la cabina en la que descendieron los mineros asturianos para cavar el túnel que llevó hasta el pequeño e incluso recibió del Ministerio del Interior la medalla al mérito de Protección Civil en la categoría de plata con distintivo azul por su aportación al rescate. Sin embargo, los que han trabajado con él reconocen que durante su gestión el CPB de Málaga no sólo ha conseguido un mayor reconocimiento a nivel nacional como servicio, sino que ha devuelto la paz laboral al colectivo gracias a su cercanía con el operativo, al reparto equitativo de la carga de trabajo y servicios extraordinarios, un mejor y mayor equipamiento y una amplia formación para todo el colectivo, una de las grandes carencias de este cuerpo en los últimos años.